Finalmente, la alegría de la mayoría de los vecinos de la ciudad por la ordenanza que dictó en su última sesión del 21 de diciembre pasado el Concejo Deliberante de nuestra ciudad, duró hasta la Nochebuena.
Si bien aún esta normativa no está en vigencia, porque falta la promulgación de la misma, desde el Ejecutivo municipal, era de esperar que prevaleciera la sensatez y disminuyera notoriamente la utilización de la pirotecnia sonora.
Lamentablemente no fue así y, su uso y abuso fue sufrido en la ciudad, aun durante toda la jornada del lunes 25.
Indudablemente será ardua la tarea de concientización sobre los daños que pueden causar, no solo en los animales, sino también en las personas que padecen alguna enfermedad o discapacidad que sufren tremendamente estos estruendos.
Más allá de las sanciones que deba ejecutar el Estado, la sociedad debe condenar estos hechos, para ir aislando a quienes insistan con este tipo de festejo antisocial y vayan quedando en evidencia sus conductas en perjuicio de todos, con lo cual seguramente irán reflexionando al respecto.