Por Javier Orellano, corresponsal de Rojas Ciudad en Junín
El ex intendente de Junín, Mario Andrés Meoni, volvió a la exposición pública luego de un largo tiempo. En una extensa entrevista habló de todo y de “todos”, con un marcado optimismo respecto al futuro del grupo político que integra, el cual dejó a algunos viejos integrantes en el camino.
https://t.co/3JJWkeK0Yq@mariomeoni 💪👏
— Luli (@DuranBeleen) 31 de agosto de 2018
Al respecto, Meoni consideró que “el alejamiento más fuerte, al menos para mí, fue el de Malena Baro que arrancó con nosotros en 2003, creció durante todo su proceso político y obvio que su apertura dolió, porque yo tengo un afecto personal. Es una persona capaz, muy inteligente y se trata de una pérdida importante, pero bueno, son las circunstancias de la política”.
Reconoció, sin embargo, que “Roberto Costa (NdR: marido de Baro) era el jefe de bloque de senadores de Cambiemos y ella senadora del Frente Renovador (FR), era casi natural que terminen los dos haciendo lo mismo en términos políticos. Considero que era nada más que eso. Igualmente no tengo ningún problema personal con ninguno de los dos, sólo se trata de diferencias políticas”.
— ¿El grupo se desintegró mucho?
— No. Perdimos algunos militantes, que también eran amigos, que se fueron el año pasado. Otros, como Andrés (Rosa), que no entendí muy bien cuál fue su razón para irse. Quizás el veía “negras” sus expectativas en el FR para 2019, pero hoy la realidad política volvió a cambiar.
Creo que se apresuró en ese sentido, pero considero que cada uno debe hacer lo que le parezca. Yo nunca voy a dejar de hacer política ni me voy a sentir mal porque alguien se vaya o cambie de bando. Eso es parte de la política. Yo mismo en algún momento rompí con un grupo, construí otro y después volví a unirme con esa gente.
— A propósito, ¿cómo te llevás con Damián Itoiz?
— Hace mucho que no hablamos pero tengo una muy buena relación. Además, le guardo mucho afecto desde lo personal. Siempre fue un dirigente muy valioso. El último encuentro fue en un supermercado y charlamos “changuito” de por medio.
— Hace poco encabezaste un homenaje a Leandro N. Alem en Junín y en el discurso remarcaste que el líder radical había cambiado varias veces de grupo político. Prácticas que aparecen de modo común en los ’90 con alianzas y frentes varios hasta nuestros días. ¿Cuáles son los límites ideológicos que debiera haber en estas asociaciones?
— Precisamente, el límite es el que marcaba (Raúl) Alfonsín, el de las ideas, la ideología. Seguir espacios políticos. Los que se han ido corriendo son los partidos detrás de los cargos y los dirigentes van detrás de eso. Alfonsín marcaba una cuestión ideológica con (Mauricio) Macri.
Para él eso era la “derecha”, un partido que no iba a gobernar para las mayorías, entonces lo consideraba un límite. Alem fue cambiando de partido cuando dejaban de perseguir los ideales que él perseguía. Hoy lo que hace falta reconstruir son ideologías, ideas.
Nos encontramos muy cruzados en todos lados entre gente con origen en el radicalismo y el peronismo. Dirigentes como Leopoldo Moreau, que son kirchneristas. Otros, como una hija de Moreau (Cecilia) que está con Sergio Massa.
Gerardo Morales era un alfonsinista fiel y está siguiendo a Macri. Alfredo Cornejo y Julio Cobos, que junto a nosotros apoyaron a Néstor Kirchner, hoy también acompañan fuertemente al Presidente de la Nación. Lo que veo allí son incongruencias en términos ideológicos.
— Hablamos de un marco ideológico fuera del poder como ahora es tu caso, pero ¿cuánto se puede mantener la ideología cuando estás en el poder?
— Es cuando más la tenés que cumplir.
— ¿Pero se puede?
— Sí. Nosotros, con la Concertación Plural, acompañamos a Néstor Kirchner con las ideas que había planteado durante cuatro años de mandato. Mejoras en la Justicia a través de cambios en la Corte, una mirada de inversión en infraestructura hacia las economías regionales, eso me llevó a acercarme.
Durante el conflicto con el campo se fractura la sociedad, se resintieron las instituciones y el diálogo. Después de ahí hubo un desmadre en términos ideológicos. Se convirtió en un “si estás con el gobierno, tenés recursos, y si no, no”.
Yo, en los 12 años de gestión, siempre traté de aplicar la lógica de un gobierno con ideas y esa idea era que la gente con menos recursos pudiera vivir mejor. Llegar con infraestructura, mejorar los espacios públicos porque eran lugares comunes para que accedan todos.
Se debe gobernar con ideología, tal vez las campañas deban ser más pragmáticas. Al fin y al cabo se busca atraer gente de distintos sectores para poder ganar.
— Precisamente, el gobierno actual llega tirando por tierra las ideologías y habla de diálogo, compromiso, opiniones diversas. Cosa que no ocurrió en dos años y medio, aunque la gente haya “comprado” ese discurso.
— Sí. Igualmente yo creo que una cosa es lo que pueda pensar la sociedad y otra es lo que piensen los dirigentes en determinado momento. La gente no tiene por qué estar comprometida con una ideología, lo que quiere es vivir mejor. Lo que hace es buscar al dirigente que le ofrece lo mejor y nada más. Este gobierno hizo un abuso de eso y aplica una política de la ficción permanente.
Para mi Cambiemos es como una franquicia de McDonald’s, funciona en un lugar de una determinada manera, desde ahí se baja el libreto y funciona en todos lados igual.
En cada ciudad tenemos un jefe que administra el local y nada más, y yo creo que el problema que tienen, en cuanto a ideología y no lo expresan en términos políticos, es que promueven el fortalecimiento de grupos económicos, la concentración de la economía. Proponen un fortalecimiento agroindustrial que, al fin y al cabo, no lo es porque enfrentan a la industria con el agro.
Entonces, la gente está cansada de que la política no le dé respuestas y eso ocurre desde hace 25 años, salvo breves lapsos durante el menemismo o parte de los gobiernos de Néstor o Cristina.
Cambiemos usa esta política de ficción, que no es más que la “foto del día”, y esa acción sirve para publicar; si eso sirve o si continúa, si mejora o no la calidad de vida de la gente no importa.
Porque lo que buscan es “la foto del día”, ninguna otra cosa y así son también las consecuencias que estamos teniendo por estar haciendo durante dos años “política ficción”, porque ésta no cambia la realidad. Lamentablemente, hoy hay una situación muy grave y que será peor en los próximos meses, todo por haber hecho política ficción.
— A esto lo denominás “política ficción” y antes fue “relato”. ¿Cuál es el parentesco entre ambos?
— Creo que es lo mismo. Antes había un discurso de mayor ideologización de lucha contra poderes y demás y con eso se atraía a parte del electorado. Ahora atraen a la otra parte. Se dirigen a dos grupos distintos, de distinta forma, pero tienen la misma lógica respecto a cuánto cambia la realidad. Lo que les importa es retener al electorado.
— Casi un acto suicida
— Me parece que ese es el gran error. Porque las cosas se pueden hacer bien. Tal vez es más dificultoso y lleva más tiempo, pero hoy tenemos gente que no cree en uno ni en otro relato, está en el medio esperando que aparezca algo distinto que le pueda ofrecer una salida real.
Y después termina volcándose para un lado u otro a dos meses de la elección, que es lo que pasó con Macri, que ganó en los últimos días por descalificación de los funcionarios de Cristina, pero no por más que eso. La gente termina decidiendo sobre la marcha.
— Frente a estos dos escenarios, ¿en qué lado te parás?
— En ninguno. Por eso hemos perdido Junín, hicimos una mala elección pasada. Por eso tal vez el año que viene nos vuelve a ir mal. Prefiero quedarme defendiendo una posición política, ligada a la tranquilidad de sentirme cómodo haciendo lo que hago.
Con un dirigente (Sergio Massa) que tiene virtudes y defectos como todos, pero que para mí es un “buen tipo” y quien, en el trato cotidiano, me genera una confianza distinta a la que me generó Macri cuando hablé con él o cuando hablé con Cristina.
Además, de poder tener la posibilidad de tener a alguien con quien discutir, decir las cosas que me gustan y las que no me gustan, sin que se ofenda. Eso me da tranquilidad de hacer política en este tiempo y, la verdad, apuesto a eso.
— ¿Esperás una concientización política del electorado?
— Creo que muchas veces le pedimos demasiado a la gente cuando somos nosotros quienes tenemos que demostrarles que el camino mejor es otro, sin tironearlo acerca de la “grieta”, los diferentes lados de esa grieta, es algo fastidioso.
Por eso espero que la gente –naturalmente- cuando se canse de la política ficción y del relato, vaya a buscar una opción distinta y en ello probablemente encuentre a un moderado. Alguien que sea más racional y que venda menos ilusiones pero que te lleve por un camino más cierto.
En ese camino creo que está Massa, un buen dirigente, con buenos equipos, que está formado y tiene una capacidad fenomenal para interpretar las necesidades de políticas públicas para llevar a cabo; aspiro a eso y espero que sea el próximo camino.
Parece un horizonte lejano, pero pongo como ejemplo 2014, cuando Sergio era el gran candidato hasta enero 2015, cuando empezaron a sucederse operaciones políticas contra Massa tanto del oficialismo en aquel entonces como de Macri. Intentaron hacernos desaparecer y apareció el actual Presidente.
Tal vez ahora se retome el camino de buscar una tercera opción. Para mi esa opción es Massa, para la gente podrá ser otro dirigente de otro partido.
Arranque de campaña
— ¿Por qué Massa está tan callado, políticamente hablando?
— Estuvo abocado a estudiar, analizar la situación del Estado. Cómo se iba desarrollando el gobierno en estos meses, las consecuencias de lo que venía. Empezar a pensar cosas para el futuro. En ese sentido creo que ha avanzado y no va pasar mucho tiempo más para que vuelva al ruedo.
— ¿Y Mario Meoni?
— Yo hablo si me llaman (risas). Hoy tengo un rol político distinto, el de sostener nuestro espacio político en Junín, trabajar en una institución bastante compleja (como Director del Banco Provincia) y por momentos complejo para el sistema financiero, así que estoy muy abocado a mi trabajo que, por otra parte, me gusta mucho.
— ¿Este período de menor exposición pública te permitió hacer autocrítica?
— Soy bastante autocrítico. Lo que no soy es de autoflagelarme. Hay cosas que podría haber hecho distinto y otras que, a la luz de la gente, pueden parecer errores, pero para mí eran inevitables, cosas que se pueden hacer sólo de una manera, debido a las circunstancias.
Hay cosas que no se hicieron por cuestiones presupuestarias y otras que hoy son parte de la política ficción que me negué siempre a hacer, y que me sigo negando, como son las inauguraciones. Yo no inauguraba nada y hoy inauguran hasta un semáforo.
En nuestro gobierno se hicieron 600 cuadras de asfalto, 1000 cuadras de cordón cuneta en todos los barrios, kilómetros de red de gas natural a la que ahora se conecta la gente porque estaban hechas.
Se construyeron 500 viviendas o más a través del Plan Federal, más otras 200 y no hicimos inauguraciones. Creo que inaugurar una obra es un hecho muy particular y me critican no hacerlas, pero la gestión es hacer cosas y me sigo preguntando si corresponde hacer una inauguración.
— Sin embargo, en los últimos tres años de gestión te alejaste bastante de la gente. ¿Tal vez buscando dar un salto en la política fuera de lo local?
— No creo que haya sido así. Eso es parte de mi autocrítica, es probable que me haya alejado pero no de la gente porque siempre seguí yendo al supermercado que es una forma de vinculación, también fui a los barrios. Lo que dejé de hacer es hablar con las instituciones.
Llega un momento en que –tal vez sea un error- uno se cansa del ida y vuelta de las instituciones, porque hay algunas que no tienen la idea de buscar una mejora para el sector sino que se trata del protagonismo de sus autoridades. Y no sé si era válido sentarme otra vez con alguien que busca un protagonismo para sí, algo que me pasaba muchas veces y es cansador.
Tal vez sea parte de la política ficción que hay que llevar adelante, pero no lo sé. Tal vez logre corregirlo si tengo otra oportunidad. Y con respecto a dar un salto político, no era eso.
— Pero hubiera sido legítimo
— Sí, los dirigentes muchas veces lo pensamos, pero no fue mi caso. De haber estado interesado en alcanzar otro nivel político, en lugar de poner recursos publicitarios a nivel local los hubiera puesto en los medios nacionales que te garantizan aparecer, estar en televisión. Yo cuando hablaba en televisión era porque estaba con Cobos o por los conflictos que tenía en Junín de seguridad.
— Como la pueblada de 2013. ¿Tuviste tiempo de analizar el hecho?
— Fue el momento más difícil que viví. Lo digo desde el dolor personal. Fue un momento muy duro y muy feo. El hecho de la consecuencia de dos muertes (Ndr: Karen Campos y Olga Aida Acedo), una atrás de otra y después sentirte indefenso frente al accionar de un grupo de 30 personas, que hasta el día de hoy estoy convencido de que se juntaron políticamente para hacer ruido.
Una cosa es la queja y movilización natural de los vecinos que era genuina y estaba. Pero hubo gente que hizo los desmanes.
Yo me estaba haciendo cargo de la ineficacia de la policía de la provincia de Buenos Aires y no poder tomar decisiones a pesar de los jefes de Junín con los cuales había “buena onda”, pero teníamos un Ministerio (de Seguridad de la Nación), que no nos daba bolilla.
Me pasó de hablar con (Sergio) Berni y escuchar que me diga “no te mando nada porque vos criticaste a la ministra por los medios”, y castigaba a toda la ciudad porque yo había dicho que le pedíamos ayuda a la ministra y no nos contestaba. Para ellos era una ofensa terrible.
Igual fue un momento enriquecedor en lo personal porque uno sabe que si puede enfrentar una situación así, entonces puede superar cualquier cosa. Hay dirigentes que después de pasar algo así han dejado la política y no volvieron nunca más.
Sin embargo, nunca pensé en eso, si bien después de dos años perdimos la elección, creo que seguí trabajando a full y con muchas ganas y si tuviera que volver a hacerlo lo haría.
Fue un momento duro porque tenía mis hijos muy chiquitos pero entendían lo de las movilizaciones; aun así creo que me sirvió de aprendizaje.
— ¿Eso llevó a que tuvieras custodia?
— No, nunca tuve custodia, salvo un par de veces por amenazas y era ordenada por los fiscales a pesar de que yo no la quería. La custodia no sirve para nada, si te van a hacer algo te lo harán con o sin custodia. Además, me daba lástima por el personal que tenía que estar parado doce horas frente a una puerta.
— ¿La custodia entonces no es obligatoria? Porque el intendente Pablo Petrecca tiene custodia permanente en su casa.
— No es obligatoria y no sé por qué tiene custodia. Si alguien me quiere hacer mal, con dos personas en la puerta no alcanza. A veces es más para decir “yo soy la autoridad”, ya que en términos de seguridad no lo considero efectivo.
Tema “cuadernos”
— ¿Cómo evaluás los hechos que se investigan sobre presunta corrupción durante tu gestión?
— Siempre se lo dije a la gente que está a mi alrededor y a mi familia: yo estoy muy tranquilo y pueden investigar todo lo que quieran porque yo sé lo que he hecho.
La verdad es que hay una sola causa y es la del Grupo Junín, por el estado público que tomó. Lo que creo que ha habido ahí es un desorden administrativo importante. Creo que nadie ha tenido mala fe.
Lo que se imputa es acerca de un afiche del que se pagaron algo de 90 a 100 mil pesos y eso no es así porque la imprenta que hizo eso es Ediciones Río de la Plata que es propiedad del Grupo Clarín y nadie podría imaginar que yo podía ir a hacer algún negocio poco claro con este grupo y a este nivel. Después hay otras cosas que tienen que ver con los directores o empleados de la empresa.
Lo cual suena más a desorden administrativo que a otra cosa. De todas formas, el fiscal (Javier Ochoaizpuro) está trabajando e investigando y cada uno se hará responsable de lo que le corresponde.
— ¿A vos no te llamaron a declarar?
— No, es lo que decíamos del Mc Donald´s. A nivel nacional había corrupción con Cristina, entonces había que poner la agenda acá también. La consigna era “denunciemos, no importa a quién, denunciemos”. Se escribieron muchas cosas, pero habrá que probarlas.
— ¿Podés asegurar que no hay “cuadernos” en Junín ligados a tu gestión con la obra pública?
— No, no hay. Las empresas con las que trabajábamos siguen haciéndolo y ganan licitaciones. Lo único que hubo fue la investigación del camino al balneario donde en un tramo de cuatro kilómetros había falencias en 200 metros. Algo propio de cualquier obra. Así que no hay nada.
Se habló mucho, pero lo cierto es que tengo mi casa que compré en el año 98 con un crédito del Banco Provincia que recién terminé de pagar. Luego compré un terreno lindero.
Tengo salarios extraordinarios desde hace muchos años y ahora sumé una camioneta 2014 que tienen un valor fiscal de algo más de 300 mil pesos. Eso es todo lo que tengo. Tampoco mis allegados familiares son ricos ni mucho menos, la mayoría vive el día a día con mucho esfuerzo.
— ¿Cómo te llevaste con el Tribunal de Cuentas?
— El inconveniente mayor es que la documentación del último año la tiene el actual gobierno y de hecho nos reclaman algunas cosas, como el acta de cambio de gobierno con los balances y todo eso, algo que yo no lo tengo. Pero hemos hecho todas las presentaciones y no tuvimos problemas.
Junín del futuro
— El rector de la UNNOBA, Guillermo Tamarit, en una entrevista con Semanario decía que “Junín debe dejar de llorar por lo que fue y pensar que quiere ser”. ¿Desde tu punto de vista qué quiere o debe ser Junín?
— Tiene que ser la ciudad del conocimiento. Decidir y apostar por el conocimiento.
— Ya hay una base universitaria…
— Exactamente. Y no solamente porque tenemos la universidad. Tenemos institutos terciarios, universidades privadas que dan clases acá, un sinnúmero de talleres e institutos de capacitación, clínicas donde se enseña y otros ámbitos, por lo cual me parece que hay que ensamblar eso para darle una direccionalidad.
Tenemos muchos abogados, contadores, agrónomos, pero después ¿adónde van? Por eso es que hay que hilvanar todo con un proyecto de desarrollo tecnológico que es el camino que debiera seguirse. Incluso para la producción de servicios que son tan valiosos como los bienes.
Con el Polo Tecnológico habíamos avanzado en ese sentido, y trabajando codo a codo con la universidad se puede lograr. Tamarit es una persona que tiene mucha visión de esto y una inteligencia extraordinaria.
También tenemos al sector agropecuario al que le podemos agregar conocimiento para producir de mejor forma. Si a esa capacidad que ya tenemos le agregamos capitales públicos para desarrollar, por ejemplo, las especias como orégano y otras adaptables a las condiciones locales, tenemos cientos de hectáreas ociosas con predios de dos o menos que podrían utilizarse.
Se piensa en la producción, se comienza a trabajar, se perfecciona y uno entonces puede aprovechar las oportunidades ya que el punto principal, el mercado, ya está demandando.
Eso es parte del desarrollo que hay que hacer. La tecnología viene y hay que pensar en cómo reemplazar los puestos de trabajo que vayan quedando en el camino.
Los candidatos
— ¿Qué vas a hacer desde acá a agosto del año que viene?
— Fortalecer nuestro espacio político. Acompañar a todos los dirigentes que tienen aspiraciones a ser candidato a intendente…
— ¿Mario Meoni incluido?
— Sí, incluido ¿Por qué no? Soy parte de un grupo político que no solamente es de carácter local, sino además provincial y nacional y si no soy candidato hay muchas buenas opciones que las reitero: Valeria Arata, que trabaja mucho. Está Santiago Aguiar que ya fue candidato y puede volver a serlo desde nuestro espacio. También hay otros, como Oscar Palma, Maximiliano Berenstein, Patricio Fay.
— ¿Y cómo se decidirá?
— Trabajando. En virtud de cómo sea su vinculación con la gente. Cuánto aporte a la generación de ideas y después entre todo el grupo elegiremos la mejor opción. También está la ciencia política volcada a esto por lo que haremos evaluaciones con politólogos y encuestas.
— Las encuestas te jugaron una mala pasada
— Sí, porque uno piensa que eso es suficiente y la verdad es que la gente dice una cosa, pero está sintiendo otra. Por eso no hay que volcarse tanto a la encuesta cualitativa, que hoy me favorecería a mí, pero porque soy el más conocido no porque sea el mejor, el mejor seguramente está entre los demás.
Pero tenemos muchos candidatos y muchos con ganas de serlo, eso es bueno porque se motivan y todos trabajamos mucho más.
De todos modos, si tengo que ser yo, lo haría encantado. Me apasiona, pero no digo que tengo que serlo porque hay otros que también están trabajando para eso.
Aprender perdiendo
— ¿El haber perdido la elección en 2015 te dejó alguna enseñanza? ¿Cuál?
— La verdad que está bueno perder. Lo digo más allá de las circunstancias. Siempre consideré que no era bueno estar muchos mandatos en el puesto que uno ocupa, porque soy parte de un espacio político.
En esos espacios hay otra gente por lo que no es la suerte de uno sino también de otros. Y uno ocupa roles y a mí me ha tocado ser candidato a intendente cuando en verdad –para mí- tal vez no era lo más sano, así que fue bueno perder. Y lo otro bueno es que también puso de relieve quiénes estaban comprometidos con un proyecto político y quiénes lo estaban con sus cargos. Ese fue un buen aprendizaje.
Por eso hay que pensar con quién trabajar. Para que haya una renovación en los distintos cuadros.
Como ocurrió, por ejemplo, con la incorporación de Santiago Aguiar, quien ha sido una grata sorpresa y que como candidato a Intendente perdió por muy pocos votos, pero más allá de eso es una persona con una capacidad enorme desde lo técnico.
Hay otro como Maxi Berenstein, que ha crecido muchísimo y pudo demostrar en este tiempo su capacidad. Hay casos de dirigentes que también han sido muy valiosos, el caso de Oscar Palma, Romina Massari o Mario Scévola. La verdad que son muchos casos los que en este tiempo que no somos gobierno demostraron su trabajo.
También Pablo Petraglia o Patricio Fay y los jóvenes de Franja Morada que se han consolidado en la universidad e integran nuestro espacio político lo cual es una cantera enorme.
La gestión Petrecca
— ¿Qué opinás de la gestión de Petrecca?
— Le falta mucha imaginación. Me parece que tiene un problema en ese sentido. Más allá de la buena voluntad y de tener en estos tres primeros años un hecho inédito en Junín que sólo lo tuvo Abel Miguel en sus primeros dos años, cuando asumieron Alfonsín, (el gobernador Alejandro) Armendáriz y él, lo que permitió avanzar en Junín en ese momento, nunca hubo un proceso así hasta ahora
Afortunadamente, nosotros habíamos dejado varios proyectos de ingeniería para que se hagan obras y eso permitió que se hagan los desagües de barrio Norte o que se repavimente el camino de Circunvalación porque tenía un proceso judicial que lo obligaba a hacerlo.
Que se haga el Cuadrante Noroeste porque era un proyecto que habíamos armado para la zona norte, incluso que se avance en la terminal aunque vaya lento. Lo cual va lento por culpa de la actual gestión y no por los proyectos público privados. Algo que nos cuestionaban pero terminaron avanzando sobre ello.
Además de eso hicimos un montón de cordón cuneta, dejamos preparado para asfaltar muchas calles y de eso se hicieron nada más que 40 o 50 cuadras. Es una pena que en esos dos primeros años, donde hubo muchos recursos, mucho endeudamiento del país y de la provincia y nuevos fondos volcados para el municipio, se haya desaprovechado.
Hoy sigue con el alineamiento pero con dificultades macroeconómicas muy severas que van a hacer que cambie mucho la relación con el municipio de Junín. De hecho, cuando yo estaba de intendente, los recursos eran 60 por ciento de origen local y 40 de provincia. Hoy son 40 por ciento de lo que paga el vecino de Junín y 60 de la provincia. Frente a los probables recortes de provincia y nación, ese 60 se va a achicar y veremos cómo afrontan esa situación.
Por eso creo que ha faltado imaginación en cosas para hacer y por otra parte lo que ha hecho es no cumplir con nada de lo que prometió durante su campaña electoral. Los otros días quería hacer un chequeo de sus promesas de campaña, y la verdad que no las encontré más en ningún lugar de internet. Lo único que quedó es la idea del transporte público.
— Ustedes algo intentaron también
— En nuestro caso siempre buscamos empresas que se autofinanciaran, además de recibir un subsidio de la Nación. Y aun así nos planteaban que eso no les alcanzaba por lo que el municipio también debía hacer un aporte que era muy importante. En aquel tiempo se hablaba de algo así como medio millón de pesos mensuales, lo cual era mucho dinero.
Eso sería hoy mucho más caro y más aún porque casi desaparecieron los subsidios del orden nacional. Sin embargo, hoy se ha avanzado mucho colocando las paradas, los refugios, las bajadas, con un gasto millonario. Creo que debieron haber esperado tener el colectivo para luego hacer las paradas.
Lo primero es la salud
— Tuviste que atravesar diversas cuestiones estresantes. Hoy, tal vez en una posición más tranquila, ¿cómo está tu salud?
— La cuestión local es muy estresante y mucho más cuando uno lo vive con pasión. Igualmente yo me estreso siempre, aún fuera del poder. Siempre digo que yo tengo muchas limitaciones en lo formativo y en lo personal, pero creo que una de las virtudes es el sentido de la responsabilidad y el estar, estar, estar. Eso muchas veces te lleva a no descansar, a no pensar, a no poder relajarme.
Ese sentido de responsabilidad hace que esté encima de todas las cosas permanentemente
— ¿Y ahora?
— Ahora también. Estoy arriba de las cosas del banco. Tal vez un poco menos que como intendente. Lo que me permite es que el banco es eso y es de lunes a viernes. Por eso disfruto los fines de semana para encerrarme en mi casa para estar con mi familia. Paseamos, miramos televisión, puedo mirar series, leer.
Esto me permite hacer cosas que antes no hacía y si, estar un poco más relajado y mejor de salud. Por lo pronto esto no se traduje en más kilos y me mantengo igual en el peso.