Hace un par de años atrás, cuando el actual intendente, Claudio Rossi, y su secretario de Coordinación y Hacienda, Cristian Ford, eran férreos concejales opositores hicieron un escándalo a una propuesta realizada por el Ejecutivo del entonces jefe comunal Martín Caso, que emanó del titular de Bromatología, Daniel Gallo, hoy ratificado en el cargo por la gestión radical.
En aquel tiempo, Gallo, funcionario de Caso, había presentado un proyecto para iniciar una solución al problema de los bidones de agroquímicos desparramados en los campos, caminos rurales y hasta en la zona urbana de la ciudad y sus localidades.
El proyecto en ciernes consistía en un depósito transitorio en el Corralón Municipal luego de un triple lavado de los bidones, la perforación de los envases y el enfardado de todas las unidades hasta su disposición final en centros especializados que son receptores de estos productos.
En conferencia de prensa, tanto Rossi como Ford pusieron el grito en el cielo argumentando que a pocos metros había un jardín (el 907 de barrio San Martín) y que había muchas viviendas alrededor para armar un centro de disposición transitoria con envases de agroquímicos.
Lamentablemente a esta situación nunca se le dio tratamiento para darle solución y los bidones siguen desparramados por todos lados, por falta de conocimiento de algunos empleados de aplicadores o por alguna otra circunstancia. Hoy Rossi es intendente y Ford su mano derecha, y poco parece importarles el asunto. Como si fuera poco armaron una cartera de Medioambiente que tampoco tiene acciones concretas, sino que es un cargo político más.
Es más, borrando con el codo lo que escribieron con la mano, hicieron del Corralón un verdadero basural a cielo abierto. Habría que avisarles a estos dos buenos muchachos que el jardín 907 sigue a pocos metros del Corralón, que los vecinos del barrio San Martín no se mudaron todavía y que Gallo es su funcionario. Haz lo que yo digo, pero nunca lo que yo hago.