Cada vez que Ricardo Darín regresa a la pantalla grande las expectativas crecen en el público porque se cree que va a superar a la anterior.
No hay duda que a esta altura de su carrera, con grandes éxitos en su haber, genera en los espectadores una adrenalina especial, aunque nunca alimentada por el actor. "No todas las películas que protagonizo son un éxito, la última, por ejemplo, Truman, acá anduvo bien y en España explotó".
Para Darín, igualmente, la taquilla no es una guía en sus elecciones. En Rojas se estrena Kóblic, la tercera película de Sebastián Borensztein y que lo tiene a Darín como protagonista en dos de ellas (en 2011 encabezó Un Cuento Chino).
Es la primera vez que Darín encarna un personaje ficticio en el contexto histórico de la última dictadura en la piel de un piloto de aviación relacionado con los "vuelos de la muerte".
Un modo de tortura que aplicaron los militares argentinos al subir a los detenidos a un avión, dormirlos con sedantes y tirarlos al Río de la Plata. El personaje de Darín arranca con el conflicto interno de desobedecer una orden en medio de ese operativo. Un piloto arrepentido que queda atrapado entre la moral y la orden.
En un viaje introspectivo intenta ocultar lo que es. Un militar que se quiere esconder de sus pares en un pueblo lejano y, aparentemente, inofensivo en pleno terrorismo de Estado: "Cuando uno está cargo de la construcción de un personaje lo que no puede hacer es juzgarlo porque empieza a seleccionar lo que sí o lo que no de su perfil. Mi trabajo apunta a averiguar cómo siente, cómo piensa. Desde el inicio Tomás Kóblic muestra un ancla a través del relato, y viniendo de dónde viene, de la casta militar, yo tengo que averiguar su pasado, cómo habría reaccionado en situaciones anteriores. Hasta qué punto sabía o no lo que pasaba. Yo jugué con esa idea".
Darín en su alocución necesita parar para aclarar que durante la preproducción del film surgieron una serie de preguntas: "Acá nadie se cortó sólo, todos discutimos mucho porque nos enfrentamos a muchas dudas e interrogantes. A mí me gustó proponer la idea de que este tipo, próximo a su retiro de la aviación, aún sabiendo cuáles eran las actividades de su círculo militar, no sabía a lo que se enfrentaba. Cosa que puede ser probable, porque según tengo entendido en algunos casos, las mismas fuerzas se encargaban de que nadie quedara afuera del abanico o paraguas de la represión".
El tan llamado "pacto de silencio" muchas veces denunciado, pero que a la hora de las pruebas era muy difícil de mostrar su existencia: "Por esta razón mi personaje a la hora de la composición tiene un trámite económico, austero. La cuestión va por dentro, distinto al personaje expresionista del comisario que interpretar Oscar Martínez en un pueblo chico y olvidado".
Una de las escenas más escalofriantes de Kóblic es que por vez primera se muestra las horrorosas escenas de los vuelos de la muerte con imágenes explícitas; ni siquiera en las películas testimoniales se animaron a representar: "Todo es una charla hasta que te metes en un avión y asistís a una puesta en escena, sólo para recrear un vuelo de la muerte. Y en ese momento te das cuenta que todo lo que pensaste no está a la altura de la situación. Hablo de una recreación, con extras y en un estudio. O sea, una mentirita. No podés olvidar el golpe que te produce esa recreación. Es horroroso".
A la hora de preparar la escena, Darín insiste que "no tengo marcado dónde comienza todo porque el cine tiene un modo de trabajo muy disperso. Se empieza por la última escena, sigue por la quinta y demás. Lo que sí tuve en claro es que este tipo tuvo que arrastrar un peso muy grande en la conciencia, más que formar parte de un grupo de personas asociadas al horror".
Kóblic se planta ante sus superiores, desobedece y escapa a un pueblo llamado Colonia Elena. Cuando llega, el film hace un notable viraje hacia un thriller negro en la atmósfera de "pueblo chico, infierno grande".
Darín recalca una y otra vez que "nunca se buscó redimir a Kóblic. Siempre supimos que trabajábamos con una temática hipersensible. Fuimos muy cuidadosos de no construir a Kóblic como un héroe, por desobedecer a sus superiores. Ni siquiera es un antihéroe".
En la segunda parte del film, Kóblic se convierte en un fugitivo que "se empieza a encontrar con otros obstáculos y, en términos cinematográficos, se hace el planteo de que para sobrevivir uno puede justificar cualquier medio".
En ese pueblo chico, sin embargo, llega el brazo de la represión y los militares en connivencia con el comisario siguen los pasos de Kóblic. El cine nacional, como pocas veces, aborda una historia de ficción desde el puntos vista de los victimarios del terrorismo de Estado.
Podés disfrutar de esta maravillosa película en el Cine Francés de nuestra ciudad, de lunes a miércoles a las 21 horas. No te podés perder esta magia del cine argentino.