Por: Martin Macchiavello
Hasta los 15 años, antes de armarse el bolsito, hacerse los 240 kilómetros de Rojas a Buenos Aires y quedar en la Séptima de Boca, Federico Vilar hacía casi de memoria las diez cuadras desde su casa hasta su otra casa, el Venancio ‘Coco’ Amichetti, la cancha de Argentino. “Las hacía caminando o en bicicleta. Ahora me acostumbré al auto: vivo un poquito más lejos pero, en cinco minutos, estoy. Y no me voy más…”. Su realidad, hoy, casi pisando los 41, es distinta. O casi. En apariencia. Olé lo huele teléfono mediante. Se trata, sin dudas, de una historia de amor, de identidades reencontradas. Este viernes, cuando se ponga los guantes del Celeste ante Mariano Moreno de Junín, volverá una vez más a su adolescencia. Y seguirá pagando su promesa: acabar su carrera en el equipo más ganador de esta ciudad de 20.000 habitantes, donde también nació y se crío Ernesto Sábato. “Es una ciudad chica, nos conocemos todos. Tenés tranquilidad, se vive bien, rodeado de campo. No es turística pero le sobra vida. Es la paz alejada del ruido. Ideal para bajar revoluciones…”, le cuenta a este diario el arquero que solía atajar con la 3 en honor a su viejo, marcador de punta izquierdo en el club de sus amores –literalmente hablando-. Y es familiar el asunto: su hijo se llama Nicolás Argentino…
En Argentina pasó inadvertido. Llegó a la Reserva del Xeneize, un par de veces al banco, Almirante Brown de Arrecifes en el Ascenso y… A volver a armar el bolso. Vilar se hizo en México y arrancando desde abajo. Porque arrancar en Segunda, en el Deportivo Potros Zitácuaro, es arrancar desde abajo. Pero también, haber descollado en la filial del Atlante, le dio chapa. Ahí subió. Vio la Primera (hasta su retiro en Tijuana, a fines de 2016). Y las vueltas olímpicas. Y las idolatrías. Y las consagraciones. Y los récords. De hecho, fue el primer arquero en clavar un gol de tiro libre en la tierra del Chavo y el Chapulín. Y el único en jugar 188 partidos al hilo (más de cinco años sin perderse un juego). ¡Si hasta un libro, ‘El arco de la vida’, escribió este fan del Loco Gatti! Si hasta lo eligió Maradona. Si hasta lo premió Messi en un Mundial de Clubes… Ahora es arquero de Federal C. Y algo más que eso.
-Después de 16 años en los arcos mexicanos, pudiste haberte radicado allá como un Dios. O regresar al país y rascarte… Sin embargo, llegaste y te volviste a poner el buzo de arquero…
-Estoy jugando todavía por mi afinidad y mi pasión hacia este club. Es mi casa. Acá están mis amigos, mi gente. Pero mi vida cambió. Ahora no sólo atajo. Antes era entrenar, comer, descansar. Ahora, además, coordino toda la parte futbolística del club, estoy en la organización de todas las categorías, armo los entrenamientos… Juego para no perder la costumbre. Es una nueva etapa de mi vida. Desde que me fui dije que volvería para desarrollar un proyecto a futuro. Queremos formar jugadores y que la institución crezca poco a poco. Parece raro pero no lo es: lo planeé toda la vida. Son decisiones. México es hermoso. Ahí jugué 16 años. Es un fútbol espectacular donde viví la mejor época de mi vida, la de profesional. Pero tenía pensado esto, volver a mis raíces, que mi familia pueda terminar de formarse acá, con los valores que uno tuvo desde joven.
-Ahora cierra el círculo. Terminás donde empezaste…
-Argentino es el club más importante de mi vida y ahora quiero devolverle todo lo que me dio. Hoy es un club amateur, con buena infraestructura para la zona, inmerso en la Liga Local y tras ganarla en 2017, trajimos algunos refuerzos para intentar llegar al Federal B. Ahora se vienen otras realidades, reformas que te dejan algo descolocado.
-¿Cómo es pasar de la altísima competencia a un torneo regional casi de golpe?
-Me revuelco todavía pero cuesta, je. Más que nada, desde lo físico. Los entrenamientos no son los mismos que tenía profesionalmente. Además, tengo un montón de actividades en el día y el cuerpo lo siente. Arranco la jornada temprano dirigiendo a los chicos y a la noche acabo atajando. Así, por lógica, el nivel de juego va mermando. Uno lo sabe. Pero le da pelea a esa realidad.
-La otra realidad es visual y simbólica. De jugar, por ejemplo, en un estadio Azteca repleto a hacerlo entre familiares en el pueblo…
- No sé si es algo medible, lo tomo como una etapa diferente. Sé que no soy un jugador profesional, disfruto de ese aspecto del amateurismo, el juego mismo, ver a mi equipo triunfador, entrar una cancha y querer ganar. Nada me mueve más que ver a Argentino triunfador. Tuve técnicos que me decían que siempre nos debíamos a quienes pagaban la entrada, fuesen mil o 60.000. Hoy, aunque sean 50, tenemos que respetar los colores y la historia del club.
-¿Lo mejor y lo peor de la categoría?
-Es competitiva, hay paridad entre los equipos, es sacrificada en algunos momentos porque me toca vivir el repudio de hinchas rivales. Ahí tenés que convivir con la realidad argentina y con un montón de barbaridades que se escuchan que no son lógicas. A veces las soportás y a veces no. Todo tiene un límite. Hay que ver hasta dónde vale la pena aguantar ciertas cosas. Pero por el club…
-Igual en México, cada vez que saca el arquero, toda la cancha le grita “puuuuto”.
-Je. Con mucha gente, como en México, el canto o la burla, el bullicio, no se escucha tanto. Se siente pero no se identifica. Es anónima. En la Liga es casi cara o cara. Pero el mismo cobarde que dice cosas detrás de un alambrado, cuando te cruza en la calle te da vuelta la cara.
-¿Te seguís animando al tiro libre o le tenés miedo a una contra rival y no llegar?
-Sigo siendo el mismo de siempre con un nivel de juego mucho menor, claro. Sigo destacándome con la pegada. La categoría todavía me lo permite. Me siento bien dentro del equipo pero sin la desfachatez de la juventud. El paso del tiempo te va a haciendo más pensante y con menos movimientos en la toma de decisiones. Eso molesta. Tenía un estilo de juego bastante arriesgado y hoy… Durante el Federal ya pateé. No pude convertir pero si hay algún penal…
-Fuiste un adelantado. Hoy nadie discute a Guzmán (Tigres) ni a Marchesín (América) como candidatos para ir al Mundial de Rusia. Sin embargo, cuando te llamó Maradona para la Selección, al fútbol mexicano se lo miraba de reojo…
-El fútbol mexicano siempre está en constante crecimiento. Años atrás era imposible que te vieran de la Selección. Recién desde la era Maradona… Hoy, además de Guzmán y Marchesín, también tenés a Barovero… A Diego llegué a conocerlo en Boca. Llegamos a compartir algunas prácticas. Después me tocó ser parte de dos convocatorias. En la segunda, con la liga terminada, tuve la chance de compartir con él más tiempo en Ezeiza junto a los jugadores que llegaron de Inglaterra y Alemania. Fui suplente en las Eliminatorias 2010 contra Bolivia y Venezuela. Ese momento quedará por siempre en mi recuerdo.
-Y hasta te diste el lujo de enfrentar a Messi. Aunque te haya hecho un gol…
-Enfrentar al Barcelona en la semifinal del Mundial de Clubes fue uno de los partidos más importantes de la historia del Atlante. Llegamos por haber ganado la Concachampions y viajamos a Emiratos Arabes. Ibamos ganando pero… El Barsa hizo méritos y dio vuelta la cosa. Lo peor fue haber perdido la definición por el tercer puesto –y por penales- contra los coreanos del Pohang Steelers. Al menos, me quedé con la camiseta de Messi. Lo corrí un poco pero la conseguí, je. Mi hijo es fanático. Ligó bien.
Vamos vamos los pibes
No sólo se pone los guantes Vilar por Argentino. Federico, por los chicos del club, también se calza el overol. Este año fue parte de la organización del ya tradicional torneo infantil, que ya lleva 14 ediciones y que durante este verano vio pasar a los chicos categoría 2007, con unos cuantos invitados del fútbol de AFA. “Este año además fue televisado”, cuenta el arquero-coordinador del Celeste. “Una de las ideas es solventar las bases. Y lo hacemos formando jugadores. Eso, con el paso del tiempo, nos permitirá crecer aún más como club. Es un trabajo a largo plazo. Hacer que nuestros chicos se crucen con pibes de equipos de Primera les genera experiencias diferentes. San Lorenzo le ganó la final a Racing y Lanús salió tercero. También participó Banfield y Sarmiento de Junín. El trabajo ya está en marcha. Del club, en estos últimos tiempos, salieron Facundo Altamirano (arquero de Banfield), Ramiro Arias (San Lorenzo, Aldosivi, Sarmiento), Matías Tissera (Newell’s, Quilmes) y de, a poco, vamos regando las Inferiores. Se está dando lo que siempre soñé”, cerró FV, así como cierra el arco.
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