Esto fue posible gracias a la creación de un programa de software, por el cual la Dirección de Obras Sanitarias monitorea siete pozos de agua potable, logrando con esto controlar su funcionamiento, la presión y la producción.
Es decir que cuando un pozo llega a su máximo caudal, detiene automáticamente su marcha, volviendo a arrancar cuando baja a un nivel previamente programado.
Con esto se ahorra significativamente la energía eléctrica y las horas extras de los empleados encargados de controlar cada pozo.
Gracias también a la existencia de un sistema móvil con esta misma programación, se puede determinar si una baja de presión en un domicilio particular puede deberse a un problema de red o en la instalación de las cañerías de esa casa.
Sin dudas un gran avance, que no disponen todos los municipios.