Por estas horas los empleados municipales están pasando por situaciones ambiguas; por una parte se preparan para disfrutar estas próximas fiestas en familia y, por otro lado comienzan a tomar conciencia que el próximo año será muy complicado en cuanto a obtener un aumento salarial que al menos frene la continua caída del poder adquisitivo.
Este pesimismo tiene razón de ser, debido a los acontecimientos de estos dos últimos meses del año, con el recorte de horas extras, la negación de liquidarles un bono de fin de año, no recibir siquiera la habitual caja con productos navideños y enterarse que en el presupuesto 2018 sólo se prevé un incremento del 10 % en dos cuotas en los meses de abril y octubre.
Y a todo esto se le va agregando el envío de telegramas en esta última semana con jubilaciones que se venían postergando por pedidos de los propios empleados que son conscientes de la miseria que percibirán al retirarse. Uno de los que integra esta lista y ya habría sido notificado de su retiro es el artista plástico Jorge Bertero.
Lo hasta aquí informado son hechos que vienen sucediendo hasta el momento.
Y en el terreno de las suposiciones, se está insistiendo, dentro del pedido de ajuste de los gastos de la planta política que hizo la gobernador María Eugenia Vidal, con la no renovación de más de 50 contratos a medida que vayan venciendo.
Por lo tanto, estos postergados trabajadores, ven como se sigue ajustando por el lado de quienes perciben menores ingresos, sin que hasta la fecha, el Intendente tenga la sensatez y la hombría de bien suficientes para dar de baja a alguno de los muchos funcionarios que perciben casi 50 mil pesos sin que se les conozca tarea alguna que justifique ese sueldo que, significa nueve veces un salario mínimo municipal.
Injusticia social en un año que no es electoral, dato no menor para la miserable costumbre de llevar adelante la actividad política que tienen muchos dirigentes.