La situación que grafica esta nota, lamentablemente no es un caso aislado, sino que se repite a diario con conductores que inventan excusas para no abonar el estacionamiento a los chicos del Taller Protegido que son los encargados de su cobro.

En el caso que nos ocupa, los habitués de esta céntrica calle Mitre nos hacen saber que desde hace ya varios días una persona que vive en la zona ha estacionado un vehículo que ofrece a la venta, apropiándose de un espacio por el cual hay que abonar a diario la tarifa establecida por ordenanza.

Y aquí viene el enojo y el disgusto, de este grupo de vecinos y comerciantes que deben observar como este “señor” niega el pago del servicio al grupo de chicos del Taller Protegido generándoles con esta actitud un estado de angustia y confusión que ellos transmiten a sus supervisores y, comentan con los innumerables conocidos que tienen en la zona por la que trabajan, quienes indudablemente aprecian a estas personas con capacidades diferentes que ponen lo mejor de sí para cumplir con su tarea.

Este mal ejemplo quizás sea de utilidad para quienes desarrollan conductas similares, burlando en una actitud miserable el pago de esta mínima tarifa que sirve para financiar la Institución donde estas personas se capacitan para enfrentar el desafío de la vida en sociedad.

Y ellos, verdaderamente tienen capacidades especiales, porque son mejores y diferentes de esta gente que tiene una doble moral, ya que de la boca para afuera llegan a la osadía de criticar a los ciudadanos que no cumplen con estas obligaciones y, cuando les llega el turno, hacen exactamente lo mismo que critican.

Viveza criolla. Miserias de la humanidad.