La Provincia

Todos contra todos

De Narváez (izq.). Alfonsín
De Narváez (izq.). Alfonsín

LA PLATA, Mayo 30.-(Por Marisa Alvarez) Faltando prácticamente un año para que se agote el plazo para las definiciones, tal vez resulte lógico -normal- que haya por estos tiempos una superabundancia de candidaturas -o aspiraciones- que aparecen nítidamente como proyectos personales, y una virtual inexistencia de bloques políticos que vayan a participar como tales de las elecciones generales del año que viene, más allá de que en las formas subsistan algunos espacios.

 

Lógico o no, lo cierto es que las fuerzas que hace apenas un año conformaron exitosos nucleamientos electorales atraviesan un ciclo de máximas tensiones internas, signado por las pujas entre sus integrantes en la incansable lucha por "posicionarse" para la hora en que, puertas adentro, haya que definir los candidatos. Y buena parte de esas batallas se libran, por supuesto, entre bonaerenses y/o en territorio bonaerense.

 

Nunca se llevaron bien. Se pelearon tantas veces que perdieron la cuenta. Pero el espacio que supieron liderar Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá aparece ahora como tierra arrasada.

 

De Narváez -que dice que jugará por adentro del PJ oficial- se concentró en las últimas semanas en una agenda bonaerense de recorridas barriales y reuniones con dirigentes regionales que reflejó su decisión de pelear por la candidatura a gobernador. En su entorno admiten que encuestas que señalaban que a los bonaerenses -imprescindibles, claro, para ganar una presidencial- no les caía bien su eventual salto a una postulación nacional lo convencieron de anotarse en la carrera provincial.

 

Sin embargo, en las últimas horas anunció otra vez que le pedirá a la Corte que lo habilite como candidato presidencial. Lo dijo aclarando que no lo haría para postularse a ese cargo sino para que se le reconozca "un derecho", pero De Narváez no desconoce que el sólo hecho de plantear ese requerimiento ante la Justicia coloca su objetivo para el 2011 en una zona de, digamos, confusión.

 

Entre De Narváez y Solá -que dice que jugará por afuera del PJ oficial- existe nada. Un acuerdo de hace pocas semanas para recorrer juntos el país y la Provincia nunca arrancó. Sigue en punto muerto. Y lo de De Narváez y Macri -que espera que el peronismo disidente lo convierta en su candidato a presidente- es más que la ruptura de una sociedad política. Que en estos días un diputado, Daniel Amoroso, haya dejado la bancada macrista para formar un unibloque denarvaísta en la Legislatura porteña es una de las señales del ánimo de confrontación que existe entre ambos.

 

Ensimismado en su propio carril, mientras tanto, otro bonaerense del PJ disidente sigue tallando con paciencia de orfebre su aspiración presidencial, Eduardo Duhalde.

 

Una de las patas de lo que fue -también hace apenas un año- el Acuerdo Cívico, el radicalismo bonaerense, se ha sumergido en una interna de renovación de autoridades en la que quedaron enredados sus dos aspirantes presidenciales, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín.

 

El duelo entre ambos -indirecto, desde ya, porque uno es mendocino, pero a esta altura inevitable- que implicará esa contienda electoral se da en tiempos en que las encuestas, merced al ascenso de uno y cierta declinación del otro, muestran a Alfonsín desbancando a Cobos del primer lugar del político con más imagen positiva y menos imagen negativa. Aunque eso no signifique -contrariando la lectura de algunos kirchneristas- el derrumbe del posicionamiento del Vicepresidente. En verdad, estos dos radicales encabezan por estas horas el ranking de imagen a nivel nacional. El riesgo es que la interna bonaerense vaya más allá de un reordenamiento de piezas por el sano veredicto de las urnas y abra brechas peligrosas en el seno del radicalismo.

 

Carrió, que no levanta el pie del acelerador de su pelea con Cobos, y la bonaerense Margarita Stolbizer, que busca cerrar acuerdos con sectores que difícilmente puedan convivir con el radicalismo -como Pino Solanas y grupos de CTA- completan un Acuerdo Cívico en terapia intensiva.

 

La euforia más notoria se registra por estas horas post-Bicentenario en el ultrakirchnerismo. La reinstalación de la candidatura presidencial de Néstor Kirchner como el plan A, B y Z de ese sector, impactó anímicamente en el sciolismo, aunque hiciera ya varias semanas que, señales inequívocas mediante, habían resuelto en ese segmento reconcentrarse en el proyecto reeleccionista del Gobernador.

 

También en la ancha franja de intendentes y referentes peronistas bonaerenses sembró inquietud el resurgido entusiasmo con que desde Olivos se encara la carrera presidencial. Ese extendido universo de dirigentes viene apostando a que no les sea necesario romper con Kirchner; algo que ocurriría si las encuestas convenciesen al ex Presidente de que sería inútil un intento de volver a la Casa Rosada. Y curiosamente son los mismos sondeos los que generan la euforia de uno y la preocupación del resto. Es que en Olivos prefieren mirar la parte que dice que Kirchner recuperó en los últimos tres meses algunos puntos de imagen y de intención de voto. Y el resto mira la parte que sigue marcando que en un ballotage Kirchner apenas empataría con Duhalde y perdería, cómodo, con Cobos, con Macri y -según los últimos sondeos, que empezaron a medirlo en esa carrera- con Alfonsín.

 

Pero ahora arranca el Mundial. Se viene un largo período de fútbol y encuestas, muchas encuestas. (Fuente: EL DIA)

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