Panorama político bonaerense

Las contradicciones y las reconstrucciones

Mientras el gobernador Scioli habla de las bondades de pagar buenos salarios, un ministro lo desautoriza anunciando que no habrá aumentos de sueldo en el segundo semestre.
Mientras el gobernador Scioli habla de las bondades de pagar buenos salarios, un ministro lo desautoriza anunciando que no habrá aumentos de sueldo en el segundo semestre.

Por Martín López Lastra

 

 

La falta de sincronización o la existencia de contradicciones en el discurso oficial -producto de incomunicaciones internas o simples incoherencias del momento- generan falta de definiciones categóricas. Estas, a veces no se encuentran siempre en la palabra del gobernador que, en teoría, debiera ser la última y más precisa. A veces, como ocurrió esta semana, del discurso oficial pueden surgir más preguntas que respuestas.

 

Un caso palpabe se registró esta semana con respecto a los destinos del sorpresivo ahorro generado a partir del plan de desendeudamiento federal.  Que en realidad más que un ahorro es un prorrateo o renegociación que permite que la hemorragia financiera por el pago de pasivos sea menor a la esperada.

 

En el capítulo subsiguiente de la novela aparece la contradicción que se advierte entre el ministro de Economía, Alejandro Arlía, y el gobernador Daniel Scioli, en una de las interpretaciones que se pudieron hacer en los últimos días.

 

El funcionario esforzó su discurso para ser lo más categórico posible en sus afirmaciones y, a la vez, reforzar la figura tradicional del ministro de Economía como un fatídico Doctor No. Fue cuando señaló que bajo ningún concepto se prevén incrementos salariales para el segundo semestre. 

 

Testimonios calcados, tal vez, de lo escuchado durante fines del año pasado, cuando ya en la Legislatura se había advertido de un presupuesto que no contemplaba incrementos de haberes en la administración pública en general.

 

Cuando todos suponen que el funcionario en realidad se remite al discurso del gobernador que funciona como matriz discursiva y práctica de la gestión, las dudas se reproducen en escala mayor.

 

En la misma semana de las afirmaciones de Arlía, fue el propio Scioli quien habló de las bondades de un salario digno, que sea suficiente con respecto no sólo a las necesidades básicas insatisfechas, sino para la canasta familiar en general. En una directa alusión al corazón del progresismo, se refirió a las bondades del salario en el círculo virtuoso de la economía más conocido por el recorrido de a mayor salario, mayor consumo y mayor producción.

 

Concretamente, ilustró sobre economía práctica de esta manera: "Para que eso funcione, tiene que haber consumo y, para eso, tiene que haber buenos salarios. Los salarios generan un círculo virtuoso que impacta sobre el consumo, sobre la recaudación y sobre la inclusión social".

 

El interrogante básico que nace de una afirmación sobre la coyuntura, como la de Arlía y otra de carácter más filosófico o de teoría económica como la de Scioli, es respecto de la incoherencia entre tales pensamientos y las oportunidades para la acción. ¿Por qué Scioli en la primer oportunidad que tiene para concretar en práctica su afirmación progresista finalmente no lo hace? Tampoco es necesario que lo haga en lo inmediato. Puede referirse a coyunturas que posterguen la decisión, pero sí hablar de plazos. Pero la palabra de Arlía refiriéndose a definiciones y plazos deja en fuera de juego a las palabras de su superior como mandatario provincial.  

 

La otra hipótesis sobre los dichos de Scioli es que esos buenos salarios en general ya constituyan para él una realidad indubitable, con lo cual alguien le está pintando un paisaje que no se corresponde con el que todos ven a diario.

 

No lo entienden como Scioli algunos gremios, que ya han anunciado la continuidad de sus acciones de reivindicación salarial, por caso con los trabajadores de ATE que buscarán poner nuevamente en la agenda mediática el tema para presionar, en ese sentido, a la gestión provincial. Algo que se ha convertido en un clásico en los últimos años.

 

 

La carrera electoral

 

Otro clásico tiene que ver con la tibia, por el momento, cuenta regresiva hacia el 2011 que encuentra al oficialismo aún estudiando los resultados que dan determinados sondeos de opinión. Los kirchneristas en general esperan con ansiedad los denominados efectos del Bicentenario con la esperanza de ver alguna señal de una tendencia declinante que se va revirtiendo. 

 

Si bien cuesta creer que haya oficialistas que piensen sólo en esta cuestión y no en multiplicar efectos positivos desde la gestión, la explicación pareciera tener su asidero más en la figura de Néstor Kirchner, quien decide cuál es la parte del león que le corresponde, con Scioli esperando la porción que le corresponda.

 

Mientras ello sucede, en algunos ámbitos de la oposición se registra alguna situación de sopa cósmica o etapa previa a la conformación de alianzas y frentes para enfrentar a Scioli, en un probable caso de reelección, o a su sucesor.

 

El diputado nacional Juan Carlos Morán será finalmente el candidato a gobernador por la Coalición Cívica. Alguien que ha elevado su perfil a raíz de ser uno de los primeros en generar las denuncias por corrupción que hasta el día de hoy le duelen y mucho al  kirchnerismo.

 

La designación no fue sólo un hecho aislado, sino que también es una señal del recorrido que piensa hacer la Coalición hasta el 2011, en plena soledad, sin buscar nuevas alianzas y dando un adiós temporal o permanente al Acuerdo Cívico y Social. "Hace falta fortalecer la autonomía", deslizó la referente máxima Elisa Carrió cuando argumentaba la postulación del legislador oriundo de Bolívar.

 

En los demás ex socios de ese Acuerdo algunas voluntades parecen congregarse en función de una reconstrucción que parece que será muy problemática. La foto lograda hace unos días en Mar del Plata con seguidores de Margarita Stolbizer, socialistas y radicales, no parece tener condición de piedra fundamental de la reconstrucción.

 

Por ejemplo, en el GEN hay un candidato tentativo a gobernador cuya postulación no es definitiva, y es el presidente del bloque de diputados provinciales, Jaime Linares, quien recibió esa distinción de la propia Stolbizer.  Ella realmente no desea postularse por tercera vez consecutiva a esa candidatura y advierte que es el momento de una nueva cara visible para esa lucha.

 

Desde el Gen señalan que lo de Linares no es inamovible, ya que incluso el legislador puede quedar de integrante de fórmula en virtud de un acuerdo mucho más amplio con socialistas y, con mayor suspenso, con los radicales.

 

El tema del suspenso está muy fundamentado en la interna que enfrenta a Ricardo Alfonsín con el eje conformado por Federico Storani, Leopoldo Moreau y Gustavo Posse, quien se incorporó en los últimos meses al radicalismo tras un recorrido más vecinalista.

 

La bisagra para una recreación del Acuerdo Cívico estará dada por un eventual triunfo de Alfonsín, algo que sus amigos en el GEN ven con mucha simpatía y expectativas pero, a la vez, con mucha lejanía.

 

Lo cierto es que Storani y Moreau detentan aún mucho de la maquinaria partidaria histórica del centenario partido y, a ello, se debe agregar que Posse ya dice a los cuatro vientos que en la Primera Sección, a la que él pertenece, la buena noticia es que tendría garantizada la mayoría y la minoría.

 

En el espectro de la derecha política, volvió a un clima de incertidumbre la nueva embestida legal de Francisco de Narváez para pelear nuevamente por la postulación presidencial. Habrá que esperar la famosa declaración de certeza de la Corte de Nación. Ahora, con el novedoso argumento, según trascendió, basado en su concepción en tierras argentinas y los derechos adquiridos desde ese momento biológico. 

 

Mientras tanto, sus huestes afinan la puntería para generar alguna zozobra en la gestión sciolista, donde abundan las preocupaciones por llevar a buen puerto la resolución de la inseguridad.

 

Por estos días la preocupación por la reorganización interna parece ganarle a todo otro tipo de visión confrontativa con el oficialismo. Por su parte, la gestión se reorganiza para poner en agenda de medios la mayor cantidad de anuncios y, de ser posible, acciones de gobierno que permitan posicionar una idea de beneficios en la mayor parte de la población. Es el gran desafío que se debe asumir desde el poder político.

 

Fuente: NOVA

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