Al parecer en el Municipio comienzan a acomodarse las piezas y los funcionarios ya están encontrando el rumbo de lo que tienen que hacer. El secretario de Seguridad, el inefable abogado penalista Miguel Núñez, cayó en la cuenta de que tiene que hacer algo y en vez de concretar lo que tiene que hacer, hizo un anuncio. “En poco tiempo vamos a presentar el plan de seguridad”, dijo con una cara dura como la realidad que nos hace vivir el presidente Mauricio Macri.

Ahora es el turno de la hermanita del intendente Claudio Rossi, Graciela, quien se ha arremangado luego de obtener el cargo de referente de Políticas Socio-Educativas. Su misión, si es que decide aceptarla, es organizar el pic-nic de la Primavera y el festejo del Día del Estudiante. Esperemos que tanto Graciela como Núñez se hablen y manden aunque sea un patrullero al monte para evitar posteriores lamentaciones.

El que no logra acomodarse es Osmar Vivero, porque la ciudad está tan sucia que la gente vive reclamando a través de las redes sociales que le junten tal montículo, que barran las calles y demás pedidos. Siempre con quejas, porque el servicio no se presta como corresponde. Hasta han pedido la presencia de Vivero en los barrios para poder hablar con él y plantearle ciertas inquietudes.

La que sí ya se acomodó en la gestión y viene gas en popa, perdón, viento en popa, es la secretaria de Promoción Social, Nora Calderone. La funcionaria, luego de haberse tomado unas vacaciones en las Cataratas, vino con todas sus fuerzas para poner en marcha el programa “Gas Social”, y logró que a partir del mes de agosto, todas las semanas llegue un cargamento de 200 garrafas a 100 pesos cada una. Total de los fríos de abril, mayo, junio y julio ya nadie se acuerda. Y menos de que antes venían 600 garrafas a solo 16 pesos. Una pequeña diferencia, nomás.