Por Javier Orellano, corresponsal de Rojas Ciudad en Junín
Mientras la gente se anoticia que el Gobierno no da pie con bola para arrancar con un “segundo semestre” de bondades que lleva tres años demorándose, ¿en qué andan los políticos juninenses?
Rocío Giaccone y Rodolfo Bertone se prueban los guantes para la "pelea" 2019 en Junín https://t.co/z00YfTqVdQ
— Mario Casalongue (@mcasalongue) 16 de julio de 2018
En el medio de un reciente paro nacional, del cierre de una fábrica centenaria como Fideos Don Antonio, de la pérdida en cuentagotas de puestos de trabajo, de negocios que bajan persianas y de muchas familias sumando necesidades, los representantes de los juninenses siguen jugando su juego, sin importar nada. Mirando con desesperación al más cercano que nunca octubre 2019.
Por supuesto, no faltan las declaraciones habituales, “todavía no es tiempo de hablar de candidaturas”, esa frase tradicional que se le dice a la gilada. Por detrás, las trenzas arrancaron a full.
Nadie quiere quedarse afuera. Todos buscan ese lugar que soñaron, que les garantiza popularidad y un ingreso fijo más algunas “tarascas” que el mejor equipo de los últimos 50 años no pudo ni supo ni quiso terminar.
En realidad, no importa el partido del que se trate. Eso puede cambiarse. Lo interesante es no dejar de tener los pies en el plato.
El oficialismo
Pablo Petrecca cada vez mira con más desconfianza su reelección y ni siquiera se anima a pronosticarla, como sí hizo su jefe máximo que ya se autopostuló cuando fue a pedir plata al FMI.
En Junín el escenario no es tan disímil al de Nación. Y si bien el intendente mira el panorama y no ve adversarios de peso, a pesar de que tiene poco y nada para exhibir al menos hasta los tres años de Gobierno, ya piensa en cambios de nombres en el Gabinete para llegar mejor posicionado a octubre, pero a su vez mastica por lo bajo –por ahora- la posibilidad de no presentarse a la reelección.
Las grandes obras que llegaron fueron parte del “derrame” inicial que les sobrevino de Nación y Provincia. En lo cotidiano, en lo local, Petrecca es incapaz de mirar más allá de su ombligo y dar respuestas en lo inmediato, aunque se trate de cambiar un foquito del alumbrado público.
Ni hablar si su gestión se somete al análisis más profundo en determinadas áreas, como podría ser la conducción en Turismo y Cultural del ex meonista Luis Bortolato (dicen, actual pareja de la diputada Laura Ricchini), o la controvertida gestión del secretario de Producción, Daniel Coria; o la poca eficacia de Deportes con Daniel Pueyo.
Aun así, con los medios periodísticos haciéndole de coro de ángeles, inaugurando plazas como hacía su antecesor, ocultando cada uno de los hechos policiales que se repiten en la ciudad, Petrecca no tiene miedo. Ni puertas adentro de Cambiemos y mucho menos hacia afuera: sabe que no hay un nombre que pueda hacerle sombra.
El peronismo
Nunca fueron un ejemplo de unión, y este año no sería la excepción. Hay tantas vertientes en el justicialismo local como seguidores del general Juan Domingo.
La división más notoria se dio entre Gustavo Traverso (senador provincial) y Rocío Giaccone (diputada bonaerense). La fuerte puja llegó hasta el bloque de concejales, que hasta se muestra dividido en publicaciones ‘oficiales’ divulgadas en las redes sociales.
La rubia peronista quiere ser candidata a intendente, porque en diciembre de 2019 se le termina el mandato como legisladora. Cuando pase el tiempo y vea los números de encuestas previas, y se dé cuenta que Junín –cuando entra al cuarto oscuro- resiste al peronismo y sobre todo a las mujeres, ¿buscará otro horizonte?
Encima, el farmacéutico le juega fuerte. Aprovechó que Giaccone dejó La Cámpora, se puso en una zona amistosa con Cambiemos, y se apropió del sector más duro y combativo, de los ultra K.
Después están todos los otros satélites de siempre que giran en torno al PJ. El sector oficialista con la incorporación de los Screpis, el ex candidato Daniel Giúdiche, el ex diputado nacional Oscar Romero, que quiere volver al ruedo de la mano de Juan Manuel Urtubey, Oscar Farías o Mirtha Cure, y los sindicalistas.
Mucha gente para un solo sector, que por historia se manejó siempre como una bolsa de gatos.
Los meonistas
Todavía con la cabeza baja, el meonismo sueña con otra oportunidad. Es un misterio qué hará el ex intendente cuando se termine su tiempo en el Banco Provincia, aunque –como siempre sucedió cuando lo daban por muerto- renacerá de las cenizas y se acomodará en algún espacio.
Por el momento, sigue fiel a su último líder Sergio Massa y por eso celebró la foto que se sacó con Miguel Pichetto, Urtubey y Juan Schiaretti.
Después de esto, cómo decimos que somos radicales, se preguntan en su entorno más cercano, aunque se olvidan que ya la gente sabe que Marito cree en el poliamor.
Todavía la falta de gestión, la soberbia, la ausencia de obras durante los doce años de mandato –sobre todo los últimos cuatro- siguen vigentes en la mente del juninense medio, que no perdona. Falta un tiempo aún para que el olvido imponga un manto de piedad y el hoy Frente Renovador tenga la oportunidad de resurgir.
En este contexto, ¿quién será el candidato? ¿Maxi Berestein, el alejado Patricio Fay, el advenedizo Santiago Aguiar o el mismísimo Meoni, ya derrotado una vez por Petrecca? El tiempo dirá quién se anima.
El radicalismo
Son pocos, pero mantienen intactas sus intenciones de pasar vergüenza. Van a renovar autoridades partidarias y se presentan tres listas, para que elijan no más de mil afiliados que concurrirán el próximo 28 de octubre a votar.
Por el lado del oficialismo, Carlos Mansur apuesta a continuar la gestión que le valió algunas obras con su empresa cedidas por el municipio y le dio un lugar en una mesa chica de gestión, aunque pocas veces su voz sea tenida en cuenta. Este sector quiere seguir siendo un apéndice de Cambiemos.
Martín Agosti es uno de los adversarios. Dicen que Meoni está detrás para tomar posesión en forma indirecta de un partido que abandonó hace muchos años. Desde este sector se critica con fiereza la gestión municipal y se pretende apostar a un radicalismo más fuerte.
Verónica Borsani es la tercera opción. Por detrás, la mano del histórico Julio Ginzo, quien no comulga con el frente gobernante pero tampoco quiere hacerle una caída al ex intendente, hoy massista.
Este mes se define esta interna del Comité Hipólito Yrigoyen, y la verdad, no hay muchos preocupados ni atentos al resultado. Salvo por los que, según lo que digan las urnas, podrán aspirar a un cargo electivo y sumar radicales a una gestión local en la que tienen muy pocos representantes.