Muchos policías, cámaras que no funcionan, más patrulleros, pero...

¿Quién cuida a nuestros jóvenes y adolescentes?

El boliche en cuestión.
El boliche en cuestión.

Realmente huelgan las palabras para describir lo que está sucediendo últimamente en Rojas, una ciudad que supo ser la envidia de la región por su tranquilidad y porque “todos nos conocemos”. Sin embargo estas cualidades van desapareciendo poco a poco de nuestra idiosincrasia debido a la ola delictiva que nos está azotando y a la ola de violencia que se vive, sobre todo, en horas de la noche, cuando los adolescentes y jóvenes salen en busca de esparcimiento y diversión.

Lo sucedido en las tempranas horas del último sábado es un ejemplo para graficar el estado de ánimo de nuestra juventud y de nuestra sociedad. En algo hemos fallado para llegar a esta situación. En un reconocido lugar para ir a bailar, que en otros tiempos fuera un templo de una iglesia cristiana, ubicado en pleno centro, se desarrolló una feroz pelea entre jóvenes que terminó con una persona internada en grave estado, siendo golpeada con un ladrillo. Violencia pura.

Apuntamos, en este escrito, a crear conciencia en los padres y en las madres para que se involucren mucho más de lo que lo hacen para saber dónde, cómo y con quién están sus hijos, al fin y al cabo el tesoro más preciado de una familia. Es necesario inmiscuirse más porque de esta manera les daremos contención, seguridad y evitaremos problemas mayores. Siempre es mejor prevenir que curar.

Ante los acontecimientos, un familiar directo de la víctima reconoció que “no es de las personas que mejor se portan, pero tampoco debe atravesar por esta situación”. Está decidida a radicar la denuncia ante la fiscalía. Según testigos de la pelea, la policía tardó en llegar y hacerse presente en el lugar del hecho, cuando la distancia a la comisaría es de apenas cinco cuadras. Los involucrados en la pelea habían tomado de más y estaban fuera de control.

En este último punto es donde fallan los controles de los padres, los cuales son transmitidos a través de la educación familiar. Los jóvenes de hoy toman alcohol hasta casi desmayarse, como dicen ellos "hasta romperse la cabeza", lo que hace que el día posterior no recuerden nada de lo que hicieron 'anoche'. Agarrarse "tremendo pedo" es la gracia y la moda tanto para los varones como para las mujeres, quienes tampoco recuerdan lo que hicieron la noche anterior.

Esta es una situación que los padres deberían tomar con mucha atención, ya que hay demasiados policías pero nunca llegan, las cámaras de seguridad nunca funcionan y la noche está terrible. Algo mal hemos hecho y seguimos haciendo como sociedad. (www.RojasCiudad.net)

 

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