Inacción policial

Patricio Ezequiel "Willy" Paolizzi dejó inválida a Rocío y sigue libre en Junín

Rocío, una joven mamá de 16 años quedó inválida por un disparo de Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi.
Rocío, una joven mamá de 16 años quedó inválida por un disparo de Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi.
Rocío, una joven mamá de 16 años quedó inválida por un disparo de Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi.
Rocío, una joven mamá de 16 años quedó inválida por un disparo de Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi.

Rocío Micaela Terribile conserva una bella expresión en el rostro. Sus ojos se mueven al ritmo que marcan sus manos, dándole color a cada una de sus palabras, dichas con voz entrecortada y con algunas lagunas de llanto. El contraste son sus piernas, sujetas, tal vez para siempre, a una silla de ruedas que la priva del sueño de ser boxeadora.

Según publicó el Semanario de Junín, su calvario comenzó el domingo 27 de mayo pasado, un día después de haber festejado los 16, que había cumplido poco antes. Esa noche todo fue alegría, que se truncó horas después cuando volvían de una tarde soleada disfrutada en familia en el Parque Borchex.

Como estaba cansada, Rocío se quedó amamantando a su hijo Gianlucas, de tres años, a bordo del auto, mientras su mamá acompañaba a su hermana a ingresar con los chicos a su casa, ubicada en Sanabria y Quintana.

Todo fue muy rápido: una discusión verbal que derivó en que un desquiciado disparara casi a quemarropas sobre la menor, que había bajado del auto y protegía a su bebé con su propio cuerpo.

Pero las lesiones serían irreversibles: Rocío ya no podrá caminar nunca más. Con su corta edad, vive encerrada en una habitación, alternando médicos y enfermeros, teniendo recaídas difíciles y hasta paros cardíacos.

Su círculo de amigos desapareció tras la aparente preocupación inicial y hoy, codo a codo con su mamá Carolina, deben afrontar una realidad muy difícil. Ignoradas por la Justicia, por la policía, por las autoridades en general.

Mientras tanto, el agresor Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi, prófugo con pedido de captura, sigue haciendo su vida y hasta se da el lujo de cruzarse por la calle con Carolina.

Todos los vecinos parecen testigos de su proceder impune, salvo la policía que no logra detenerlo. Ni siquiera la recompensa con la que el intendente Pablo Petrecca intentó convencer está dando resultados. Apenas 30 mil pesos para aportar datos. “Eso vale la vida de mi hija”, se pregunta Carolina Benítez.

En los papeles fríos que siguen su rumbo por la Fiscalía, la causa está caratulada como “intento de homicidio doblemente agravado”, con una investigación casi paralizada a cargo de Esteban Pedernera. Hasta que no encuentren al agresor, todo permanecerá stand by.

Por primera vez, Rocío decidió contar su versión. Y lo hizo para Semanario, en su casa de José Hernández al 1600. La voz de la angustia, de la desazón, la voz que pide explicaciones que nunca llegaron.

— ¿Qué pasó la noche del domingo 27 de mayo?

— Rocío: me acuerdo hasta que subí a la ambulancia. Fue en el FONAVI, llegábamos a la casa de mi hermana desde el Parque Borchex, con mi mamá, una amiga, mi hermana y mi sobrino, cerca de las 18.

Fuimos a llevarla a ella a la casa, y yo me quedé arriba del auto con mi nene porque estaba tomando la teta. A una cuadra estaba Guillermo, que es la pareja de mi mamá, hablando con otra persona.

Miré hacia el playón del FONAVI y vi a tres hombres, el que me disparó y dos más. Escucho que uno le grita a Guillermo y él le contesta, y en eso vi que llegaba Piscini en un auto, que frenó al lado del auto de mi mamá y empezaron a discutir con Guillermo, hasta que Paolizzi sacó un arma.

Lo primero que me imaginé fue que le tiraba en la cabeza, porque estaba al lado mío, así que me bajé del auto, abrazando al nene, pero no llegué ni a dar la vuelta que escuché los disparos. Me di vuelta, lo miré, pero volvió a tirar y caí arriba del nene.

En principio creí que me había dado en la nariz, porque tenía mucha sangre, y lo único que quería era salvar a mi hijo. Después que llegó la ambulancia, no me acuerdo más.

— Por lo que cuentan, no fue un disparo accidental como se dijo.

— Rocío: Fueron tres tiros. Eso es lo que no entiendo, porque a Guillermo lo tenía enfrente. Yo no lo conocía, me enteré después cómo se llamaba. Lo que me acuerdo de él es que estaba en el auto de Piscini, yo sabía que ahí tenían un arma, y que tenía una gorra con visera roja y una remera rosa.

Cuando me di cuenta que me iba a disparar por segunda vez, giré y abracé al nene, porque si no le daba a él y lo mataba.

— Carolina: Nosotros de inmediato llamamos a la policía y a la ambulancia. Ella ya estaba desvanecida, le hablábamos y le hablábamos. Nunca me voy a olvidar que vino una mujer que me agarró del brazo y me dijo: ‘Yo te voy a decir quién le disparó a tu hija: Fue Willy Paolizzi’. Esto fue cuando todavía estaba tirada tras el auto, porque la policía no llegó enseguida.

Después vinieron otros que me dijeron que había sido él, que los tenía muy podridos porque llegaba al barrio a hacer quilombo y después se iba.

Yo le vi la cara cuando disparó. Estaba con mi nieto jugando, cuando escuché el primer disparo, que me hizo agachar y salir corriendo con mi otro nieto. Yo no la vi a Rocío que se había bajado, después de los otros dos disparos la escuché llamándome y cuando me di vuelta, vi que se caía.

Fue él, no hay dudas. Si estuvo tres días de gira y después agarró un arma y no sabe lo que hizo, no lo exime de culpa. Días después del hecho me mandó a decir que él es inocente, pero lo que debería hacer es presentarse. Él fue quien disparó y todo el mundo lo vio, pero nadie quiere declarar porque le tienen miedo.

— ¿Cuál es tu condición actual de salud?

— Rocío: Estoy imposibilitada de caminar porque la bala me partió la médula definitivamente. Todavía tengo adentro la bala, y no me la quieren sacar por el riesgo que eso implica. Si me toco acá (lleva su mano a la espalda) siento la bala.

Estuve dos meses internada. Me dieron el alta, fui a la clínica de rehabilitación por dos semanas, tuve una infección grave así que me llevaron otra vez al Hospital, donde me dio un paro y estuve un mes más.

Tuvimos internación domiciliaria, pero había problemas muy seguido, porque se me tapaban las sondas y tuve otra infección muy grande. Ahora hace quince días que estoy en casa.

— Carolina: Vienen los médicos, los enfermeros dos veces por día, está la cuidadora… está más controlada que antes porque hay que cuidarla de las infecciones.

— Rocío: Yo todavía no ‘caigo’ que no voy a caminar más.

Abandono y amenazas

En esta situación, además, y con apenas 16 años, Rocío debe enfrentar otra dura realidad. “Estoy sola con mi mamá, mi hijo y mi hermana, todos los que decían que eran mis amigos ya no están más”.

“Ella tiene tíos, abuelos, pero parece que es una vergüenza para ellos que haya sido mamá a temprana edad”, agrega Carolina.

Además de lidiar con las secuelas, para la familia nada resulta fácil. “Yo no tengo miedo, porque por mi hija voy a hacer lo que sea. Nos bancamos que nos amenacen, nos bancamos cosas de la mujer de él y tuvimos que hacer la denuncia. En vez de venir a pedir disculpas por lo que hizo el marido, que le arruinó la vida a mi hija que tiene 16 años”, sostiene Carolina.

En este marco, recuerda que “cuando estuvo internada tuve que soportar cruzarla en el pasillo del hospital y que me insultara”. “Hace unos días, a Rocío le agarró un paro y tuvo una infección, estaba mal, y esta ‘señorita’ me empezó a agredir fuera del Hospital”, dice la mamá.

Y se pregunta: “para qué está la Justicia, porque me dicen que no puedo hacer nada. ¿Ella sí me puede agredir, amenazar a mi hija por Facebook y un montón de cosas? Yo creo que no debería ser así, que la ley debería ser pareja para todos”.

“La hubiese tenido que moler a palos, pero soy consciente, soy responsable de mi nieto, la tengo a ella que depende de mí, así que no puedo hacer nada”, agrega.

— ¿Cuál es la respuesta que les da la Justicia?

— Carolina: Nos dicen que ya lo van a agarrar, que lo van a agarrar. Pero él va y viene a Junín como se le ‘canta’, hasta yo lo crucé con el auto, y lo seguí por varias cuadras. Se maneja impunemente, libre como si no tuviera cargos. Y cuando alguien me avisa dónde está, y yo aviso a las autoridades, cuando llegan a buscarlo, ya no está más. ¿Qué tengo que hacer?

— ¿Por qué pensás que no hay voluntad de atraparlo?

— Carolina: Algo raro hay. Yo nunca pude comunicarme con los medios periodísticos nacionales, me bloquearon, me hackearon el Facebook, todos los contactos, así que me pregunto qué debo hacer. ¿Dejar que esta persona siga por la vida dando tiros y lastimando gente inocente porque hay un pez gordo arriba?

A mí me interesa la salud de mi hija. Me pregunto qué hubiese pasado si le hubiesen dado un tiro a la hija del fiscal o del comisario... en dos horas lo hubiesen agarrado. No puede ser que yo siempre sepa dónde está y la policía no. No me entra en la cabeza que no lo agarren: si no lo hacen es porque no quieren.

— ¿Te ayudaría tenerlo enfrente y que reconociera lo que hizo?

— Carolina: Desde el primer momento, cuando nos mandó 2500 pesos con la intención de callarnos, cosa que hizo en otras oportunidades, me pregunto por qué no dio la cara. Si dice que no fue, por qué no habló conmigo.

Me serviría que venga, pero además quiero Justicia, porque le arruinó la vida a mi hija. Quiero que pague hasta el último centavo, así sea una tableta de aspirinas que ella use. Porque es una vergüenza, porque si hubiese estado detenido como correspondía, ese día no hubiese estado en ese lugar y ella estaría hoy caminando. Pero lo habían dejado libre en una causa, según me fui enterando.

— Y después del hecho, el fiscal estuvo un tiempo prolongado hasta dar la orden de detención…

— Carolina: Es verdad, no la libraron enseguida. Yo les dije que no estaba el pedido de detención. ¿Cómo puede ser que lo corrí en mi auto, llamé a la policía y tardaron 25 minutos en llegar?

Él tiene conocimiento de todo esto, tiene trayectoria en la delincuencia. Hace cinco meses que está suelto, anda por el barrio ¿qué puedo esperar? ¿Puedo creer en la Justicia?

Dan una recompensa de 30 mil pesos para quien brinde información sobre este sujeto. ¿Eso es lo que vale la vida de mi hija? Agradezco sí que la están ayudando para terminar su casita, que tenga todas las comodidades. ¿Pero la vida de ella vale 30 mil pesos?

— ¿De dónde sigue sacando fuerzas una madre?

— Carolina: Viéndola a ella que me necesita… todos los días pido al universo que me fuerzas. También están mis otros hijos, mis nietos… pero muchas veces quisiera agarrar las cosas e irme. Me dijeron tantos que me iban a ayudar pero después sueltan la mano y no aparecen.

— Rocío: Muchas veces desearía haber muerto antes de estar así. A veces no tengo ganas de nada. Pero ella (señala a su mamá) me dice que tengo que pensar en mi hijo, que me necesita. No tolero que me diga que quiere ir a jugar y yo no puedo. Pero me puse firme y de alguna manera tengo que seguir.

Mi hijo y mi sobrino se acuerdan todo de ese día, saben que me pegaron un tiro. Me da vergüenza, no me gusta que me vean así.

— Carolina: El día antes que le pasara esto, ella estaba festejando su cumpleaños.

— Rocío: Había cumplido 16 años el 17 de mayo, y el sábado 26 lo festejé saliendo al baile con mis amigos, por eso ese día cuando estaba en el auto me dormía, ya que me había acostado tarde y levantado temprano.

La necesidad

“Te soy sincera: a veces tenemos para comer y otras no. Porque no puedo trabajar, tengo que estar con ella así que dependemos de la ayuda que nos da el municipio o de algún alma caritativa”, dice Carolina entre lágrimas.

De la comuna llega la bolsa de alimentos frescos, porque “la última vez que ingresó al Hospital estaba muy desnutrida”. Pero siempre hay más necesidades para otros insumos.

Encima, “ahora PAMI cortó la entrega de pañales, cuando la bolsa cuesta 468 pesos. Y si no tenemos plata, nos tenemos que arreglar igual como podamos”.

“Ese tipo nos cagó la vida, y muchos salen a opinar, a decir que yo uso a mi hija para obtener cosas. Yo no voy a lucrar por mi hija”, dice Carolina.

Recompensa

Desde el 7 de agosto, se encuentra en vigencia una recompensa para aquellos que puedan aportar datos que permitieran dar con el paradero y detención de Patricio Ezequiel Paolizzi, alias Willy (foto), por los hechos del 27 de mayo.

En un decreto municipal, el intendente Pablo Petrecca ofreció 30 mil pesos a aquellos que ayuden a detener al prófugo.

Los datos deberán hacerse llegar a la sede de la Fiscalía 8 en calle Comandante Escribano, entre 25 de Mayo y Pellegrini o a la DDI Junín en calle Quintana a la vuelta de la Comisaría Primera.

Rocío, una joven mamá de 16 años quedó inválida por un disparo de Patricio Ezequiel “Willy” Paolizzi.
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