No resuelven ningún delito, pero los móviles los tienen limpitos. Todas las madrugadas los lavan, y luego cuando los llaman con urgencia a desayunar, concurren con tanta rapidez por miedo a desmayarse ante la falta de alimentos, que se olvidan de cerrar las canillas donde conectaron las mangueras. Un pequeño detalle.
Esto viene sucediendo desde hace años, y parece ser una mala costumbre que ya está enquistada en todos los integrantes de la fuerza.
Cuando los vecinos reclaman no son escuchados al punto que el personal administrativo ni siquiera se levanta de la silla para caminar hasta la esquina y comprobar que el agua corre por toda la vereda y la calle.
Tendrían que tomar el ejemplo de los muchachos del Corralón Municipal, que eran objeto de críticas por la continua pérdida del caño que abastece a los camiones regadores y lo solucionaron. Cuando hay buena voluntad y conciencia de vivir en sociedad todo es más fácil.