Rojas es la capital de las infracciones, cada esquina, cada barrio tiene su falta cometida por algún descuidado vecino o un mal intencionado conductor. Lo cierto es que también podría ser la capital de la recaudación por infringir las leyes de tránsito, pero el cuerpo de inspectores y sus jerarcas no están a la altura de las circunstancias.
Es que “se predica con el ejemplo”, solía decir mi abuela y para eso está Ramón Castro, el director Municipal de Tránsito, quien estaciona en cualquier lado, en la zona amarilla de las esquinas, bajo una cámara (que seguramente no funciona) y en pleno centro. Cuando culmina su labor, estaciona su coupé roja sobre la vereda de su casa, obstruyendo el paso peatonal.
“Los discípulos de Ramón” ya están haciendo bien los deberes, cometiendo cuanta infracción sea posible. Bien podría ser un grupo de música o una banda de ciudadanos que siguen el ejemplo de los funcionarios de turno.
“Si el que te debe exigir hace cualquier cosa, por qué tenemos nosotros que cumplir con las leyes”, manifiesta un conductor que fue sorprendido por un novato inspector que trataba de defender lo indefendible. Pobre pibe, él solo pone la cara. (www.RojasCiudad.net)