Imperdible fue la charla que tuvo un integrante del cuerpo municipal de inspectores con un agente de la policía durante uno de los infructuosos operativos de tránsito que se realizan en horas de la tarde noche.
El momento descripto por un segundo uniformado fue así: un inspector se quejaba de que están parados como unos marmotas sin hacer nada y las motos pasan y pasan cometiendo todo tipo de infracciones, sin que reciban una directiva de su jefe o en su defecto del director de Tránsito, Ramón Castro.
“¿Cómo querés que nos respeten si parecemos unas marmotas acá parados y re-cagados de frío? ¿Por qué no se ponen ellos?”, decía una y otra vez el insatisfecho inspector que anhelaba su anterior trabajo. “Si Ramón vive cometiendo infracciones, no esperemos que nos den bola a nosotros”, le respondió el policía.
“Sabés una cosa, las motos me tienen los huevos al plato”, refunfuñaba el servidor público mientras revisaba su teléfono para leer un mensaje de Whatsapp que acababa de llegar. Lo cierto es que las motos siguen sin patentes, si seguro, sin luces, con escapes libres, transportando más de las personas permitidas por ley y sus conductores no utilizan el casco. (www.RojasCiudad.net)