Fuente: Agencia NOVA
La gestión del intendente de San Nicolás, Ismael Passaglia, está en su peor momento. La serie de escándalos que acumuló el mandamás desde que está al frente del municipio se vio coronada con el pedido de indagatoria que le dictaron, junto a uno de sus funcionarios, por malversación de fondos e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Ambos están acusados de haber utilizado más de dos millones de pesos del Fondo de Financiamiento Educativo nacional con fines distintos a los establecidos por la ley. También se investiga el destino de otros cuatro millones de pesos del mismo fondo.
El fiscal federal Matías Di Lello solicitó la indagatoria de Passaglia y de su secretario de Obras y Servicios Públicos, Marcelo Lencina, investigados por la malversación de recursos correspondientes al Fondo de Financiamiento Educativo, regulado por la ley nacional 26.075. De acuerdo con la investigación del fiscal, la suma que habrían destinado a fines distintos a los que señala la ley es de $ 2.249.874. Aún resta acreditar, además, en qué fueron utilizados más de tres millones de pesos pertenecientes al mismo fondo.
La causa se inició a partir de la denuncia realizada por un periodista local, Mauricio Spahn, que sostuvo que los más de dos millones de pesos que deberían haberse utilizado en obras destinadas a mejorar el acceso de los grupos vulnerables a la educación fueron adjudicados a la empresa IARSA para que los empleara en la ampliación de la obra de repavimentación del barrio Somisa.
La reasignación de fondos se realizó mediante dos decretos que llevan las firmas de Passaglia y Lencina. Pero sólo se pudo acceder a ellos por medio de una orden de allanamiento que había solicitado el fiscal y que el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo convalidó y resolvió que se llevara adelante.
Durante el allanamiento, el comisario a cargo del procedimiento y los funcionarios del juzgado y la fiscalía que intervinieron fueron recibidos por el intendente y su hijo y secretario privado, Manuel Passaglia. En el pedido de indagatoria se narra que la máxima autoridad del Poder Ejecutivo municipal se dirigió de forma prepotente hacia el personal policial y luego se retiró a su despacho.
No sorprende. El mal genio de Passaglia, que supo desempeñarse como ministro de Salud durante la gobernación de Felipe Solá, es conocido en el peronismo bonaerense. Muchos todavía recuerdan cuando, en el 2009, sin sacar los pies del plato del FpV, llamó a “ganarle a Néstor Kirchner”. Lo hizo con el mal genio que le es conocido, y que inspira miedo en muchos de los que lo tratan.
Ese talante fue el que desplegó ante la requisitoria judicial, de la que NOVA informó en septiembre pasado. Durante el allanamiento se presentó el secretario de gobierno municipal, Danilo Petroni, junto a otro de los hijos del intendente, quienes “mostraron una actitud reticente hacia la orden judicial impartida”, e insultaron tanto al personal policial como al judicial y al del Ministerio Público. Recién entregaron la documentación solicitada luego de casi tres horas de espera y maltrato.
A partir de la lectura de los decretos, Di Lello pudo comprobar que la reasignación de partidas se había realizado sin ningún tipo de fundamentación, lo que “impide a la ciudadanía en general y al suscripto en particular dilucidar las circunstancias que llevaron a utilizar fondos afectados a la implementación de políticas Nacionales de Educación (establecido por ley del Congreso Nacional), en la ampliación de una obra de pavimentación que se enmarca en un plan general de pavimentación de la ciudad, tal como el propio decreto lo señala”.
Por otra parte, el fiscal remarcó que la ley nacional de financiamiento educativo destaca, como objetivo primordial del fondo establecido, “la inversión en los sectores más carenciados, con la finalidad de recortar la brecha existente entre éstos y los ámbitos de mayor nivel económico”.
En este sentido, Di Lello señaló que la fundamentación, “propia de todo acto administrativo”, resultaba entonces aún más necesaria en el caso, “dado que la utilidad que se estaba otorgando a los fondos no resultaba de por sí vinculada a políticas educativas”.
El fiscal cursó el pedido de indagatoria al juez federal de Rosario Marcelo Bailaque, que interviene debido a que los jueces de San Nicolás se excusaron. En su presentación, acusa al intendente y a Lencina por el delito de malversación de fondos, en concurso ideal con incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Di Lello también le requirió al juez que se forme causa por separado por la resistencia a la autoridad en el allanamiento, debido al maltrato al que habían sido expuestos los policías y funcionarios que llevaron adelante el procedimiento.
Escuelas deterioradas
En otro pasaje del pedido de indagatoria, Di Lello explicó que luego de los testimonios brindados en la causa por todos los miembros del Consejo Escolar del distrito, representantes de diversos gremios docentes de la ciudad, y diferentes autoridades educativas, pudo elaborar un panorama del estado de los establecimientos educativos nicoleños.
En este sentido, se pudo comprobar que “la mayoría de los establecimientos escolares de la ciudad presentan serias y graves necesidades edilicias”. Uno de los testimonios que dio cuenta de esa situación fue el del vicepresidente del Concejo Escolar, Darío Liendro, quien declaró que “los 96 establecimientos escolares públicos presentan alguna necesidad edilicia por encontrarse en su mayoría deteriorados, ya que vienen acarreando años de falta de mantenimiento”.
Los problemas se agravan en los barrios más humildes. Sobre este aspecto, se resaltó el caso de una escuela que por filtraciones en los techos, daños en los desagües y baños tuvo inconvenientes eléctricos que llevaron a suspender sus actividades.
También se destacó el caso de un colegio para niños y jóvenes discapacitados. Allí los problemas edilicios impiden un desenvolvimiento normal de las actividades escolares, así como también se imposibilita llevar adelante el cuidado especial que necesitan los alumnos de ese espacio.
Matafuegos con más de tres años de vencimiento, filtraciones en los días de lluvia, pérdidas de gas, problemas con baños y cloacas, con las calefacciones de las aulas y la presencia de roedores y demoras en las desinfecciones fueron otras de las tantas situaciones que se denunciaron en la causa sobre el estado de las escuelas públicas de San Nicolás.
Ante este panorama, también se acreditó que los representantes del Consejo Escolar y los gremios docentes, al enterarse de la existencia de los fondos nacionales, efectuaron diversos reclamos al municipio. Sin embargo, tanto el intendente como su hijo les respondieron que “la utilización resultaba privativa del municipio, así como la responsabilidad por su uso”.
¿Dónde están los millones que faltan acreditar?
Pero eso no es todo. El fiscal sostuvo que, de acuerdo a la información brindada por organismos nacionales y provinciales, se pudo acreditar que el monto total que había recibido el municipio hacia fines de octubre de 2013 era de más de cinco millones y medio de pesos.
Ya se sabe que, de esa suma, más de dos millones fueron utilizados en las obras de repavimentación del barrio Somisa, en especial la zona costera del barrio, que da sobre el arroyo Ramallo. A partir de las pruebas colectadas, Di Lello demostró que ninguno de los establecimientos educativos públicos de la zona fue beneficiado por esa repavimentación.
Pero aún resta saber cuál fue el destino de los más de tres millones de pesos restantes. Para ello, el fiscal requirió una serie de testimonios para conocer qué sucedió con los millones que faltan justificar.
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