Desde el Concejo Deliberante se viene cuestionando la decisión de la CLYFER de percibir de sus asociados una cuota de capital. Se realizó un proyecto de comunicación que, en caso de ser aprobado, se convertirá en un pedido formal del cuerpo a la cooperativa para que no perciba más cuotas de capitalización.
La oportunidad en que el cuerpo deliberativo se apresta a tratar este proyecto es curiosa pero no trascendente. Aun así, vale la pena saber que hace un par de meses el presidente del Concejo Deliberante, el radical Leonardo Armellini, solicitó a la CLYFER, mediante el envío de una nota, que fuera eliminada la cuota de capital de su propia factura personal.
El pedido fue denegado, y poco después la bancada radical elabora un proyecto que pretende el mismo objetivo.
Con estas acciones, el oficialismo que encabeza el intendente Claudio Rossi busca descapitalizar a la cooperativa. Y de paso le abrió la puerta al Grupo Clarín, a través de Cablevisión, para la postación que sostendrá el servicio de internet, fomentando aún más el monopolio de los servicios de comunicación.
Los recursos que ingresan a la CLYFER como cuota de capitalización no sólo sirven para mejorar la infraestructura de las redes rurales. También son utilizados para incrementar el parque de vehículos, efectuar mejoras edilicias en la sede, equipar y agrandar la planta de pavimentación, y ampliar e implementar otros servicios que, sin formar parte de la distribución de energía, están también dentro del objeto social de la cooperativa como lo son la construcción (pavimento, cordón cuneta, etcétera) y el Triple Play.
Algunas consultas efectuadas ante autoridades de la cooperativa permiten concluir que al retiro, o disminución, o segmentación del cobro de la cuota de capital (eliminándola de las facturas con Tarifa Social, por ejemplo) no es un objetivo imposible, aunque dependerá de las posibilidades que existan de continuar capitalizándose a partir de excedentes surgidos de sus ingresos habituales.
No obstante, es necesario aclarar que ninguna de estas cuestiones son pasibles de la injerencia municipal, en este caso del Concejo Deliberante. La CLYFER tiene sus estatutos, sus órganos de conducción, sus modos de funcionamiento; hay una legislación que la rige y entes de control que se encargan de certificar que esas leyes se cumplan y de sancionar en caso de que no sea así. Cada año, tras la asamblea ordinaria, la cooperativa rinde cuentas ante los organismos correspondientes sobre el destino dado a las cuotas de capital.
La Municipalidad, en todo caso, como poder concedente del servicio de distribución de energía y de alumbrado público podría realizar requerimientos, o plantear exigencias relacionadas pura y exclusivamente con tal concesión, que es lo que le compete. Si la cooperativa, o su asamblea, o sus socios, deciden hacer o no aportes de capital es un tema que a la Municipalidad le resulta absolutamente ajeno.
Nadie debería olvidar que una cooperativa es, ante todo, una empresa; y que la Municipalidad no debería meterse a opinar sobre sus asuntos internos así como no pretende decirle a Monsanto cuánto debe pagarle a sus empleados o imponerle el precio de las semillas que vende.
En todo caso, los concejales podrían continuar enviando notas pidiendo que les retiren a ellos su propia cuota, ya que si bien los antecedentes no los favorecen, quizás alguno tenga suerte... (www.RojasCiudad.net)