CAPITAL FEDERAL, Febrero 06.-( Por Mario Wainfeld) La coyuntura fuerza las tácticas de las oposiciones. Miradas sobre
Los diagnósticos concuerdan en el abanico político, aunque a veces no se sinceren en público. Hoy día, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lleva gran ventaja a sus competidores, sería puntera en primera vuelta y hasta podría ganar sin ballottage. En
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En términos más generales, la inercia o continuidad de lo vigente resiente las chances de alternancia nacional. La primera consigna táctica para quienes lo ansían es cambiar el escenario. Es racional, entonces,
Las grandes corporaciones, jugadas contra el oficialismo, también participan en las elecciones. Es poco serio armar el horizonte del año sin incluirlas en el análisis. No atraviesan su mejor momento, están despechadas por las irremediables divisiones de los partidos opositores. Y su cohesión interna deja mucho que desear.
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Miradas hacia el Palacio: En el Frente para
El cronista dialogó con miembros del gabinete, parlamentarios de primer nivel, algún gobernador, figuras de consulta. En general, las lecturas concuerdan. Se resumirán manteniendo la incógnita de las fuentes. “Cristina está de mejor ánimo”, cantan a coro. Mantiene el duelo en su vestimenta pero “pasó de la angustia al dolor”, según describe un contertulio usual de Olivos. La quiere bien, al unísono la necesita como líder y como candidata. Se la ve más serena y sonriente en actos y discursos, se entretuvo haciendo el simulacro de pegar con guantes a una boxeadora. Suena asombroso que un cuadro político de larga militancia, abandone una candidatura que es la llave de la continuidad de un proyecto con el que está consustanciada y que en este recodo del camino, ya se nombra como “kirchnerismo”. Sería exótico, hasta inverosímil... todos asienten aunque miran igual.
Más concernidos por los detalles, varios dirigentes peronistas rezongan porque los compañeros (ellos mismos, sus pares) tienen poca acogida en
Los gobernadores y los intendentes peronistas, quizá no todos, se perciben extrañados del círculo de decisiones. El ministro de Planificación Julio De Vido alivia en parte sus cuitas. Es un interlocutor recurrente que además maneja la obra pública, un recurso esencial en años electorales. “Con Julio está todo bien”, resume un intendente conurbano, con marcada portación de aspecto peronista. “Todo bien” es lo simbólico, el intercambio permanente y las realizaciones materiales.
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El vice y el síndrome Cobos: Julio Cobos vale como escarmiento: ni en
Hablamos de elucubraciones, que transmiten cómo se va traduciendo el cuadro de situación. Un gobernador o ex gobernador sería una opción más clásica y más afín al deseo de la dirigencia peronista. Una señal de identidad, un guiño a los demás mandatarios, que atemperaría o disiparía los rezongos aludidos antes en esta nota. Claro que, si se afina la mira, no sería sencillo dar con el hombre justo. El sanjuanino José Luis Gioja seguramente es el que despierta más empatía entre sus pares, por trayectoria y estilo. Pero es una figura vulnerable en un escenario nacional por su política minera. Un operador de primer nivel, que lo trata y lo respeta, agrega un escollo prospectivo: “Si José Luis llegara a la vicepresidencia, en 2013 comenzaría su propia campaña, su ambición no tiene techo”.
El entrerriano Sergio Urribarri goza de buena onda en
Más vistoso, más dotado para la polémica nacional y con mejor discurso, el chaqueño Jorge Capitanich también abre contraindicaciones. La primera es que se perdería en el Chaco. “Coqui Capitanich es el único que garantiza ganar en la provincia.” El propio gobernador dice que prefiere ese camino. Claro, agrega el cronista de su coleto, que nadie puede dentro del kirchnerismo rechazar una oferta a la vicepresidencia, si se efectiviza.
Como fuera, esa señal está en veremos. Podría dilatarse bastante,
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“La provincia”: “Si Cristina va por la presidencia, Scioli busca la reelección como gobernador. Pero si Cristina desiste, Daniel quiere ser candidato a presidente”. Un dirigente del conurbano, con buena entrada a Daniel Scioli, define sus coordenadas. Página/12 formula una pregunta de cajón: “¿Scioli quiere que
El Plan B de Scioli es el plan A de ciertos intendentes suburbanos y de importantes referentes empresarios. Se lo hacen saber con asiduidad, en tenidas o cenas cara a cara. Por ahora, en torno de Scioli juran que él solo dará un paso adelante si Cristina Kirchner da un paso atrás. La alianza entrambos es muy de conveniencia y aureolada por grandes sospechas. Equilibrio inestable y con recelos. Equilibrio por ahora.
En jerga política cuando se menta la “embajada” se alude a la de Estados Unidos. Si se nombra a “la provincia” es Buenos Aires. En “la provincia” también se resiente la falta de feedback con
Un casus belli similar, pero escindible conceptualmente, es el diputado Martín Sabbatella, que iría por la gobernación apoyando a la presidenta Cristina en la compulsa nacional. Los objetores arguyen que le pisa el poncho a Scioli, que puede damnificar en una elección a vuelta única donde gana la primera minoría, que se le otorga demasiado protagonismo a un progresista.
En el otro platillo de la balanza de
Nada es imposible en estas pampas. Suena muy pero muy difícil que Sabbatella sea corrido de escena para complacer a Scioli. El gobernador lo sabe, sus principales espadas también. Seguramente se lo coloca en la agenda de exigencias en aras de conseguir otras reivindicaciones. Sin ir más lejos, de tapiar otras colectoras. Scioli también se reservará la figura del compañero de fórmula y su gabinete. Como todo gobernador (y hablamos de uno con peso específico) amuralla su territorio. En su peculiar estilo Zelig habla con (contiene a) todas las agrupaciones peronistas bonaerenses, sin desechar, maltratar, dejar sin audiencia ni desilusionar a nadie.
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Siguen participando: La ley de primarias tendrá carencias y artificios pero rumbea hacia un norte deseable. Es imprescindible que haya más participación política institucional y partidaria. En Argentina son enormes el activismo ciudadano, la dinámica y el poder de veto de organizaciones de la sociedad civil. Pero es muy descompensada la intervención fuera de las calles y las plazas. Las primarias y
Todo lo que se hace en campaña (roscas, propagandas, amagues de ruptura, bravatas, exageraciones verbales) son técnicas convencionales en todo sistema democrático. Nada las santifica pero es injusto el repudio mediático y cultural a instrumentos imprescindibles de proselitismo. El veredicto final surge de la decisión popular, en una gran instancia de participación masiva.
Las andanzas corporativas son muy otro cantar. Poder puro, aunque se enuncie lo contrario. De pálpito poco democrático, casi siempre elitista, con desoladora frecuencia desestabilizador o destituyente. Frustradas por cómo van las cosas, las corporaciones intervendrán en la contienda, sin representación popular ni votos que las convaliden. Sus ensayos de esta semana fueron patéticos. Desde la defensa encendida del diario
Las leyes laborales, en caso de duda, deben interpretarse a favor de los trabajadores, minucia que los empleadores desdeñan. Los tribunales del ramo son una relativa innovación en el Poder Judicial: tienen la misma edad que el peronismo y no es casualidad. Desde las grandes empresas nadie se indigna porque sus apoderados colonizan el fuero contencioso administrativo para sisar al Estado a su gusto. En los grandes medios nada se dice de los camaristas de Casación Penal que fungen como defensores adjuntos de los represores más abyectos, poniendo sus señoriales asentaderas sobre expedientes que buscan verdad y justicia.
Las diatribas contra jueces de carrera, provenientes desde el poder, no han suscitado ni un mohín de
Quién sabe no, porque todos intervienen en la campaña. Los dirigentes políticos, expuestos al juicio de las urnas. Y otros actores, más poderosos y menos apegados a las reglas democráticas.(Fuente: Pagina 12)