Opinión

Viveza criolla: La Reforma Política llevada adelante por el kirchnerismo y sus secuelas

La Reforma Política llevada adelante por el Gobierno kirchnerista en el 2009 ya empezó a impactar a la democracia argentina. Pareciera que la picardía criolla vuelve jugar en los tiempos que corre, ocupa un papel que de nueva política no tiene nada, todo lo contrario: esas recetas son muy viejas, demasiadas como para aplicarlas en pleno siglo XXI. Medidas como estas son muy similares, salvando las distancias de tiempo y de contexto, a las adoptadas en la “década infame” allá por los años 30 cuando había fraude político y demás imposiciones que hacían que un único partido ganará las elecciones.

Hoy en día, ya son exactamente 206 los partidos políticos que no podrán presentarse a las elecciones de este año a lo largo y ancho de nuestro país, mientras que hay 203 agrupaciones que están siendo observadas por la Justicia que podrían llegar a perder su personería jurídica. Todo esto pasa por no cumplir con los “requisitos” que pide la Ley sancionada por el kirchnerismo.

¿De qué trata la Reforma Política? Siendo breve, la reforma pone un sistema de internas abiertas simultáneas y obligatorias para definir los candidatos de cada Partido o Frente los cuales deben tener un piso elevado de votos, para así luego pasar a las elecciones definitivas y, si es necesario, un ballotage entre los dos candidatos más votados. También pide un piso de afiliados, 4 habitantes cada mil, para constituir o mantener personería jurídica del partido político y el 2% de votos en la última votación para poder presentarse a elecciones.

Pero esto no se queda acá: concentra el manejo de del proceso electoral en el Ministerio del Interior quitándoles facultades a la Justicia y al Congreso, poniendo de manera alarmante al gobierno nacional como juez y parte de una elección que debiera garantizar transparencia, neutralidad e igualdad para todas y todos los candidatos. Esta Reforma no contempla voto electrónico como los hay, sin necesidad de irnos a Europa o EEUU, en Brasil, Venezuela, Chile o México.

En la actualidad hay 37 partidos que podrían presentarse a nivel nacional y 547 en distintos distritos repartidos por cada provincia de la Argentina. El Peronismo Federal y la UCR, ambos partidos tradicionales de nuestro país, junto a la Coalición Cívica no perdieron la personería jurídica en ningún lugar del país. Frente para la Victoria está en conflicto en La Pampa; el PRO de Macri en Formosa; el GEN en Jujuy, y Proyecto Sur en Tierra del Fuego. Los que más lo sintieron fueron partidos más chicos como el Demócrata Cristiano que caducó su personería en 12 provincias; el Partido Humanista en 10; el Partido Obrero y el Partido Comunista en 9; Acción por la República (partido que fundara Domingo Cavallo) en 4, entre otros .

Nuestro querido Partido Socialista sólo perdió la personería jurídica en 3 provincias, y hay otras Federaciones que están siendo vistas por la Justicia Electoral. Pero este resultado no es porque somos parte de la política tradicional argentina, sino porque un grupo de compañeras y compañeros, en conjunto a las provincias que estaban en problemas, se puso al hombro la tarea de afiliar gente a través del discurso, del convencimiento, de las propuestas, como lo suele hacer el militante Socialista y no como lo hace la política y los partidos tradicionales en la Argentina que cambian una ficha de afiliación por un plato de comida o por un puesto en la Municipalidad o dando un Plan Social, jugando de esta manera con las necesidades de la gente.

Esta Reforma Política así planteada y ejecutada, es proscriptiva, tendenciosa y reaccionaria. Es funcional a las necesidades de un solo sector político y atrasa en relación a las nuevas exigencias de la sociedad en los tiempos actuales. En la política hay que respetar las reglas del “juego democrático” para poder preservar, fomentar y desarrollar la libre expresión ciudadana y darle fortaleza a una democracia.

Este intento de perpetuación del kirchnerismo se contrasta con países vecinos: Lula con más del 70% de popularidad rechazó la posibilidad de cambiar las reglas de juego para intentar reelegirse; Tabaré Vázquez , en su momento, con los mismos índices positivos rehusó siempre el cambio de la Constitución para intentar un segundo mandato; Bachelet con 80% de imagen positiva ni siquiera consideró la posibilidad de presentarse de candidata porque la ley se lo prohíbe .

La Argentina ha tenido grandes avances en 1912 con la Ley Sáenz Peña que otorgaba el voto obligatorio y secreto, y en 1951 incorporando a las mujeres a las candidaturas y votos. Pero en todos estos casos hubo consensos, necesarios para una vida en democracia. Hoy, con esta Reforma, el Gobierno Nacional avanza solo ejecutando esta Ley sin consenso, ósea imponiendo una reforma política monocolor acorde a sus necesidades de perpetuación.

La sociedad ya demostró en distintas oportunidades en democracia que cuando hay vientos fuertes de cambio no hay alquimias, candidaturas testimoniales, manipulaciones electorales que impidan esos cambios. Otras veces, como en el 2001, expresó su protesta a través del “que se vayan todos”. El pueblo ya demostró en las últimas elecciones de 2009, que por más “Ingeniería Electoral” que haya, está cansado de está dirigencia tradicional quien en más de 20 años de democracia no supo, no pudo o no quiso mejorar la vida de las condiciones de vida de los sectores populares.

El ciclo kirchnerista con su ciclo mediático y demagógico comienza a agotarse. Se trata entonces de empezar a construir, todos los días, una alternativa progresista real, democrática y con base de izquierda que transite un camino cierto de justicia, paz, igualdad y libertad para todas y todos los argentinos.

 

Juventud Socialista de Rojas

http://juventudsocialistaderojas.blogspot.com

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