"Yo creo que la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza cuentan más."
El sábado pasado a las primeras horas de la mañana nos enterábamos de esta trágica noticia. Y la verdad que no queríamos dejar de no escribirle un par de párrafos en homenaje a una persona que dejo una huella por la literatura y el pensamiento argentino.
Ernesto por sobre todo fue, como diría Aristóteles, “un animal político”. Desde sus inicios militó políticamente, cuando era estudiante participaba en agrupaciones Reformistas (que tomaban las bases de la Reforma Universitaria de 1918) y su tendencia lo llevó a militar en el Comunismo argentino, donde llegó a ser Secretario General de la Federación Juvenil Comunista. Luego de varias disidencias con el gobierno de Stalin en Rusia, decidió alejarse del comunismo y dedicarse de lleno a su profesión donde aporto varios conceptos a lo que hace a la investigación en la Universidad. Posterior a esto, empezó su carrera literaria en donde escribió libros como "El túnel", "Sobre héroes y tumbas", "Abaddón el exterminador", "Uno y el Universo", entre otros muchos ensayos filosóficos y novelas. Recibió numerosos premios, como el "Miguel de Cervantes " en 1983, y algunas de sus novelas fueron traducidas en una gran cantidad de idiomas.
En 1983 presidió la CONADEP en donde se encargó de llevar todos los informes dolorosos de las distintas torturas aplicadas por la última Dictadura Militar, para luego publicar el “Nunca más”, donde redactó el prólogo. Un fragmento de ese relato dice: “únicamente así podremos estar seguros de que nunca más en nuestra patria se repetirán los hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado”. Hoy en día donde seguimos peleando contra los genocidas y reivindicamos los Derechos Humanos en Argentina, le debemos reconocer este aporte y dejar de lado las banderas políticas, o de profanar este texto para poner otro más oficialista.
Sábato fue un luchador a favor de la vida; un militante en contra de todo autoritarismo; una persona, por sobre todo, honrada. Un romántico defensor de la pasión según él. Cuantas veces nos dijo que el progreso tecnológico nada cambia en el corazón del hombre que sigue siendo el mismo. Por todo esto, por sus grandezas y aún en sus errores, le queremos decir gracias. Gracias por haber seguido firme pese a los golpes tremendos que le dio la vida. Gracias por haber elegido la fantasía frente a la ciencia, las palabras frente a los números y las estadísticas, y la libertad frente a la noche.
Podríamos seguir escribiendo hojas y hojas, pero preferimos sintetizarlo en una frase de su propio puño y letra: “solo quienes sean capaces de sostener la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido”.
Juventud Socialista de Rojas