Panorama político bonaerense

El potencial de las encuestas, bajo la lupa

Se instala la sensación de que la votación ya se realizó, que nada queda para hacer, porque se evaporó la incertidumbre. Sin embargo, siguen alimentando análisis, proyecciones de último momento y deparan algunas sorpresas.
Se instala la sensación de que la votación ya se realizó, que nada queda para hacer, porque se evaporó la incertidumbre. Sin embargo, siguen alimentando análisis, proyecciones de último momento y deparan algunas sorpresas.

Por Martín López Lastra

 

 

Los sondeos electorales suelen ser resaltados por aquella parte interesada en hacer conocer ciertos resultados y censurar otros. No han sido de gran eficacia hace un par de años, con márgenes de error superiores a diez puntos, salvo una seleccionada y reducida cantidad de consultoras que han acertado finalmente dentro de los parámetros de calidad esperados.

 

Los estudios de opinión se han transformado, desde hace décadas, en un instrumento de acción política para la persuasión de indecisos, del votante que suele tener una conducta volátil y de aquellos que hasta último momento quieren resistir un resultado, pero luego terminan resignándose y se suben al tren del denominado "voto útil".

 

Se instala así la sensación, en muchos casos, de que la votación ya se realizó, que nada queda para hacer, porque se evaporó la incertidumbre.

 

Sin embargo, las encuestas siguen alimentando análisis, proyecciones de último momento y deparan algunas sorpresas.

 

Pero las muestras siguen siendo reducidas.  Los métodos de consulta telefónica, que utilizan algunas consultoras, suelen ser cuestionados.  Además, la respuesta que se hace en un día determinado puede variar de acuerdo a las noticias que construyen la agenda pública. Por caso, hay estudios que señalan que hasta un 30 por ciento del electorado puede cambiar su voto a último momento, con lo cual se derriba todo tipo de proyecciones.

 

Y realmente parece increíble la potenciación que se hace de las encuestas en muchos medios, como gran herramienta de estudio cuantitativo, cuando más del ochenta por ciento de sus predicciones en 2009 quedaron en posición fuera de juego.  Para colmo no hubo explicación alguna para verdaderos horrores en sus pronósticos.  Si la hubo, no produjo buena receptividad en la opinión pública.

 

Tal alusión sirve de introducción para hacer referencia a las últimas encuestas en la Provincia. Las mismas dan cuenta de que el Gobernador reúne un 44 por ciento de adhesiones, seguido de un 24 de intención de voto de Francisco De Narváez, poco menos de un 22 por ciento de Sergio Massa y entre un cinco a diez por ciento para Martín Sabbatella.

 

Algunos sondeos, ya colocan a Scioli con importante e insuperable ventaja, incluso por encima de cualquier postulación de candidato kirchnerista por la vía colectora como podría ocurrir con Martín Sabattella o la postulación, siempre en potencial, de Sergio Massa.

 

No hay certificación de que esta encuesta se haya realizado incluyendo en la consulta alguna eventual alianza o reagrupamiento opositor, como podría ocurrir con Francisco De Narváez y el radicalismo, e incluso con el acercamiento del PRO. O el lanzamiento de nuevos frentes de centro izquierda.

 

De todos modos, la metodología cuantitativa de investigación pública con vista a lo electoral, en La Argentina, en los últimos años, ha dejado mucho que desear.  La publicación de encuestas, de manera incuestionable, sin marcar un contexto de referencia y su margen de error y su escasa infalibilidad, hace que se provoque un estado de "hecho consumado" para lograr resignaciones.  Es una muy buena arma cuando es el oficialismo el que está "proclamándose" ganador.

 

Esto genera que al universo de los no consultados, -muy superior al 99 por ciento, dado que las muestras son reducidas- se lo subordine a una opinión privilegiada que sí han tenido los consultados. Sin embargo, que se recuerde en una democracia, todos los ciudadanos tienen el mismo poder de voto y no hay ninguna ley que señale que deban votar tal cual ordenó tal o cual encuesta.

 

En segundo lugar, no se tiene en cuenta el nivel de ausentismo en los comicios.  Es entre un veinte a un treinta por ciento. No hay consultora ni encuestadora, salvo que tenga poder de clarividencia, que pueda confirmar si estarán más ausentes los oficialistas, votantes de derecha, de centro o de izquierda.

 

En tercer lugar, la franja de indecisos, cuando supera el diez por ciento, puede afectar cualquier resultado. Difícilmente, y por orgullo de los consultores, los incluyan en la situación de "margen de error", que debería ser no mayor del tres por ciento. 

 

En cuarto lugar aparece aquel que decidió cambiar el voto a último momento y también, por que no, a quien le gusta mentir a las encuestadoras, en conducta de rebeldía ante la invasión de una decisión tan íntima como es el voto.

 

En líneas generales, las encuestas son muy válidas y atractivas para quienes se encuentran en la cima de las adhesiones y se usa, imperfectamente, para inducir al votante, cuando lo importante debieran ser los argumentos. 

 

Algo que no debería ocurrir, ni para oficialistas ni para opositores, es creer y "comprar" los resultados de encuestas como si se tratara de un evento deportivo en el cual hay que descontar puntos de una tabla de posiciones.  

 

Hay variados ejemplos de como altas intenciones de voto se han desvanecido como castillo de naipes en pocas semanas. Y como en igual lapso, el ascenso en las adhesiones ha sido vertiginoso. Julio Cobos era el gran referente del opositor a principios del año 2010 y hoy se está postulando como Diputado Nacional por Mendoza.  Pino Solanas generó un revuelo en el 2009 con un segundo lugar en las elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma tras empezar con un dígito de intención de voto.

 

En la Provincia habrá que determinar si encuestas que muestran tanta diferencia y un futuro escrito para octubre, desactiva o inhibe a los candidatos opositores para desarrollar campañas donde tengan que volcar la mayor expectativa y esfuerzo. Es decir, si las protagonizan mostrando vocación de poder o de mejor posicionamiento. De eso la gente se va a dar cuenta, y para ello no hacen falta encuestas.

 

Fuente: Agencia NOVA

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