Las quejas de los habitantes de esta zona de la ciudad ya están entrando en la categoría de históricos.
Los primeros inconvenientes comenzaron casi al mismo tiempo que su inauguración, como la inseguridad y el estado de sus calles.
Estas cuestiones, junto a la proliferación de pequeños basurales, la irregularidad en la recolección de residuos, y algunos problemas puntuales de cada vecino, fueron planteadas al propio intendente Claudio Rossi, cuando este se hizo presente en el lugar unas semanas antes de las últimas elecciones en ocasión de habilitar reformas en la plazoleta.
El primer mandatario escucho atentamente y tomo nota para, según sus palabras encarar trabajos que signifiquen soluciones duraderas y no parches momentáneos.
Pero el tiempo avanza y las dificultades no solo subsisten, sino que se suman, como precisa y paradójicamente con la falta de mantenimiento del espacio público reinaugurado por el intendente en esa oportunidad.
En este último tema en particular, no obstante la responsabilidad del Estado en su conservación, también genera tensiones entre los propios vecinos la falta de compromiso en su cuidado, que se evidencia con los desperdicios que son arrojados en el predio.
Algún día comprenderemos que, además de derechos, también tenemos obligaciones. Nunca será tarde para darse cuenta.