El Poder Hoy

Una locura colectiva

Pocas veces se puso de manifiesto, como en la semana que acaba de concluir, el pobre nivel de debate político que existe en la Argentina, cuando restan menos de 60 días para los comicios legislativos.
Pocas veces se puso de manifiesto, como en la semana que acaba de concluir, el pobre nivel de debate político que existe en la Argentina, cuando restan menos de 60 días para los comicios legislativos.

LA PLATA, Mayo 03.-Chicanas baratas, denuncias judiciales cruzadas y constantes amenazas de un posible caos ante un resultado electoral adverso, se combinan en un cóctel que lo único que provoca es confusión y que de muy poco contribuye a las soluciones de fondo que requiere la sociedad para afrontar una crisis.

 

El circo que se armó en torno a la candidatura de la actriz Nacha Guevara (de los tres primeros candidatos del oficialismo, sería la única que asumiría su banca) muestra la escasez de ideas y de cuadros políticos que tiene el oficialismo de cara a las próximas elecciones. Todo parece pasar por una cuestión de imagen, una suerte de puesta de escena permanente, mientras que los grandes planes estratégicos, la nuevas políticas de Estado que requiere un país a la deriva, brillan por su ausencia.

 

El discurso oficial pasa por la defensa de un aparente modelo que en realidad es una entelequia ya que, en definitiva, la política económica K tiene la misma estructura que el modelo neoliberal que reinó en los años 90. Los grande grupo de poder siguen siendo prácticamente los mismos que en la década pasada, y los Kirchner poco hicieron para eliminar esos privilegios.

 

Se está viviendo una suerte de locura colectiva propiciada por la conducción de la Casa Rosada que, en lugar de gobernar, dedica casi todo su tiempo a estar en campaña permanente. Pero la mediocridad no sólo atañe al oficialismo, sino también a gran parte de la oposición que se suma a la politiquería que propone el kirchnerismo. Ni siquiera se ha escuchado una propuesta coherente de cómo se podría hacer para, por lo menos, paliar los crecientes indicadores de pobreza e indigencia, que en conjunto representan más del 40% de la población.

 

El sindicalismo K tampoco es la excepción. El acto del último jueves, en el que se exaltó todo lo hecho por el gobierno nacional y no hubo ni un solo cuestionamiento a la gestión oficial, tuvo el objetivo de meter presión para que se liberen los fondos de las obras sociales y para que Kirchner habilite más espacios en las listas para representantes gremiales.

 

Pero no todo esta perdido. Hay sectores del industrialismo, de la dirigencia política y del propio gremialismo que plantean otro rumbo, y cuya voz comenzará a hacerse más fuerte en la medida en que comience a sentirse con más claridad el impacto de la crisis.

 

Scioli y la vorágine

 

El gobernador Daniel Scioli está cada vez más inmerso en esta vorágine kirchnerista. Y ya no sólo tiene que hacer campaña con su candidatura testimonial en la provincia de Buenos Aires, con todo lo que ello implica, sino que también debe ir a otras provincias a apoyar a candidatos K que, en lo papeles, no tienen muchas chances de ganar.

 

El protagonismo del gobernador en la campaña comenzó a traerle problemas en la gestión, y que se reflejan en la legislatura bonaerense. Concretamente, el tratamiento del proyecto de repatriación de capitales, que muchas veces fue definido como prioritario por el mandatario provincial, sigue frenado en la Cámara de Diputados donde el éxodo de peronistas hacia el PJ disidente fracturó el bloque del oficialismo.

 

Además, el debate nacional (con movilización incluida) que se generó en torno a la utilización del millonario superavit del Instituto de Previsión Social, que requerirá la intervención de la Suprema Corte de Justicia, mostró el estado de cuasi ebullición que existe en territorio provincial, y que no logró ser enfriado por la campaña electoral.

 

El objetivo de la mesa chica del sciolismo es posicionar al gobernador, en la lista de presidenciables, en caso de obtener un triunfo en territorio bonaerense, descontando que el kirchnerismo sufrirá duras derrotas en otros distritos clave como Córdoba, Capital Federal, Santa Fe y Mendoza. Pero las encuestas marcan que, en la principal provincia del país, los números aparecen cada vez más complicados: la pelea será cabeza a cabeza.

 

Las principales dudas radican en las intendencias, donde cada vez son más los intendentes que expresan sus temores de sumarse al experimento kirchnerista ya que saben que una derrota los dejaría muy debilitados políticamente, al borde de la renuncia. En este escenario, esta previsto que mañana haya reunión de Scioli con algunos intendentes rebeldes (ver página 6), en la que se bajaría línea de que tendrán que conjugarse a fondo y presentarse ellos mismos como candidatos.

 

Si algo ha caracterizado a varios de los caciques del Pj bonaerense es su pragmatismo, saber cuándo comienzan a soplar nuevos vientos que los obliga a reposicionarse. De lo contrario, ellos también pueden verse afectados por el vendaval.(Fuente: Diario HOY

 

 

 

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