La Provincia

Un impacto anunciado

El Gobernador estuvo este sábado, con medio gabinete, en Campana, Salto y Sarmiento, donde anunció obras y entregó subsidios
El Gobernador estuvo este sábado, con medio gabinete, en Campana, Salto y Sarmiento, donde anunció obras y entregó subsidios

LA PLATA, Abril 19.-( Por Marisa Alvarez) Más temprano que tarde, la estrategia electoral elegida por el kirchnerismo tuvo impacto pleno en el gabinete de gobierno de la Provincia. Por divergencias políticas y en particular con relación a "las candidaturas testimoniales", Daniel Scioli debió echar a un funcionario -el titular del ente recaudador, Santiago Montoya- del que no se habría desprendido si de resolver su permanencia o su salida en base a su gestión se hubiera tratado.

 

Montoya cumplió el rol de recaudador con tres gobernadores, Ruckauf, Solá y Scioli. Pasaron en esos siete años cuatro ministros de Economía y él siguió en el cargo. Con frecuencia no dudó en buscar un aumento de los ingresos de la Provincia violando lo que nadie, pero mucho menos un funcionario, jamás debería violar: las leyes y aún la Constitución. Puso en tensión, más de una vez, a la Legislatura, reclamando -y obteniendo- leyes que le otorgaran incumbencias abiertamente inconstitucionales. Se arrogó una facultad hiperexclusiva de los jueces: disponer embargos e incautaciones de bienes y dinero. De hecho, la Corte Suprema de la Nación frenó una de sus creaciones -un adicional impositivo para un segmento de los contribuyentes.

 

Pero los sucesivos gobernantes -y la clase política en general- eligieron privilegiar otro aspecto de la gestión de Montoya: cierta instalación en la sociedad de la sensación de que este funcionario iba a encontrar siempre a los que no pagaran los impuestos; y los "resultados" que el recaudador mostraba, aunque siempre resulte difícil discernir las razones de un aumento de los ingresos tributarios. De hecho, aunque no compartía, por cuestiones de personalidad, su metodología audaz e histriónica, hasta anteayer, cuando le pidió la renuncia al cargo, Scioli lo consideraba uno de sus mejores funcionarios, casi irreemplazable en su rol de recaudador.

 

Una estrategia que involucre en el proceso electoral de forma directa a un gobernante que tiene casi tres años de mandato por delante, proponiéndolo como candidato pero a "modo testimonial", esto es, postulándolo a un cargo de categoría institucional inferior al que ostenta y que no ocupará, y que defina además que todo el equipo de gestión de ese gobernante debe comprometerse con la misma "profundidad" en esa postura, estará atando, de manera casi indivisible, la gestión de gobierno a la estrategia electoral, y, también, al proceso electoral en sí mismo. Resultará entonces natural, o al menos lógico y previsible, que en ese marco los avatares del proceso electoral terminen teniendo impacto directo en el gobierno.

 

UNA SOLA SALIDA

 

A Montoya le pidieron la renuncia porque, "molesto" de que los estrategas del oficialismo estuviesen propiciando su candidatura "testimonial" a concejal de San Isidro, se despachó públicamente con una cerrada negativa a esa postulación y con una durísima crítica al oficialismo nacional, acusándolo de "haber perdido la capacidad de escuchar" a todos: "a los líderes opositores y a los sectores productivos y sociales".

 

Scioli aspira a que que su decisión de ser candidato "testimonial" sea masiva -a nivel de referentes- en el seno del oficialismo. Ya buscó, sin éxito hasta ahora, que otros gobernadores peronistas asuman el mismo rol. Y considera "imprescindible" que los intendentes bonaerenses lo sigan, encabezando las listas de candidatos a concejales. "No es lo mismo", se le ha escuchado decir con fastidio, cuando se le comenta que algunos jefes comunales se preparan para "cumplir" con la estrategia ubicando familiares que lleven su apellido en las listas para los concejos deliberantes.

 

Así, con su negativa a ser candidato "testimonial", Montoya le disparó al corazón de la estrategia del oficialismo, y en particular a la posición que asumió Scioli. ¿Qué puede esperar el Gobernador de los intendentes si un funcionario suyo descalifica de esa manera el núcleo de la estrategia? ¿Qué podría esperar el Gobernador de los intendentes si dejara pasar el desafío de su funcionario? Desde el plano político-electoral, Montoya no le dejó a Scioli otra alternativa que echarlo. Pero el que cayó fue un funcionario que el gobierno consideraba clave. Dicho de otra manera, la gestión pagó el costo de un conflicto político-partidario-electoral.

 

SIN INOCENTES

 

Montoya no ha sido ni por un minuto "inocente" en este episodio. A nivel general, es conocido como un "técnico". Pero tiene definidas ambiciones políticas. Hace poco buscó presidir el PJ de San Isidro, para forjar allí su base política territorial. Y en el oficialismo es conocido su objetivo de ser candidato a gobernador, en lo posible en el turno del 2011. Su rotundo rechazo a ser "candidato testimonial" a concejal tuvo mucho que ver con que lo "mandaban a una derrota segura", dada la fidelidad electoral de San Isidro con su intendente, Gustavo Posse. Así lo creyó Montoya, que consideraba que, por lo tanto, querían que jugara ese partido "para limarlo" en sus objetivos políticos.

 

Quienes conocen a Montoya saben que es imposible que no haya medido las consecuencias prácticas de su actitud. Pudo haber rechazado la candidatura que no quería sin generar un conflicto político ni poner en jaque la estrategia electoral del oficialismo. ¿Quería disparar al corazón de esa estrategia, y no simplemente rechazar su eventual postulación? Por lo que fuere, sabía que, como funcionario que era, estaba asumiendo una actitud política que excedía ese rol y comprometía el cargo institucional que ejercía.

 

En Olivos, en tanto, los estrategas del kirchnerismo siguen buscando mecanismos que puedan sumar votos al posible primer candidato a diputado nacional por esta provincia, Néstor Kirchner, aunque haya nóminas duplicadas de candidatos a concejales (las llamadas listas espejo) o se multiplique la oferta oficialista en ese nivel (con las llamadas colectoras). Y en algunos ámbitos del peronismo bonaerense siguen día a día las encuestas para ver si Scioli "sin Kirchner", le aportaría más votos al oficialismo.

 

Los bonaerenses, mientras tanto, se han visto conmovidos, una vez más, por un inconcebible crimen en el marco de la inseguridad.(Fuente: EL DIA)

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