Estos vaivenes no son, por lo demás, excluyentes del peronismo en el kirchnerismo. Hace también cuatro meses Ricardo Alfonsín era, por caso, el candidato "natural" a gobernador por el radicalismo -y por todo el espacio del Acuerdo Cívico- y hoy se alista para darle pelea a Julio Cobos por el sillón de Rivadavia. En aquel tiempo cercano, Francisco De Narváez amagaba, desde el peronismo disidente, con anotarse en la disputa presidencial y ahora ha puesto toda la artillería en la batalla por
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"No quiere que se vaya nadie más, y hará lo que sea necesario para que todos los que aún permanecen en el espacio, al menos formalmente, se queden adentro". Para los observadores, ésa es la motivación que llevó a Néstor Kirchner a visitar a los dirigentes de la "línea crítica" del oficialismo bonaerense en su propio búnker. "Mi límite son De Narváez y que se juegue adentro" (del PJ-FpV), definió Kirchner en esa reunión, como para que los analistas tengan menos trabajo de interpretación.
En el Tigre, con el intendente Sergio Massa como anfitrión, Kirchner compartió un asado con esos dirigentes, empeñados en constituir una "corriente renovadora" -y jugar desde ese armado en las próximas elecciones- antes de definir referencias superiores ni encuadramientos. El tiempo dirá si el grupo cobra suficiente envergadura para pelear por
La estrategia inclusiva de Kirchner se inscribe en su convicción de que, una vez más, Buenos Aires será el escenario de la madre de todas las batallas, donde se definirá la competencia por
Quizás por eso, Kirchner también impulsa que "se vuelva a poner en marcha" el PJ bonaerense, nunca muy activo en los últimos años pero clausurado desde hace tres meses cuando su presidente, Alberto Balestrini, sufrió un accidente cerebrovascular. Asumiendo que el Vicegobernador no reasumirá ese rol durante bastante tiempo y conocedor de que buena parte de la dirigencia resiste que se haga cargo el interino natural, el vice Hugo Moyano, pero en busca de no enojar al líder de
La oposición provincial vive, claro, sus propias turbulencias, centradas en estos días, a través de las representaciones parlamentarias, en su posicionamiento frente al oficialismo, encarnado en ese caso en el gobierno de Daniel Scioli. De Narváez le pidió a su tropa legislativa que asuma un rol opositor más activo, más opositor en rigor, y le planteó inclusive que en algunos temas él mismo definirá la postura (ver inf. en Primera Sección). Horas después de esa "bajada de línea", sin embargo, sus diputados le aportaron al oficialismo los votos necesarios para mantener un asiento en un organismo clave, como es el Consejo de
Unión Pro dio ese apoyo a cambio de que un hombre propio fuera designado suplente en ese Consejo; un cargo que el oficialismo ya había demostrado que sabe cómo convertir en inexistente. La vacante se produjo porque el diputado oficialista Guido Lorenzino se tomó licencia como tal para ser funcionario del gabinete de Scioli, pero en cambio renunció como consejero de
Producto de esa jugarreta entre el oficialismo y los denarvaístas, en tanto, la que quedó al borde de la ruptura es la histórica y aceitada convivencia legislativa entre el peronismo en el gobierno y el radicalismo, que reclamaba, claro, que ser suplente significara reemplazar al titular cuando éste no está.(Fuente: EL DIA)