El lamentable episodio del pasado sábado donde un menor de edad recibió el roce de una bala en su cuello y salvó su vida de milagro, constituyó un caso de violencia de género.
El autor del disparo, el padre del menor, llego en estado de ebriedad al domicilio donde viven el niño y su madre, violando el perímetro de restricción que ya pesaba sobre él por denuncias anteriores, y en un nuevo intento de agresión se produjo este casi fatal desenlace.
Esta situación sale a la luz, debido a que después de pasados unos días del episodio y, con su hijo ya en su casa, la mamá ha tomado conciencia de lo que pudo haber pasado y decidió hacerlo público como una forma de poder defenderse de este peligroso personaje.
Pero lamentablemente la Justicia y la Policía no han estado a la altura de las circunstancias y han dejado absolutamente indefensa a esta mujer y sus hijos que, informó lo sucedido como así también los antecedentes del esposo, y no fue escuchada, ya que trataron el caso como tenencia ilegitima de arma de fuego y lesiones leves- Le tomaron declaración y lo dejaron inmediatamente en libertad.
Ante este panorama desalentador, esta mamá está buscando refugio y contención entre sus familiares y amistades, como así también en las escuelas donde concurren sus hijos, donde están al tanto de esta situación.
Incalificable comportamiento de las autoridades policiales de nuestra ciudad, en especial el comisario Luján que, ya sabiendo que se trataba de un caso de violencia de género, declaró ante la prensa televisiva que había sido un accidente doméstico y el padre estaba demorado por la tenencia ilegal del arma
Esperemos que en las próximas horas no solo reaccionen las instituciones que correspondan para proteger a esta mama y sus hijos, sino también se sancione a los funcionarios policiales y judiciales que no han actuado como debían hacerlo y, lisa y llanamente, se lavaron las manos.
Dios nos proteja de estas injusticias. Porque con nuestra seguridad en manos de estos impresentables funcionarios no nos queda otro recurso.