El Poder Hoy

Recta final de una campaña enrarecida

LA PLATA, Junio 21.-Va llegando a su fin una campaña que quedará en los libros de historia como un proceso tristemente célebre, no sólo por la lluvia de chicanas y denuncias que se tiraron los candidatos en las últimas semanas (algunas motivaron la intervención de la Justicia), las insólitas candidaturas testimoniales y la preocupante falta de propuestas, sino también por el pobre nivel de debate político que existe en un país que cada vez siente con más fuerza los efectos de la crisis.

 

Desde el retorno de la democracia a esta parte, es la primera vez que irrumpe con magnitud la estrategia del “vale todo”. Así es como a la actitud de los candidatos, que no asumirán las bancas para las cuales serán electos, se suman candidatos opositores que resultan no ser tales y que en realidad están financiados por el oficialismo en varios municipios. También hay otros candidatos que forman parte de una lista, y que por lo bajo impulsan el corte de boleta. Se pone de manifiesto, de esa forma, un maquiavelismo a la máxima expresión en el que sólo importan los fines. Los códigos políticos, que deberían prevalecer en un sistema republicano, brillan por su ausencia.

 

Más allá del resultado que arrojen los comicios del 28, en la Casa de Gobierno ya comenzaron a dialogar con sectores del PJ disidente para al menos garantizar la gobernabilidad después de los comicios.

 

La preocupación no es menor: el sciolismo sabe que seguramente perderá la mayoría propia en la Legislatura, por lo que tendrán que recurrir al consenso con otros bloques políticos para sancionar los proyectos que son considerados estratégicos por el Poder ejecutivo. Incluso se está hablando de una posible reunificación del bloque.

 

Daniel Scioli sabe que su figura es una suerte de carta de salvación que está utilizando Kirchner para evitar sufrir una dura derrota en las urnas, algo que le ocurrirá al oficialismo en otras provincias como Córdoba, Santa Fe y en la Capital Federal. Pero en la gobernación no quieren atar su suerte de forma definitiva al kirchnerismo. De ahí que haya voces críticas en el seno del gobierno provincial a la estrategia K, siendo el más claro exponente de esta postura el secretario general de Gobernación, José Scioli.

 

En ese contexto, el mandatario provincial también ha incursionado en algunos temas que incomodan a la Casa rosada como es su propuesta de bajar la edad de imputabilidad, ante la ola de inseguridad que sigue azotando a la Provincia. También dio señales de respaldo político a la Policía bonaerense en los últimos días.

 

Scioli también marcó cierta distancia de Kirchner cuando reconoció que, después de las elecciones, se debería avanzar en la reunificación del peronismo. Y días después, su principal operador político, Alberto Pérez, recibió en Casa de Gobierno al diputado provincial Osvaldo Mércuri, cuya esposa e hijo actualmente integran las listas de Unión-Pro.

 

Los acercamientos políticos entre los dos PJ es una movida que le vino como anillo al dedo al Acuerdo Cívico y Social, que busca achicar la diferencia con Unión-Pro y el PJ que muestran las encuestas. Desde el sector que lideran Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín salieron con los tapones de punta denunciando un pacto secreto entre ambos sectores.

 

Más allá de cómo se capitalice la situación, la movida también muestra que ha comenzado constituirse el panorama del postkirchnerismo, un escenario donde el ex presidente ya no tendrá el poder discrecional que tuvo durante los últimos años. Se abre así un periodo de transición.

 

En cierta forma, el acuerdo entre el Partido Justicialista y el properonismo, en algunas secciones electorales, es una verdad incontrastable, pero en otros distritos las diferencias resultan inocultables. El peronismo se acerca a un período de fuerte discusión interna, donde cada uno de los caciques territoriales y provinciales intentará hacer valer su poder específico. Lo cierto es que, de cara a las elecciones de 2011, por el momento nadie tiene la vaca atada y el panorama recién comenzará a definirse después del 28.

 

Panorama opositor

 

En tanto, en el frente panradical que conforma la Coalición Cívica, la UCR, el socialismo y el cobismo también ya se está planteando el escenario postelecciones. La relación entre Cobos y Elisa Carrió cada vez es más complicada. Incluso el vicepresidente prácticamente no participó en la campaña del Acuerdo Cívico y sólo se dedicó a darle una manito a Francisco De Narváez, cuando lo recibió en su despacho y se solidarizó por la supuesta operación judicial que emprendió el kirchnerismo con la causa efedrina.

Además, no cayó para nada bien en el Acuerdo Cívico que haya dirigentes cobistas que impulsen listas en más de 30 distritos, movida que finalmente no pudo prosperar dado que la Justicia Electoral dio de baja a las colectoras, y el partido Confe sólo podrá presentar nóminas seccionales y/o municipales.

 

El Acuerdo Cívico aspira a hacer principalmente una buena elección en el interior provincial, donde tiene varios intendentes con buena sintonía con los dirigentes rurales. Es más, en sus listas hay varios agrocandidatos. Pero el problema principal lo sigue teniendo en el Conurbano bonaerense, donde reconocen que les será muy difícil poder fiscalizar adecuadamente los comicios y evitar posibles fraudes. Además, la ofensiva que emprendió Carrió para que la Organización de Estados Americanos (OEA) nombre veedores internacionales quedó en la nada.

 

En la semana que comienza, los candidatos pondrán toda la carne al asador. Y, pese a las encuestas que circulan, la suerte no está echada y aún debe escucharse el veredicto de las urnas. (Fuente: Diario Hoy)

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