Desde hace décadas puede observarse cómo el partido de Rojas se ha amesetado en el tiempo y no ha podido emerger como los distritos de su entorno que sí han logrado un notorio despegue en cuanto a su crecimiento poblacional, económico, deportivo y cultural.

¿Por qué no se invierten los vastos recursos que hay en la ciudad? ¿Por qué hay sectores emblemáticos, en pleno centro, impresentables a la vista? ¿Por qué motivo no hay un plan estratégico que busque el desarrollo sostenido de Rojas?

Esas y otras muchas preguntas aún no tienen sus respuestas y seguimos como siempre: sin despegue, conservadores, sin planes y todo con miradas cortoplacistas.

Faltan iniciativas públicas y privadas que vayan marcando el rumbo hacia dónde ir. Faltan encuentros, debates, planificadores y desarrolladores de proyectos que le un norte a Rojas. Las riquezas, los recursos y la poca población deberían hacer de este rinconcito del mundo un lugar envidiable. Pero esos recursos están en pocas manos y esas manos no están dispuestas a hacerlo.

La generación de empleo, una de las falencias en este pueblo, debe ser el punto de partida. El sector privado, ayudado por el sector público, es el que debe ser protagonista de ese cambio anhelado por los rojenses que deben emigrar y por quienes deben resignarse a vivir de changas.

La falta de políticas a largo plazo, que trasciendan gestiones de gobierno, es lo que demanda la ciudadanía, quien sea que esté gobernando. Ese debe ser el puntapié inicial para desarrollar un Rojas aletargado.