La inseguridad golpea a todos los estratos sociales, más a los que son vulnerables como la clase obrera. Desde hace unos días hay una creciente preocupación por el sostenido robo de garrafas en las viviendas de la gente humilde, envases que luego son ofrecidos en los grupos de compra y venta de las redes sociales.
Esta situación está causando alarma en las autoridades, ya que no pueden detener a los malhechores que prosiguen con sus fechorías y dejan sin garrafas a las familias que dependen del envase para poder cocinar y calefaccionarse.
Este es un tema recurrente, pero que no le encuentran la vuelta para darle la solución. "Y dale que va", dijo un hombre damnificado, "o mejor dicho, dale gas", bromeaba dentro del mal momento que le tocó vivir. "Encima no hay más garrafas sociales", dijo indignado.
Los damnificados dicen tener impotencia por lo que sucede, pero cuando se les consultó si habían radicado la correspondiente denuncia, todos lo desestimaron de plano. “Perdemos más tiempo haciendo papeles en la comisaría que el chorrito que se llevó mi garrafa”.