Ambos problemas no tienen solución, ni la tendrán por parte de las autoridades municipales, ya que no han elaborado ninguna planificación para enfrentarlos seriamente, ni cuentan con los medios mínimos para hacerlo, en caso de llegar a elaborar un programa.
En el caso de los mosquitos, basta decir que en la actualidad no están en condiciones de realizar tareas de fumigación, admitido por la propia autoridad del área, y aunque lo pudieran hacer, es tal la cantidad de criaderos existentes que sería una labor inofensiva.
Por más que los vecinos cumplamos al pie de la letra todas las recomendaciones para evitar su proliferación, desde el Municipio se incentiva el crecimiento de esta plaga con la desidia que evidencia en el mantenimiento de las calles, lo que hace que los pozos sean cada vez más grandes y profundos para contener el agua suficiente que necesitan los mosquitos para reproducirse.
Y con el tema de los perros, basta decir que quienes más se están ocupando para aunque mas no sea paliar la situación, son las organizaciones de ciudadanos que buscan proteger a los animales y marcan una constante presencia en la sociedad. Pero la responsabilidad del Estado, Municipal en este caso es ineludible, ya que su falta de acción, fomenta el aumento de perros en las calles, y esto provoca que se sucedan con mayor frecuencia los casos de mordeduras a peatones y principalmente motociclistas, como le sucedió a una mama con su hijita en la tarde del jueves.
Así que no nos queda otra que darle al insecticida, al repelente y ponernos la antitetánica.