Degradación ambiental

La fumigación a escasos metros de zonas pobladas sólo se castigaría con una multa

Veneno diseminado en Villa del Parque CECIR.
Veneno diseminado en Villa del Parque CECIR.

Esto fue lo que sucedió este martes 2 de julio en Villa del Parque CECIR cuando un aplicador de herbicida comenzó a vaciar su carga sobre un campo aledaño a la calle del fondo de este enclave habitacional. El establecimiento en cuestión es propiedad desde hace varias décadas de una familia de apellido Boher.

La inmediata denuncia de sus habitantes motivó la intervención de agentes locales del ministerio provincial de agroindustria con el apoyo de personal del Comando de Prevención Rural.

Una vez constituidos en el lugar y, ante la “ofuscación” del aplicador, sólo lograron labrar un acta por carecer de la documentación sobre que producto estaba pulverizando, ya que debía contar con una receta elaborada por un ingeniero agrónomo habilitado donde, además de establecer el agroquímico utilizado también se fijan pautas y metodologías de aplicación.

Esto es así porque, lamentablemente tanto a nivel provincial como local se carece en la actualidad de una norma que impida estas fumigaciones a pocos metros de viviendas o en la mayor de las atrocidades, escuelas.

Y como si fuera una burla a la sociedad, hay que soportar como en este caso que el fumigador se sienta ofendido porque según él y, los inspectores locales referidos así lo avalarían, estaba utilizando un producto de los que ellos llaman “banda verde” que no serían “peligrosos” para la salud de los seres humanos.

Si esto fuera así en todos estos casos de “banda verde” tendríamos que interpretar, (según el señor sentido común) que hacer esta tarea es lo mismo que regar la superficie con agua que, por ahora y no en su totalidad sería el único fertilizante inocuo.

Más allá de estos razonamientos con los que personas profesionales y sobre todo sensatas podrían disentir desde el punto de vista científico, es de suma gravedad que ninguna autoridad asuma sus responsabilidades en la elaboración de una norma definitiva que proteja el bien más valioso de la humanidad; la vida.

Basta recordar que el año pasado el gobierno provincial emitió una resolución que en uno de sus artículos más resistidos establecía como único límite para no fumigar en terrenos aledaños a las  escuelas el horario escolar. Ante la lluvia de críticas decidieron dejar en suspenso la norma y, desde entonces se supone que están trabajando en conjunto con cada uno de los 135 municipios para elaborar la redacción definitiva, situación que no ha trascendido si se está llevando a cabo.

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