Según datos oficiales basados en los casos denunciados ante
Pero en los ámbitos oficiales responsables de la seguridad ciudadana, el caso Cáceres sólo "sirvió", lamentablemente, para desatar una puja pública de cada sector por poner las "culpas" en los otros, con cero autocrítica.
El gobernador Scioli apuntó a los menores de 16 años que cometen graves delitos y que no pueden ser juzgados ni puede, por lo tanto, disponerse su detención, y volvió a pedir que se baje la edad de imputabilidad a los 14 años; un cambio que depende del Congreso nacional y, por ende, en buena medida de la voluntad de
La edad de ingreso de los menores al sistema judicial penal es un tema duro y controvertido que el país debería debatir, con las opiniones de todos los especialistas de prestigio en la mano, para luego decidir qué quiere hacer. Sin embargo, los legisladores nacionales imponen de hecho una decisión -el piso está en los 16 años- sin la discusión seria y profunda que la gravedad de la situación y la extrema sensibilidad del tema merecen y exigen.
EN
La creciente participación de preadolescentes en delitos gravísimos es una realidad que debe ser encarada con valentía. Pero la problemática de la inseguridad en
Menos sutiles fueron aún jefes policiales que hablaron en público de su "indignación" y su "bronca" con jueces que, según sus descripciones, nacieron y viven para liberar a los menores criminales que ellos detienen.
Pero esas expresiones públicas fueron pálidos, ínfimos reflejos del durísimo espíritu de confrontación que se ha desarrollado en
Y definitivamente preocupante resulta que, con esas convicciones de la tropa coincidan la cúpula policial y la conducción del ministerio de Seguridad, del que depende la fuerza. En estos días en que la seguridad en
De hecho, hace tres semanas, cuando fue asesinado Santiago Urbani en el Tigre y se supo que el patrullero que debía rondar la zona estuvo dos horas parado y ni siquiera reaccionó ante la movilización policial que generó el crimen, el ministro Stornelli rechazó denuncias de que sus ocupantes estaban dormidos afirmando que no se habían movido por problemas técnicos en el sistema de comunicaciones.
La esposa de Gonzalo Etcharrán, ultimado hace dos semanas en Ciudadela, se muestra conforme con que los asesinos hubieran sido detenidos a las pocas horas del crimen. Pero deduce: sabían perfectamente quiénes y dónde encontrarlos. Y pregunta: ¿no se podía haber hecho algo antes? La idea de que
NUMEROS Y SILENCIOS
Por su lado, los legisladores nacionales a los que apela el Gobernador desde un costado de la problemática, con excepción de un par de diputados bonaerenses opositores, respondieron -como el Ejecutivo nacional- con un silencio que bien podría ser interpretado como una indiferencia total por el drama que viven los bonaerenses. Es que ni siquiera hablaron para mostrar preocupación o para decir, si así fuera su convicción, que no deben cambiar ley alguna y que de ellos no depende una parte de la solución.
Así vivimos. Hasta que nos toque ser Urbani, Etcharrán, Cáceres y tantos otros de los que ni siquiera nos enteramos.(Fuente: EL DIA)