Las últimas novedades dan cuenta de una declaración que se le tomaría a la pequeña victima con el sistema de Cámara Gesell.

Mientras tanto, se ha dispuesto una guardia policial en el domicilio de la familia de la menor.

Como ya se informara oportunamente, el hecho habría sucedido entre las últimas horas del miércoles 11 de diciembre y las primeras del jueves 12, tomando notoriedad pública en nuestra ciudad con la movilización que se llevó a cabo en la noche del viernes 13 frente a la Comisaría de la Mujer en calle Juan. G. Muñoz e Yrigoyen.

Allí los familiares reclamaron explicaciones sobre el accionar de las fuerzas policiales cuando se denunciara la ausencia de la menor de su hogar ese miércoles 11 de diciembre por la noche y también por la detención del principal sospechoso.

En esa ocasión el subcomisario Marcos Velázquez fue el encargado de atenderlos.

Por estas horas la justicia habría decidido interrogar a la menor con el sistema de Cámara Gesell, esta posibilidad debe desarrollarse en un ámbito adecuado a esos efectos, para poder escuchar a la menor sin que esta se sienta presionada por ningún factor externo ni observada por terceros.

La Cámara Gesell consiste en dos habitaciones contrastantes divididas por un vidrio grueso templado son el escenario ideal para cobijar el relato de una víctima menor de edad. De un lado, la sala de control, con paredes oscuras y sillones negros, donde las partes del proceso penal son espectadores de lo que se ve y se dice del otro lado: una habitación luminosa con piso de colores, juegos y muebles de madera laqueados en blanco, un lugar cálido en el que un psicólogo escucha y ve qué dice y hace un chico.

Los menores de 16 años que han sido víctimas de abusos sexuales, deben dar su testimonio en una Cámara Gesell. Es clave que los menores no sean revictimizados, por eso, se graba solamente una vez el testimonio.

Antes de tomar la declaración, el psicólogo asignado debe hablar con el fiscal del caso y con el defensor del imputado para consolidar las preguntas que interesan a las partes. Durante la sesión, cuenta con una computadora dentro de la cámara; a través de un chat interno puede corroborar si desde la sala observadora quieren profundizar sobre un tema o repreguntar.

Los protocolos internacionales recomiendan que el testimonio sea tomado hasta tres días después de radicada la denuncia. Pero en la Argentina los niños pueden tardar hasta dos años en prestar declaración. Pasado tanto tiempo, los menores pueden reprimir lo sufrido y, por eso, les cuesta poner en palabras los hechos. Poe eso es de vital importancia que de utilizarse este sistema se haga en los primeros días de la investigación.

El valor probatorio de lo que se dice en la cámara es preponderante. Sin embargo, en la hora que suele durar la sesión no siempre se pretende que el menor cuente a alguien que no conoce una situación muy dolorosa. “Sería elemental que se incluyan dentro de las causas todos los testimonios que han contado los niños a sus adultos referentes (madre, abuela, médica o psicóloga)”, indican los expertos.

Volviendo al caso que preocupa a nuestra comunidad, recordemos que la desaparición por unas horas de la menor, que habría derivado en el caso de abuso, comenzó el pasado miércoles 11 de diciembre unas horas antes de la medianoche, trascendiendo en las redes sociales por publicaciones de su familia que primero difundió su preocupación, ya que la joven no había regresado a su hogar luego de salir a encontrarse con una amiga a las 20 horas.

Según indicaban habían concurrido a la sede policial para pedir por su búsqueda, para luego volver a publicar en esas mismas redes (Facebook) que alrededor de las 2,30 de la madrugada había regresado a su casa. Hasta ahí lo que se sabía sobre este caso que parecía que iba quedando en la esfera de la lógica privacidad de la familia.

Pero en las primeras horas de la tarde del viernes 13 de diciembre, comienza a trascender nuevamente por las redes sociales una preocupante versión que habla de un posible caso de abuso.

Mientras la justicia decide, se mantiene una guardia policial en el domicilio de la menor.