Al transitar la segunda mitad del año, es importante realizar dos miradas: una hacia atrás y otra hacia adelante.
La primera quizás genere una sensación de impotencia, pues ya no podemos cambiar nada de nuestro pasado. Pero será útil para evaluar, potenciar los aciertos, y corregir o evitar los errores cometidos. La segunda está enfocada en el futuro: los meses que todavía debemos enfrentar, las páginas de nuestra historia que aún no han sido escritas y deseamos que se escriban sin manchas, borrones, heridas, dolores, ni acciones de las cuales lleguemos a avergonzarnos, etc.
¡Todos queremos crecer y desarrollar lo que nos hemos propuesto al comenzar el año! ¡Tenemos el deseo que todo salga bien! ¿Qué factores pueden determinar que nuestro futuro inmediato sea mejor?
Es cierto que hay cosas cuya transformación no depende exclusivamente de nosotros: la armonía social, la disminución del desempleo, el triunfo de la justicia, la honestidad de cada ciudadano, la erradicación de la violencia, el fin del narcotráfico y la drogodependencia, etc.
Pero hay cambios que sí dependen de usted y que pueden hacer que los próximos meses sean mucho mejores que los anteriores. Esto ocurrirá si está dispuesto a considerar algunos consejos prácticos:
1.- ¡Deje atrás todo resentimiento!
Es probable que en algún momento del año alguien lo haya ofendido, le haya hecho sentir despreciado, calumniado, etc. ¡Actitudes y palabras que lo han lastimado! Quizás ese dolor generó sentimientos negativos y le dio lugar a la amargura. Pero si usted desea seguir adelante con entusiasmo, no debería arrastrar ningún resentimiento. El tiempo no cicatriza las heridas del corazón; sólo las cubre y las infecta. Por eso, ¡resuelva los asuntos pendientes en forma urgente! Trate de arreglar lo grande y doloroso, pero también lo pequeño e insignificante; las grandes discusiones que generaron distanciamientos y también los malos entendidos. ¡Viva como alguien libre, en paz con la gente! Si permite que Dios dirija su vida, tendrá las fuerzas para perdonar, amar y bendecir a los demás.
2.- ¡Priorice su vida espiritual!
No se desespere por lo que aún no ha logrado conseguir. Algunos obran de esa manera y corren detrás del dinero y las posesiones, sacrificando su salud y su vida espiritual. Jesús lo invita a buscar a Dios por sobre todo lo demás: vivir con justicia, honestidad, honradez y seguir las instrucciones divinas para lograr el éxito. Entonces, a medida que usted se esfuerce y ponga todo de su parte, ¡Dios le dará lo necesario y le abrirá puertas que usted ni se había imaginado!
3.- ¡Disfrute de la amistad con Jesucristo!
Si todavía no disfruta de una relación de amistad con Jesús, decida hacerlo cuanto antes. ¡La decisión más importante de la vida es reconocerlo como Salvador y Señor! Sólo de esa manera podrá disfrutar la verdadera paz con usted mismo, con los demás y con Dios. Sus pecados y errores serán perdonados, su presente será victorioso y su futuro glorioso. Dios promete vida abundante para quienes creen en Jesús.