Autos mal estacionados, cruces de semáforos en rojo, alta velocidad, motos con escapes libes y hasta motocicletas de la policía son el paisaje cotidiano de una ciudad que no logra ser ordenada por el Municipio y que no puede corregir una cultura tan antigua como Rojas misma. Hasta se ven funcionarios manejando sus propias motos sin el casco que exige la ley.
La actual gestión se ha excedido en la delimitación de estacionamiento para motos en vez de controlar las que verdaderamente pueden y deben circular por las calles, siempre en el marco de la ley. “Cuando se improvisa, el resultado nunca es el esperado”, reza un antiguo proverbio catalán.
A 9 meses de la nueva gestión, puede decirse que es un fracaso la política en materia de tránsito si se tiene en cuenta los siguientes ítems. Se convirtió en Secretaría el área de Seguridad y ello implica elevar su rango, más presupuesto y más personal a disposición como el de una secretaria como filtro; se amplió la cantidad de miembros del cuerpo de inspectores; se labran actas para multar sin previo aviso, lo que implica un afán netamente recaudador; y no hay una planificación para atacar el problema.
El secretario de Seguridad, el inefable abogado penalista Miguel Núñez, parece no encontrarle la mano al tránsito en Rojas. Hace de algo que pareciera tan sencillo se convierta en una tarea ciclópea. El tránsito es un caos y la gente se pregunta ¿dónde están los inspectores?