CAPITAL FEDERAL, Julio 17.-(Por Mario Wainfeld) Las votaciones que vienen y las primarias. Pretendientes en un “no lugar”. El ballottage clásico y el de Olivos, incentivos diferentes. Una jueza que proscribe. Polarización, la ilusión opositora. Y un vistazo sobre la segunda vuelta porteña.
Hoy se respira hondo, a partir del domingo 24 se hilvana una seguidilla de elecciones todos los fines de semana hasta el 14 de agosto. Autoridades locales en Santa Fe, Ciudad Autónoma (CABA), Córdoba y, al fin, las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO). En un escenario Kcéntrico, el interés se centraliza en cómo le irá yendo al Frente para
El kirchnerismo ya perdió en esos tres territorios en las locales de 2007, mientras la presidenta Cristina Fernández de Kirchner prevaleció en el primer turno, doblando a la segunda, la diputada Elisa Carrió. En las legislativas del 2009, al kirchnerismo le fue fatal en esos relevantes distritos, donde rondó el 10 por ciento. En Capital estuvo a tiro de triplicar esa marca siete días atrás, en Santa Fe crecerá muchísimo aunque queda por verse cuánto.
Las PASO son una innovación sin precedente alguno, lo que impide el análisis comparativo. Las decisiones coincidentes de los distintos partidos las privaron de su faceta principal, hubo una unánime opción por la lista única para presidente y vice. Quedan por disputarse internas para cargos parlamentarios en algunas jurisdicciones. La competencia se concentra en dos aspectos. El primero, para ciertos partidos o coaliciones, llegar al piso del uno y medio por ciento de los votos válidos para poder presentarse en octubre. El segundo, medir el potencial de todos los aspirantes a
La ilusión, confesa, de los referentes opositores es que el escrutinio del 14 de agosto induzca al elector no kirchnerista a tomar nota de quién va segundo, para polarizar dos meses. El sistema nacional de ballottage propicia el llamado “voto útil” pero, ay, no lo garantiza. Las PASO traban operaciones partidarias que ayuden esas conductas: si alguien se “bajara” abandonaría la oportunidad de sumar bancas en el Congreso (perdería, pues, algunas en términos absolutos). El imaginario de la dirigencia opositora también conspira en contra: los ex integrantes del grupo “A” no lo dicen (sería insensato sincerarlo cuando se está a la pesca de apoyos) pero suponen que lo más factible es que CFK gane las elecciones, por lo que toman posiciones de cara al 2015. El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y José Manuel de
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El ballottage de Olivos: Los sistema de doble vuelta tradicionales (el de Francia, Brasil, Tierra del Fuego o Ciudad Autónoma), que exigen el cincuenta por ciento más uno de los votos, incentivan el voto expresivo en la primera. Las conductas colectivas, empero, no son lineales: el electorado puede polarizarse igual. Votar en la primera vuelta como si fuera la segunda, escribió Guillermo O’Donnell hace muchos años, tal como aconteció en
El esquema establecido en
Permítase una digresión: este sistema enmarañado, creado para mantener vigente al bipartidismo peronista-radical, fue rechazado por el electorado porteño, al que ahora está de moda cristalizar como “de derecha” y demonizar. El engendro del Pacto de Olivos fue plebiscitado favorablemente en el casi todo resto del territorio nacional, hecho olvidado en reseñas históricas simplificadoras.
Volvamos al núcleo. Las PASO tiran para un lado fuertemente expresivo, las presidenciales para otro. En las primarias se cuentan las costillas para medir cuán primero está el oficialismo y, acaso, quién emerge como segundo entre sus adversarios Queda por dilucidarse cómo impactarán las primeras sobre las que definirán los próximos cuatro años.
En ese cuadro atractivo y de ardua predicción, una jueza metió la cuchara, desvirtuando las leyes y
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Eramos pocos y apareció Servini: La jueza federal con competencia electoral María Romilda Servini de Cubría dictó una resolución estableciendo una sanción para los ciudadanos que, de modo injustificado, no participen en las PASO. Decidió que perderán el derecho de participar en octubre. Una penalidad que la ley respectiva no prevé, producto de su imaginación y voluntad, chocantemente contraria al sistema normativo, empezando por
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, declaró que la resolución judicial no tiene validez. Tiene razón sobrada pero no eligió la vía pertinente, como afirmó tras escucharlo el director nacional electoral Alejandro Di Tullio. El modo prolijo y legal de echar por la borda el disparate autoritario de Servini es otra acción judicial que la invalide, sea de la misma magistrada por contrario imperio, sea de
Tiempo para hacerlo hay pero, en el intervalo, sorprende la pasividad de todos los partidos políticos y de las ONG bienpensantes que defienden supuestamente derechos ciudadanos y que en los hechos suelen orientar sus movidas sólo a los poderes ejecutivos. En un régimen jurídico donde prima “el recurso de amparo fácil”, acá anda faltando uno. Hay en juego un virtual cercenamiento (o puesta en duda, por la parte baja) de derechos de cientos de miles de argentinos, por el capricho de una jueza. La pasividad institucional colectiva ante un hecho grave contrasta con la vivacidad predominante para discutir en los medios.
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La aldea y el conjunto: Macri cosecha desde un “no lugar” nacional para 2011. En ese trance, le conviene que no le surja un “hermano macho”, un opositor al kirchnerismo que talle fuerte o gane lo que lijaría su condición de magno challenger en 2015.
En Santa Fe sería distinto si gana el socialismo que daría envión a Hermes Binner, candidato a presidente del Frente Amplio Progresista. Comparemos, en pocas líneas, semejanzas y diferencias de esa provincia con
En Córdoba, si volviera a gobernar De
Nadie discute que los resultados posibles en las elecciones nacionales pintan ser muy disímiles a la de este maratón electoral. Pero alguna influencia puede haber, sobre todo si en el FpV se acentúa el internismo y la falta de espíritu de equipo.
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De ayer a hoy: El armado que condujo el ex presidente Néstor Kirchner en 2007 partía de la premisa “a Cristina le faltan algunos votos”. De ahí, la búsqueda de aliados con peso electoral propio, la misma Concertación Plural y las concesiones a los aliados.
El 2011 está (¿sobre?) determinado por la hipótesis de que “los votos son de Cristina” y por la marca de las deserciones ulteriores al conflicto de las retenciones móviles. De ahí la mayor injerencia presidencial en las listas, correlato de su legitimidad. El cambio es de manual, porque cambiaron las correlaciones de fuerzas internas. Las proporciones en que se implementó, opinables. Ponderar si se relegaron demasiados compañeros o algunos en especial es pura especulación. Las tácticas electorales son un arte pragmático, que se corrobora cuando se abren las urnas. Con esa salvedad, el cronista cree que se ha apostado mucho a candidatos que no suman adhesiones. Y que la intervención presidencial “muy abajo” (por ejemplo) en las boletas de comuneros porteños, puede ser disfuncional, si retrae entusiasmo para comprometerse en el activismo electoral.
La participación popular va sucediéndose en un contexto histórico único, de años de estabilidad política y crecimiento económico. Los debates cotidianos a veces distraen acerca de la magnitud de ese entorno, cuyo peso es digno de mención. Por ejemplo, acaso sirva para explicar por qué los díscolos porteños que se pronunciaron contra el kirchnerismo optaron trascartón por disfrutar del domingo de sol y no por atronar con festejos. El hecho de que unos cuantos tienen al unísono preferencias por el jefe de Gobierno y por