Por María Eugenia Suárez, corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno.
El volantazo de Othacehé devolvió a la escena política el fantasma “del pase”. Tal como sucedió en el 2013, su salto al massismo cacheteó al Frente para la Victoria y obligó a desplegar una serie de movidas y reuniones tendientes a frenar una nueva escalada de portazos por parte de dirigentes díscolos y descontentos con la gestión y el armado oficialista.
La confirmación del intendente de Merlo, Raúl Othacehé, uno de los más emblemáticos barones del Conurbano, de que se sumaría a las filas del Frente Renovador cerró un ciclo de versiones y suposiciones sobre su pase y volvió a poner en agenda el malestar de muchos jefes comunales con los líderes del Frente para la Victoria.
Al salto del merlense hay que sumarle los colestazos derivados de su decisión, puesto que ya hubo consecuencias en la Legislatura bonaerense. Su partida arrastró a un senador al bloque del Frente Renovador. Se trata de Alejandro Urdampilleta, el hombre que el “vasco” impulsó para encabezar la lista de la Primera Sección Electoral. Con ese pase la balanza en el Senado se inclina levemente, ya que Frente para la Victoria al perder a un legislador pasará a contar con 20 bancas y el massismo asciende a 19, quedando en ajustada primera minoría en ese cuerpo.
En tanto, cada vez más incertidumbre alimenta la definición del diputado Alfredo "Loby" Antonuccio, quien también responde, al menos en los papeles, a Othacehé aunque su perfil militante se acerca más al kirchnerismo.
Othacehé, argumentó que su salto se debió a que el Gobierno "se fue alejando" de los intendentes del Conurbano bonaerense, quienes "dejaron de tener posibilidad de opinión" y demandó que tendrían que haberles dado "participación en cosas importantes".
Atentos a este reclamo y ante las versiones de nuevos y más saltos, el oficialismo rápidamente inició “un operativo contención” apuntado a frenar la huida de los jefes comunales.
Es que pese a las desmentidas públicas, en el massismo dan por sentado que varios son los dirigentes que seguirán los pasos del merlense. Entre los que estarían esperando el momento oportuno se encuentra el jefe comunal de Ituzaingó, Alberto Descalzo; el intendente de Las Heras, Juan Carlos Caló, el de Suipacha, Tony Delfino, y la jefa comunal de Campana, Stella Maris Giroldi, esposa del fallecido diputado Jorge Varela, hombre de confianza de Othacehé.
Uno de los primeros en poner manos a la obra fue el ministro de Planificación Julio De Vido, quien abrió las puertas de su cartera a diversos alcaldes de la Primera Sección. La excusa fue participar en el control de precios que empuja la Nación, aunque finalmente terminaron ratificando su apoyo a Cristina Kirchner. En el encuentro estuvieron los intendentes de Moreno, Ituzaingó, Tres de Febrero, Navarro, Suipacha, Campana, General Las Heras y General Rodríguez.
En la Provincia, en tanto, la ministra de Gobierno Cristina Álvarez Rodríguez, recibió a la también mencionada como futura massista Giroldi. La excusa fue hablar sobre políticas de género, pero la movida apuntó a contener a la jefa comunal. Días antes la intendenta había expresado: “Por ahora no tengo pensado irme. Yo sigo en esta línea, sigo trabajando con la Nación y la Provincia. Todavía tenemos mucho por hacer y después se verá”, dejando con sus declaraciones un manto de dudas sobre su permanencia en el FpV.
En la misma disyuntiva, quedarse o saltar, anda por estos días el intendente de Bahía Blanca, Gustavo Bevilacqua, tironeado por su fidelidad con su jefe político Dámaso Larraburu, quien ocupa el sillón massista en el Banco Provincia, y por su amistad con el diputado nacional Julián Domínguez.
Además, su cercanía con el Frente Renovador quedó plasmado tras el acuerdo entre su hermano Carlos y Sergio Massa, que aseguró un triunfo del Frente Renovador en Villarino en octubre pasado. Esa alianza fue leído como guiño de la familia Bevilaqcua al tigrense, aunque el pase, en ese momento, fue enfriado y desestimado por ahora intendente bahiense. Y como si fuera poco este miércoles Bevilacqua reconoció que llamó a Massa para que los concejales del Frente Renovador voten a favor del presupuesto municipal y sostuvo: “Le sabré agradecer”.
Las señales de nuevos saltos no hacen más que alimentar la preocupación de dirigentes nacionales y provinciales del Frente para la Victoria. En el massismo, por el contrario, se aprovechan del descontento y andan a la caza de la dirigencia descontenta y herida del kirchnerimo.