La provincia

Una interna particular

LA PLATA, Mayo 23.-(Por Marisa Alvarez) La renovación de la conducción del área de Seguridad tras el relevo de Carlos Stornelli y la designación de Ricardo Casal al frente de un ministerio que suma Justicia, completada esta semana, marcó la agenda de gestión del gobierno provincial con un signo dominante: la opción por "hombres políticos" para reemplazar a un equipo que presumía de tener un perfil técnico desde la condición de "hombres de la Justicia" de sus integrantes.

 

A partir de una fuerte simplificación del esquema burocrático, pero también de la especificidad de las funciones -la cantidad de subsecretarías se redujo de ocho a dos-, uno de los elegidos para la nueva segunda línea de Seguridad es Guido Lorenzino, de perfil político tan nítido como que es diputado provincial y todo el mundo sabe que quiere llegar a intendente de Vicente López. El hombre es, además, un sciolista puro, que ingresó a la política de la mano del Gobernador. El otro subsecretario, Julio Pángaro, fue legislador bonaerense y es dirigente histórico del peronismo de la Segunda Sección (norte de la Provincia), más precisamente del sector donde manda desde siempre el diputado nacional hiperkirchnerista José María Díaz Bancalari.

 

POLITICOS VS. TECNICOS

 

Las designaciones muestran que se resolvieron en parte de cara a la interna del oficialismo, en la línea de las últimas semanas de tratar de evitar fugas y consolidar ese vasto y heterogéneo espacio. Pero, centralmente, como admiten en la Gobernación, la opción por "hombres políticos" tiene que ver con la decisión de privilegiar las relaciones -las "relaciones públicas", si se quiere- de la máxima conducción de Seguridad con todos los actores institucionales -intendentes, legisladores, los otros ministros- y con la comunidad.

 

Esa opción por el perfil político -claramente elegido como sinónimo de receptividad y diálogo, más allá de que resulte así o no- se vincula, efectivamente, con la intención de revertir la situación de soberbio aislamiento con que se manejó Stornelli durante su gestión, y sus desastrosos resultados. Pero parecería también haber relegado, en principio, la incorporación en funciones clave de expertos en diseño, planificación, estrategias y ejecución de las políticas de seguridad; una tarea que, así, recaería íntegramente sobre la espalda de Casal.

 

DUDA Y TAREA PENDIENTE

 

La duda, entonces, ya está planteada entre los especialistas: ¿este nuevo esquema le dará mayor cuota de decisión y poder a la Policía con relación a las políticas de seguridad?

 

Por lo pronto, la reorganización de la cúpula policial es una tarea pendiente. El nuevo ministro ha dicho que espera una propuesta del reconfirmado jefe general de la fuerza, el comisario general Juan Carlos Paggi, aunque la última palabra la tendrá el Gobernador. No será sencilla la tarea de Paggi. Ni de Scioli. Cualquiera sea la decisión que tomen, habrán incidido en la dura y compleja interna que se desarrolla desde hace un tiempo en los altos mandos de la Policía, agudizada por estas horas desde la certeza de que habrá bajas y ascensos inminentes.

 

Quienes conocen la entretela afirman que en esa puja entre varios comisarios generales -que revelaría la existencia de sectores internos en la fuerza, algunos con fuertes relaciones externas- sobresale la inocultable aspiración de crecimiento de Salvador Baratta (actual superintendente de Coordinación Operativa), quien, tras ese objetivo, tendría en la primera línea de su mira a dos de sus pares, Roberto Castronuovo (superintendente de la Región Sur) y Hugo Matzkin (superintendente de Investigaciones en Función Judicial y Evaluación para la Prevención del Delito). Todo indicaría que la supervivencia de los tres en la cúpula resultaría imposible a partir de la reorganización en ciernes (ver más inf. en la Primera Sección del diario).

 

La cúpula policial es, por lo demás, una compleja estructura conformada por catorce superintendencias, cuyos titulares actuales fueron designados por el ex ministro Stornelli. A Casal le habría interesado una cadena de mandos más simplificada, incluyendo el resto de la plana mayor (jefaturas de departamentales y de divisiones de la fuerza), pero Paggi ya advirtió que para "achicar" ese esquema habría que dictar una ley que reforme la norma que establece el actual diagrama de poder de la Policía.

 

Mientras tanto, el universo político bonaerense se dispone a hibernar hasta que pase el Mundial de fútbol. En el peronismo oficialista en particular, los referentes se prometen a sí mismos "empezar a definir" posiciones, de cara a los comicios del 2011, una vez concluido el torneo que absorberá la atención y las pasiones de los argentinos. Pero la mayoría de los intendentes compartirá mientras tanto goles, alegrías y sufrimientos futboleros con una preocupación creciente y que ya ha comenzado a movilizarlos: el dilema de cómo cerrarán este año cuentas -las de recursos y gastos de sus municipios- que no cierran. (Fuente: EL DIA)

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