“Es una vergüenza que una mujer que va a ser mamá tenga que llevarse hasta el alcohol porque no tienen”, dijo un hombre, familiar de una puérpera que se preguntó: “¿Dónde está el Estado? Esto antes no pasaba”. La charla era entre él y una enfermera con más testigos en la habitación.

Esta es la realidad de la salud pública en nuestra ciudad: falta de insumos básicos, ausencia de las autoridades porque trabajan en otras ciudades o se van de vacaciones a Europa a seis meses de haber asumido. Hace unos días despidieron al menos tres empleadas sin justa causa en el Geriátrico.

“Este es el gobierno con menos sensibilidad social que he conocido después de los militares”, expresaba el hombre que no cabía en sí cuando se enteró de todo lo que tiene que traer una parturienta y sus familiares porque si no, no hay parto. “Al Hospital lo manejan personas que no conocen a nadie o que vivieron en otro continente, ¿cómo va a ir adelante?”.