En el barro

¿Qué les pasa a los chacareros de Junín?

Chacareros en el barro. Alejandro Barbieri, Joaquín Elósegui, Graciela Picchi y Rodrigo Esponda.
Chacareros en el barro. Alejandro Barbieri, Joaquín Elósegui, Graciela Picchi y Rodrigo Esponda.

Según un informe del Semanario de Junín, el agua de las inundaciones del año pasado ya se retiró pero la dirigencia agraria local sigue empantanada, sin encontrar un rumbo y menos aún una posición gremial que permita aunar criterios y favorecer en algo a las bases que ven con preocupación un futuro que aparece sombrío.

Sin embargo, lo que resulta difícil de tragar para los dirigentes de la Sociedad Rural de Junín (SRJ) es la aparición de la Asociación de Productores Agropecuarios de Junín (APAJ), creada a principios de este año y ahora liderada por Graciela Picchi, luego de la renuncia de su primer titular Fernando Hardoy.

Si bien al ser constituida la APAJ, Picchi aseguró que no había “una ruptura”, el tiempo demostró que a pesar del maquillaje que le pusieran en el trato, las ideas y acciones transcurrirían por distintos caminos. Y a los nuevos se sumó Rosana Franco, con su representatividad de la Federación Agraria Argentina (FAA).

En el medio de la discordia, apareció el municipio y las promesas del secretario de Obras Públicas Marcelo Balestrasse acerca de la mejora de los caminos rurales y la decisión de Pablo Petrecca de no soltar ni una sola moneda de las tasas municipales, lo cual era un reclamo de la APAJ.

La entidad conducida por Picchi, junto con FAA, promovieron un proyecto para ser presentado ante el Concejo Deliberante, sin embargo el intendente les pidió un poco más de tiempo. Las respuestas de Petrecca nunca llegaron, APAJ y FAA se enojaron, pegaron un portazo y hoy la Sociedad Rural sobrenada en soledad su acompañamiento al municipio más por conveniencia que por afinidad.

En tanto las soluciones no llegan ni en los caminos, ni en la seguridad, ni en lo productivo del sector ligado exclusivamente al gobierno nacional y provincial.

Una rural sin liderazgo

Las decisiones de Sociedad Rural de Junín están conformadas por un triunvirato integrado por su presidente Joaquín Elósegui, con dos ex titulares como Alejandro Barbieri y Rodrigo Esponda.

Este último conforma, además, la mesa chica de la alianza Cambiemos en representación de la Coalición Cívica (con Elisa Carrió surfeando peligrosamente las olas) y al mismo tiempo cuida los intereses de los trabajadores rurales (es delegado provincial del Renatre) a pesar de ser productor y estar (teóricamente) del otro lado del mostrador.

Entonces, la relación de Esponda con Petrecca es de sociedad política y con ello sostiene el mantenimiento del diálogo con el ejecutivo comunal.

“Es lo que hay”, dijo un ex dirigente ruralista de los que participaban de los encendidos debates contra el gobierno en una cúpula llena de productores hace algunos años atrás.

Supremacía dirigencial

La constitución de APAJ es algo que molesta y mucho en la rural, que preferiría seguir teniendo la supremacía dirigencial.

Al referirse a la nueva entidad, algunos ruralistas hablan de boicot, otros de celos institucionales y algunos de que se trata simplemente de intencionalidad y oportunismo para hacer negocios con el mantenimiento de los caminos.

También desde el municipio apuntan en ese sentido: creen que algún integrante buscaría favorecer a un tercero para establecer en Junín un consorcio vial para los caminos similar al que funciona en Tandil.

Casi como con sarcasmo, durante la última visita que realizó el ministro de Agroindustria, Leonardo Sarquís a Junín por el tema lechero, Petrecca destacó ante los pocos ruralistas presentes en la reunión el avance en el manejo de los caminos rurales y enfatizó: “con entidades dispuestas a sumar, la tarea es mucho más fácil”, mandando un mensaje claro a las huestes de Picchi y Franco.

“Poca bola”

Sin hacerse cargo de las críticas, APAJ sigue sumando adhesiones a su cruzada anti tasas y presta poca atención a ruralistas y ejecutivos comunales.

Hace pocos días, junto a FAA, organizaron un taller de reordenamiento de tasas municipales donde el licenciado Daniel Binando (actual secretario de Hacienda y Finanzas del municipio de Tandil) abrió su ponencia contando los orígenes de la concesión que otorgó a la Cooperativa Vial de Productores de Tandil hace ya 20 años.

Sostuvo que fue el mejor “negocio que pudo hacer el Municipio, se terminaron los problemas hace 20 años, mantenemos una relación muy fluida, para nuestro intendente esta Cooperativa local es un orgullo”.

Asimismo, remarcaron que “Tandil tiene una recaudación por Tasa Vial casi igual que Junín pero con el doble de hectáreas, lo que remarca a las claras el elevado costo de la tasa vial de Junín”.

También estuvo en la charla el ingeniero Pablo Ceriani (gerente general de la Cooperativa), quien dio explicaciones acerca del manejo de las obras, la logística de las labores remarcando que tienen casillas y se pagan viáticos al personal para incentivar quedarse en el campo. Las máquinas están dotadas todas con comunicaciones y GPS por lo cual conocen perfectamente el tiempo de trabajo.

Respecto al tema, vale recordar que en Junín APAJ se había mostrado interesada en que UOCRA se hiciera cargo de los caminos, lo cual hizo que se ganaran la contrariedad de los empleados municipales.

Otras tasas

Semanario ya había advertido oportunamente acerca de la ilegalidad de las distintas tasas municipales (los municipios no pueden cobrar impuestos) ya que no brindaban una contraprestación. Para ello habíamos consultado a un especialista de Carbap, Juan Pedro Merbilhaá, quien desde hace décadas estudia el devenir de este tipo de “cajas” públicas que manejan las comunas.

Si bien la APAJ está enfocada hacia la tasa de red vial para poder mantener los caminos, también sumó en este tiempo a la de “marcas y señales” que también había remarcado nuestro semanario.

Llamativamente, no se han pronunciado respecto al cánon que se abona a nivel local por las naftas y particularmente por el gasoil (20 centavos por litro) el cual resulta vital para la producción agropecuaria.

Otro de los ítems que no han abordado las gremiales del campo ha sido los sobreprecios que ha pagado el municipio por el gasoil, el cual estaría siendo utilizado por la maquinaria destinada a la reparación de caminos y otras tareas.

Esta falta de organización a la hora de los planteos muestra la poca organización de las entidades: una evadiendo las críticas por “compromisos políticos”, la otra –según el municipio- tratando de hacerse del botín de la red vial. Ambas, fuera de la agenda que necesita el productor.

Picchi, la revoltosa

De todas maneras, Graciela Picchi aprovecha para ocupar todos los espacios que deja libre la Sociedad Rural y debido a sus contactos genera interesantes movidas mediáticas aunque de escaso contenido ya que todo termina girando en el mismo sentido.

Hasta ahora, y luego de casi ocho meses de constituida, la APAJ sigue con las manos vacías en materia de mejora de caminos, lo cual se ha constituido en un monotema de la organización.

Lo que empezó entonces como una entidad que “venía a apoyar los reclamos de los productores”, hoy está enfrascada en una disputa de poder que no hace más que llevar confusión a las bases que se siguen sintiendo poco representadas, tanto por unos como por otros.

Lo que requieren es un reclamo preciso que advierta sobre la falta de políticas agropecuarias de un gobierno que les palmeó la espalda y hoy los ningunea.

La realidad de la producción agropecuaria tradicional excede la crisis tambera, la variabilidad del clima, la vulnerabilidad del monocultivo y el éxodo rural.

Para los pueblos, preocupa y mucho la falta de responsabilidad dirigencial que buscan objetivos particulares por encima de los comunes.

No se puede estar mirando permanentemente el cielo para esperanzarse con una cosecha salvadora, cuando los requerimientos del sector rural hoy pasan por corredores mucho más profundos tanto en lo productivo como también en lo social.

Lejos quedó la movilización de 2008 con la consigna de “Todos somos el campo”. Ahora el sector dejó demostrado en el último paro que no le importan los reclamos citadinos y sigue encolumnándose a su victimario de hoy, por el miedo que le dejó el de ayer.

De ese modo, sin consenso ni participación social. Sin líderes que miren el todo y no las partes, enredados en alianzas políticas que no le han dado nada, con una visión sesgada de productividad enfocada únicamente en la agricultura drogadependiente y sin la atención de las bases agobiadas por tanta charla y tan pocas acciones, la dirigencia chacarera se pierde en un laberinto del que ni siquiera sabe por dónde saldrá.

Justo en tiempos que se necesita de unión buscan la dicotomía y los personalismos, poniendo en medio a un Intendente que sabe mucho de eso.

Como si el Martín Fierro se les hubiera llenado del polvo de los caminos o el barro de las inundaciones, pareciera que no pueden alcanzar a leer aquel párrafo grabado a fuego: “Porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera”.

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