En una actitud totalmente inesperada, los abogados de los agentes detenidos presentaron sus renuncias, y tanto ellos como sus familiares se enteraron este lunes mismo, en ocasión de desarrollarse una audiencia, que ante esta situación debió postergarse 24 horas.
Estos letrados José Ingrata y Miguel Ángel Arzagot, más allá de sus razones, que son desconocidas, actuaron como mínimo con una llamativa falta de ética y decoro profesional, dado que no les anticiparon su decisión a sus clientes, dejándolos en un estado de indefensión momentánea.
La semana pasada se les concedió por parte del juez interviniente el beneficio del arresto domiciliario el cual fue inmediatamente apelado por el fiscal Mastorchio y la mayoría de los querellantes, que tienen plazo hasta mañana para hacerlo.
Por lo tanto los jóvenes policías deberán esperar hasta lunes o martes de la próxima semana, cuando la Cámara de Apelaciones resuelva los recursos interpuestos.
No obstante ello, en un intento por acelerar la decisión, se había presentado un recurso de habeas corpus para que la medida del arresto domiciliario no se demore más, prolongando la sensación de injusticia que sienten ellos y sus familias, que no ven la hora de tenerlos en su hogar.
Una justicia lenta y con tantas chicanas procesales de parte del Fiscal de la causa, no constituye un servicio imparcial y justo. Ya que a esta altura de la historia, está resultando más que evidente que la verdadera obstrucción del accionar judicial, es sin duda la situación de prófugo del comisario Donza, quien tiene toda la responsabilidad de lo acontecido.
Y a quién le cabe alguna duda que este personaje cuenta con la protección de sus colegas comisarios, para mantenerse en esa condición.