Panorama político bonaerense

Las reglas para la ambición política

Más versiones respecto de que el peronismo disidente decide hacer las valijas para ir por fuera del PJ bonaerense. Scioli ve con suspicacia el respaldo que Moyano recibe de Néstor Kirchner.
Más versiones respecto de que el peronismo disidente decide hacer las valijas para ir por fuera del PJ bonaerense. Scioli ve con suspicacia el respaldo que Moyano recibe de Néstor Kirchner.

Por Martín López Lastra

 

 

Mensajes subliminales y otros en forma más directa se desarrollaron en torno de los comicios electorales del 2011, que parece estar más cercano que lo que la objetiva perspectiva cronológica indica. 

 

Ya se empezó a hablar del futuro político, y esto se relaciona directamente con la renovada legislación electoral que prevé internas con reglas de juego consideradas hasta leoninas por la supuesta oposición interna que se iba a anotar en esa compulsa.

 

Eduardo Duhalde y Felipe Solá, como referentes del peronismo disidente, están más cerca de la puerta de salida de la estructura formal del Partido Justicialista que de mantenerse en esa pelea. Curiosamente, con casi los mismos argumentos que en el 2003 esgrimía Néstor Kirchner. Padrón sin depurar, falta de transparencia y afiliaciones no muy claras también eran motivo de públicas sospechas del patagónico, quien por entonces no descartaba alguna alternativa externa al partido que hoy conduce.

 

Más allá de estas cuestiones de eventual deserción en las primarias, poco y nada habían avanzado los mencionados disidentes en candidaturas para la gobernación. Esto dejaría en claro que podría haber un futuro entendimiento con Francisco De Narváez, si es que éste termina de deshojar la margarita a favor del sillón de Dardo Rocha.

 

En el peronismo provincial la claridad tampoco alcanza un ciento por ciento.  En medio de delicadas situaciones, Daniel Scioli cree tener el terreno en condiciones para avanzar hacia su reelección.  Apunta, en ese sentido, que para el año que viene su candidatura sea una realidad consumada como producto de una lógica decantación. En lo posible, sin desgastes propios de una contienda primaria.

 

Tras algunas semanas en las que soñó con ser el delfín nacional, hechos tan impensados e imprevistos lo colocaron nuevamente en la escena provincial. Su imagen no sufrió al parecer tanto esmerilamiento como otros compañeros del Frente para la Victoria, y la idea fuerza de un plebiscito asoma en su entorno más íntimo.

 

Sin embargo, algunas sorpresas puede depararle el destino. En ese sentido, ha sido muy fuerte el gesto que durante esta semana tuvo Néstor Kirchner para con el líder de la CGT, Hugo Moyano, quien, como se sabe, también añora seguir los pasos de Andrés Framini, como el primer sindicalista en abrazar la condición de gobernador del primer Estado argentino.

 

La visita del diputado nacional al ámbito sindical y su ausencia en un cónclave de gobernadores para tratar el tema de la coparticipación desplegó un abanico de decenas de comentarios, entre los cuales se destacaba una eventual habilitación para competir en internas.

 

Moyano alardeó el año pasado con esa posibilidad. Hubo plenarios en distintos distritos bonaerenses, donde se habló algo más que de escuela sindical: avanzar desde un esquema mínimo de recuperar la fortaleza de la rama gremial dentro del partido hasta la garantía de esa fortaleza mediante la conquista del poder mismo.

 

La situación de conocimiento público por la cual está afectada la conducción formal del justicialismo bonaerense tal vez le impida avanzar aún más en ese objetivo. Su condición de vicepresidente de este partido asociada a sus ambiciones políticas abre diversos debates internos, algunos con suspicacias.

 

En el justicialismo provincial aseguran que tanto Moyano y Scioli tienen motivos para presionar hacia el matrimonio Kirchner para recibir el espaldarazo exclusivo. El primero, por el apoyo y la paz social que le garantiza en su conducción de la central obrera. El segundo, por su lealtad aún en tiempos de tentaciones para despegarse y hacer camino propio.

 

Al día de hoy, quienes suelen dar cuenta de sus conocimientos de kirchnerismo señalan que ninguno de los dos posee ese aval exclusivo para competir, razón por la cual se incrementa la posibilidad de resolución democrática mediante internas.

 

Esto es, si finalmente Moyano, tras hacer sus cálculos y previsiones, decide finalmente lanzarse a la arena partidaria.

 

Por su parte, Scioli está muy seguro de que será finalmente el "elegido" y de que no habrá necesidad de compulsa alguna. Aunque está latente, tal vez, la opción de negociar espacios en el poder provincial o en la conformación de listas.

 

En los últimos días pudo celebrar la aprobación de las últimas reformas al Código Procesal Penal, tras un proceso que le llevó aproximadamente seis meses entre estudios y diálogo con la oposición.

 

En tanto, desde la vereda de enfrente al oficialismo se encontraron con sorpresas esta última semana. Fue cuando un senador opositor se enteró que, a más tardar, este martes se iba a discutir el código de faltas provincial por sugerencia del presidente provisional de la Cámara Alta, Federico Scarabino.

 

"Esto no fue lo convenido, habíamos pedido más tiempo y nos íbamos a poner de acuerdo en algunos términos del debate" reaccionó, sugiriendo que iba a promover una prórroga basada en acuerdos preexistentes.

 

Los temas legislativos, por el momento, se incorporan tibiamente a la agenda política y no le generan mayores sobresaltos  a Scioli. 

 

También es cierto que nadie desgasta energías a más de un año y medio de las elecciones, salvo sorpresas de último momento. Todos se están organizando internamente para salir de la mejor manera con su mensaje a la sociedad.

 

Y debe señalarse también como ventaja comparativa de los bonaerenses que aún no ha bajado, por decantación, el estrépito político y mediático, entre oficialismo y oposición, que por ahora genera importantes grietas en el escenario nacional.

 

Fuente: Agencia NOVA

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