LA
PLATA, Septiembre 23 (www.RojasCiudad.net)
En el país los adolescentes y jóvenes mueren, en la mayor parte de los casos,
por accidentes y por suicidios. Según datos del ministerio de Salud de la
Nación, de las 6.573 muertes de adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años que
se producen anualmente, casi mil son por suicidio. Asimismo, las drogas y el
alcohol suelen acompañar en el camino de la autodestrucción.
Frente
a estos datos, el ministerio de Salud de la Provincia decidió crear un Programa
de Abordaje Integral del Suicidio que se
puso en marcha la semana pasada, con una primera jornada para docentes y equipos de salud que se realizó en el museo
“17 de Octubre” de San Vicente. “La idea es que los educadores observen y
capten rápidamente a los chicos en riesgo, sepan identificar las posibles causas,
convoquen a las familias y ofrezcan herramientas de ayuda”, precisó el
ministro, Alejandro Collia.
El
Programa de Abordaje Integral del Suicidio tiene tres ejes de intervención: la
Prevención , la Asistencia y el manejo de la Postvención (consecuencias entre
familiares y allegados) del suicidio.
A
nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año
se cometen un millón de suicidios. Esto significa una muerte cada 40 segundos.
Y al igual que ocurre en el país, el suicidio se encuentra entre las tres
primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años, y es la
segunda causa de muerte en la población de 15 a 24 años.
“No
es nada fácil hablar de las causas, el suicidio es multicausal y sumamente
particular; pero hemos podido observar un peso notable del suicidio en jóvenes
adictos al alcohol, la cocaína y la pasta base”, precisó el Director de Salud
Mental de la cartera sanitaria provincial, Aníbal Areco.
Las
últimas estadísticas del ministerio de Salud de la Nación (2012) hablan de 968
suicidios en adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años. Los expertos en salud
mental se animan a estimar que por cada caso consumado hay entre 20 y 30 intentos.
“En
la población general, casi el 95 por ciento de los suicidios se asocian a
enfermedades psiquiátricas: en primer lugar la depresión, seguida por los
trastornos de ansiedad severos, el
trastorno bipolar y, en cuarto lugar, las adicciones; esta última es muy frecuente
en jóvenes”, explicó Areco.
Los
especialistas coinciden en que la dependencia de sustancias, ya sea del alcohol
como de drogas de abuso, aumenta hasta cinco veces el riesgo de suicidio. En
ese sentido, Areco recordó que la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones
ofrece una línea gratuita para brindar asesoramiento a las familias o afectados
por una adicción. El teléfono es el 0800-222-5462 y asiste las 24 horas los 365
días del año.
En
la Jornada organizada por la Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones con
docentes y profesionales del Hospital y el CPA de San Vicente participaron
Héctor Basile, referente nacional en prevención del suicidio; Juan José
Fernández y el padre Jorge Beigbeder, sacerdote de la parroquia Nuestra Señora
del Valle de Ezeiza, quien asumió un compromiso personal con los desesperanzados.
Él mismo se encarga de difundir su teléfono, en el que brinda asesoramiento y
“ayuda espiritual” a quienes piensan en suicidarse. El número es el (011)
4245-3333 y está habilitado desde las 22 hasta las 6 de la mañana los 365 días
del año, sin feriados. También habilitó un celular de ayuda espiritual las 24
horas: (011) 15-5636-3474, destinado a personas en situación de crisis que
necesitan ser escuchadas y derivadas a algún centro de salud.
¿Se puede prevenir?
Si
la familia, los amigos y la escuela aprenden a captar las situaciones críticas
y realizan intervenciones oportunas, es posible prevenir la tragedia. Un
adolescente está en plena definición de su identidad, si a eso se suma un
consumo problemático de drogas o alcohol, habrá que encender las alarmas,
contener y orientar.
“En
estados de intoxicación aguda, el efecto de las sustancias colaboran porque
eliminan o reducen los mecanismos psicológicos de control y autopreservación y
liberan la impulsividad autoagresiva”, explicó Areco. También, hay mayor
vulnerabilidad en estados de abstinencia por cocaína o alcohol “porque después
de la euforia que proporciona la droga viene el bajón, un estado depresivo que
puede empujar hacia el suicidio”.
A
modo de recomendación para captar a tiempo la vulnerabilidad en adolescentes,
los especialistas en salud mental recomendaron a los docentes que cuando
observen un cuadro de profundo retraimiento, cambios de conducta,
automutilaciones, cambios repentinos de grupo de pertenencia, integración de
tribus urbanas con tendencia a la
autoflagelación, consumo problemático de alcohol o drogas, es clave convocar a
la familia, dar intervención al gabinete psicopedagógico e iniciar un
tratamiento.
En
cuanto al género, Areco señaló que son los hombres los que consuman más suicidios. Sin embargo, por los métodos
utilizados, son más las mujeres que lo intentan. Solo que como ellas suelen
apelar a pastillas, muchas veces sobreviven porque son rescatadas a tiempo o
porque no llegan a ingerir el tipo o la cantidad de droga que resulta letal.
En
cualquier caso, Areco advirtió que, contrariamente a lo que se cree, la persona
que amenaza con suicidarse suele hacer el intento. “No hay que minimizar las
advertencias, ni los dichos al pasar, porque por lo general dan cuenta de algo
que se está pensando, elaborando y que probablemente se convierta en un acto”.
También
aclaró que, muchas veces, el suicidio se consuma en una fase de mejoría, cuando
la persona tiene la energía y la voluntad para convertir sus pensamientos
desesperados en una acción autodestructiva. No obstante, una persona que alguna
vez haya tratado de suicidarse no tiene por qué estar necesariamente siempre en
riesgo. Los pensamientos suicidas pueden reaparecer, y es muy importante que su
entorno familiar o social estén atentos para escuchar, acompañar y realizar una
consulta a tiempo. (www.RojasCiudad.net)