Este episodio sucedió el pasado jueves 8 de marzo a media mañana, en pleno centro de nuestra ciudad, en la zona de Avenida 25 de Mayo y Alvear. 

La propietaria del flamante automóvil lo estacionó correctamente, colocó la boleta del estacionamiento medido y bajó a una de las confiterías de la zona a tomar un café con sus amistades, compartiendo la alegría de esta adquisición. 

Pero este estado de ánimo le duro pocos minutos, ya que dos inspectores de tránsito que pasaban por el lugar, comenzaron a labrarle un acta de infracción por no poseer la patente colocada. Cuando la señora se acercó, estos funcionarios públicos le informaron que no solo le harían la multa, sino que se lo secuestrarían. 

Inútiles fueron las explicaciones sobre que recién lo habían retirado de la agencia de automotores Cela, autorizados para circular mientras al día siguiente finalizaba el trámite de patentamiento en el Registro del Automotor; como así tampoco el compromiso de llevar el auto al domicilio y que permaneciera depositado allí, todo esto con la debida multa que iban a abonar ese mismo día o el siguiente. 

Todas estas discusiones transcurrieron a la vista de numerosos vecinos que a esa hora transitan la zona céntrica, quienes observaron como a los dos inspectores de un principio del procedimiento se les agregaron otros dos. Por lo cual luego de casi dos horas, finalmente trasladaron el automóvil a la sede de este organismo en el ex cuartel de Bomberos, contiguo a la Comisaria, donde permaneció hasta el viernes al mediodía en que fue devuelto a sus propietarios. 

Más allá de la falta de tránsito que supone no tener la patente colocada, por el contexto en que se da este evento, quizás faltó sensatez y sobró intransigencia, puesto que mientras estaban ocupados en tan trivial operativo, en la ciudad se producían accidentes de motos con menores involucrados, afortunadamente en la mayoría de ellos sin ningún herido, salvo el que se accidentó en calle Melian contra una columna del alumbrado y que permanece internado en Junín. 

Parece fuera de toda lógica desplegar un procedimiento de tal magnitud para una falta de tránsito de menor importancia frente a las que ocurren a diario que implican riesgo de vida para conductores y transeúntes.  

Las implicancias de este hecho provocaron el malestar del propio Intendente Municipal, quien así lo hizo saber por intermedio de su secretaria, por lo cual se podría aseverar que como se dice popularmente, existen funcionarios que son más “papistas que el papa”.