Una revista que publica toda clase de test psicológicos y estudios sobre problemas emocionales, dice en su propaganda a los lectores en perspectiva: “Es posible que te revelemos acerca de tu personalidad más de lo que quieres saber”.
Este título llamativo tiene el propósito de aumentar las ventas de la revista creando una curiosidad por leer en contenido y profundizar los niveles inconscientes de la mente. Pero al mismo tiempo, la insinuación de esa propaganda es que hay – en todo ser humano – un temor consciente o inconsciente de que si se investiga más hondo en su naturaleza, se encontrarán cosas muy desagradables, y por lo tanto es mejor no tocar ciertos temas. Se da por sentado que si nosotros supiéramos más de nuestro propio carácter, no resultaríamos tan “buenitos” como creemos ser.
Un film muy elogiado y comentado, trata la violencia asesina generada en un colegio privado de categoría y cómo terminó con la muerte de una cantidad de personas. Un gran porcentaje del público que vio la película reaccionó negativamente porque no esperaba ver ese aspecto del ser humano. Parecido fue la obra teatral “Las moscas”. Un grupo de muchachos escolares, durante una excursión marítima, sufrió un naufragio en un lugar aislado. Aunque todos se salvaron, lo que pasó durante los días mientras esperaban ser rescatados, resultó espantoso.
Empezaron bien como personas civilizadas, organizándose para conservar el orden y la vida. Sin embargo, en poco tiempo formaron dos bandos, pelearon entre sí y al final hicieron uso de la violencia llegando al asesinato. En estas obras los autores hacen lo posible por comunicar una terrible verdad: el hombre (o el niño) más inocente, tiene dentro de sí la posibilidad espantosa de proceder con el odio y la destrucción del prójimo. Pero estos autores cuentan sólo una parte de la verdad. En realidad, lo que encontramos en el ser humano depende de la profundidad en que buscamos. Si cavamos en la tierra cerca de una ciudad grande, podemos desenterrar mucha basura, escombros y huesos en varias etapas de descomposición, y hasta la evidencia de algunos crímenes de los años pasados. Pero si seguimos cavando más hondo, es posible que lleguemos a materiales de mayor valor, como minerales de hierro, cobre, uranio y oro. ¡Así es con la naturaleza humana! Puede ser que inmediatamente debajo de la superficie, cuando se quita la “capa exterior”, se halle crueldad, violencia y perversión. Y si dejamos de investigar por temor a encontrar cosas peores, quizás permanezcamos con la idea de que la humanidad está totalmente perdida y sin esperanza. Pero si en cambio buscamos hasta el fondo, pondremos al descubrimiento un cuadro positivo y lleno de esperanza. Lo malo, por más real que sea, es nada más que una capa de hostilidad e inseguridad creada artificialmente por algo que aconteció al principio. Dios creó al hombre y la mujer a su imagen y semejanza, con una naturaleza espiritual y con maravillosos poderes sobre la creación. Sin embargo, una fuerza negativa entró en acción y puso en marcha una cadena de fuerzas destructivas. Este hombre tiene todavía su estructura original, pero su manera de ver su mundo está torcida, y sus poderes especiales están anulados. El cuadro sería bastante oscuro sino fuera por dos hechos importantes.
Primero, el ser humano corrompido, a pesar de su situación desgraciada, tiene todavía suficiente libertad de acción (que se llama “libre albedrío”) como para dar un pequeño paso hacia Dios. Segundo, Dios asu vez ha diseñado todo un plan completo para convencer al hombre de quelo ama y que lo puede restaurar a un estado de permanente felicidad. Este plan es el Evangelio y significa que Jesucristo vino a salvar a la humanidad, no en masa por la fuerza, sino uno por uno según la voluntad del individuo. Muchos ya han aceptado este plan y han sido salvados de la esclavitud de esa fuerza negativa, que se llama en términos teológicos “pecado”. ¿Lo ha aceptado usted? ¡Vivamos una vida al 100%!
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