Te fuiste este domingo a la madrugada, y en paz con Dios, como me dijiste hace unas semanas en el Hogar de Ancianos, donde estabas alojada desde que te enfermaste.
Mujer, luchadora, alegre y triste a la vez, pasabas de la risa al llanto en cuestión de segundos, porque nadie como vos supo de sufrimientos en cuerpo y alma, y el amor que me diste como sobrino me va a acompañar hasta el final de mis días.
Yo tuve mis primeros juguetes gracias a vos. Mi ropa nueva. Mis discos de Soda Stéreo y Charly García gracias a vos. Una segunda madre gracias a vos. Tu cariño incondicional, y tu presencia. Todo eso y cosas que no se pueden expresar con palabras, gracias a vos.
Esposa de Julio Soria, mamá de Emiliano (Angel al cielo) hermana de mi madre Alicia (fallecida), de Esther, Carlos, y Alberto González, no me alcanzan las palabras para despedirme de vos. Es simplemente, hasta pronto.
Dale saludos a los abuelos Soledad y Perfecto, a mi madre Alicia, a tu hijo Emiliano, y a todos los Santos que te acompañan a partir de ahora. Gracias por tanto, querida tía Elsa González, perdón por darte tan poco.
Tu sobrino Mario Casalongue