Se trata de Sebastián Daniel Blanco, que con sus 27 años y a pesar del mal que lo arrinconaba, todos los días enfrentaba esta situación con una sonrisa, según cuentan sus seres queridos.
Muy apreciado y reconocido en todos los ámbitos en los que se desempeñaba, amante del deporte y en especial del automovilismo, con una gran cantidad de afectos familiares y de amistades que estuvieron siempre a su lado.
Cuando se dan hechos como este, la sociedad debe tomar nota de lo efímero de la vida y por lo tanto tratarnos bien entre nosotros, disfrutar cada momento con nuestros hijos, nuestros padres y poder estar en paz con nosotros mismos.
Nuestros respetos a su familia, su pareja y sus amigos. Si bien no hay palabras que puedan expresar el dolor de estos momentos, sentimos la necesidad de hacer un alto en la actividad diaria e intentar honrar a estos jóvenes ángeles que estarán por siempre en el cielo de nuestra comunidad.