Por el tenor de los reclamos bien podríamos titular la nota, en “los oídos de los vecinos”, pero el tema no da espacio para ironías.

Se trata de una cuestión que parece no tener una solución visible, donde se cruzan los derechos de los vecinos de descansar y, de los que buscan disfrutar de un momento de diversión en nuestra ciudad.

Los habitantes de la zona denuncian el alto volumen de la música, cuya amplificación, según dicen, llega a provocar que se disparen las alarmas de los vehículos estacionados, además de repetirse algunos disturbios alrededor de las 5.30, horario de salida. Recordemos que en uno de los últimos episodios, hacia fines del mes de julio es este año, se produjo una gresca de proporciones, con la agresión, incluso, de una agente de la policía comunal.

En estos días las quejas vecinales abarcaron no solo la madrugada de los sábados y domingos, sino además la del viernes, ya que los jueves el local en cuestión también suele funcionar.

Su ubicación en Tormey y Helguera, abarca un amplio sector hacia Fuerte Federación y hacia las calles Paso, Sarmiento, Frías, Mármol, Castelli, en cuanto al alcance del volumen de la música que indican los vecinos.

Es una situación que deben resolver las autoridades, haciendo cumplir las normas y, en lo posible con sensatez, generar encuentros donde se pueda llegar a una solución que contemple los derechos de todas las partes.

Derechos de unos, derechos de otros, derechos de todos.